Las cifras sobre pobreza que Sánchez olvida en su discurso triunfalista

Algunas buenas cifras macro son compatibles con la percepción de que el español medio lo pasa muy mal para llegar a fin de mes.

Pedro Sánchez se siente cómodo en el terreno económico. Al menos en este final de 2024, en el que el presidente exhibe los grandes números macro como prueba de las bondades de su gestión.

Este lunes, por ejemplo, en la rueda de prensa de balance del año, Sánchez ha vuelto a sacar a relucir las cifras de creación de empleo o crecimiento (absoluto, no per cápita) de la economía española: a años luz, asegura, del resto de nuestros socios de la Eurozona.

Es cierto que, mirando el pésimo desempeño de alemanes o franceses, cualquier cosa que se les ponga enfrente parece un milagro. Pero si uno echa un vistazo al acumulado 2019-2024 en España, no hay demasiado para tirar cohetes. En cualquier caso, lo que sí es evidente es que algunas buenas cifras macro son compatibles con la percepción de que el español medio lo pasa muy mal para llegar a fin de mes. Especialmente aquellos que están en los percentiles de renta más bajos. En ese punto, que se supone que es la máxima prioridad para el Gobierno, hay muy poco de lo que alegrarse.

Así, la semana pasada Eurostat publicaba un artículo sobre pobreza en las diferentes regiones de la UE. Las cifras están tomadas de su estudio general sobre pobreza y privación material severa en el Viejo Continente. En el caso de España, tanto las imágenes (nuestro país aparece en los mapas con colores similares a los de países del este de Europa que habríamos imaginado mucho más pobres) como los datos son dramáticos. No es extraño que Sánchez los ignorara en su triunfalista discurso; sí lo es más que los medios españoles, que tan preocupados se decían por estos temas en el período 2012-15, apenas los hayan mencionado:

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La primera imagen recoge el primer y principal gráfico del informe. Los países aparecen ordenados en función del porcentaje de sus habitantes “en riesgo de pobreza y exclusión social” y de su edad. El primero (o último, según se mire) en esta desgraciada lista es Rumanía y junto a este país, Bulgaria. En los dos casos, hablamos de entre un 25% y un 40% de riesgo de pobreza para los tres grandes grupos de población que se recogen en el estudio: menores de 18, adultos (entre 18 y 65) y jubilados (más de 65 años).

¿Y qué país aparece junto a Bulgaria y Rumanía, en tercer lugar de la lista, por encima -en niveles de pobreza, riesgo de pobreza o exclusión social- de Grecia, Lituania o Letonia? Pues sí, España-ES. Somos medalla de bronce en la UE en este punto. Puede que nos parezca sorprendente: porque los españoles pensamos que somos mucho más ricos que portugueses, chipriotas, croatas o eslovacos. Y lo somos, de media, pero no en las estadísticas de pobreza.

Privaciones

En el pasado, en Libre Mercado ya hemos comentado que el nombre “pobreza” no refleja de forma fiel la realidad que hay detrás. Es decir, no es cierto que sean pobres el 35% de los españoles menores de 18 años; el 26% de los adultos (16-65 años); y el 21% de los jubilados. Al decir que no son pobres lo que queremos decir es que no son personas sin ingresos, que apenas tienen capacidad para afrontar los gastos más imprescindibles o que viven al límite de la indigencia. El PSOE de Pedro Sánchez usó mucho la demagogia en sus tiempos en la oposición, pero no haremos lo mismo.

Pero que no sean pobres en el sentido clásico de la palabra no quiere decir que no tengan problemas. Los tienen y muchos. Especialmente los más jóvenes.

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Porque esto es lo segundo que llama la atención. Las pésimas cifras de los menores de 18 años. Esos son los que peor lo están pasando en España.

En el primer gráfico veíamos que somos el segundo país de la UE con el porcentaje más elevado de menores de edad en riesgo de pobreza o riesgo de carencia material severa. De hecho, en Eurostat se destaca que ningún otro país muestra tal diferencia negativa entre los tres grupos de edad (es decir, que en ningún otro país los menores de 18 tienen tanta diferencia, a peor, frente a los adultos y ancianos en porcentaje de pobreza).

En el segundo gráfico, lo que tenemos es el porcentaje de personas con privación material severa. Aquí ya no hablamos de pobreza en términos relativos (en relación a un salario medio o mediano), sino de carencias materiales concretas. Eurostat establece una serie de indicadores (13 en total) y clasifica a cada familia como pertenecientes a este grupo si falla en 7 de los 13. Hablamos de necesidades básicas para el hogar (tales como la capacidad para pagar gastos imprevistos o mantener la vivienda bien calentada) y para la persona (poder pagarse un rato de ocio cada semana o tener una línea de internet).

Pues bien, España-ES es el quinto país en la lista europea en carencia material severa. Algo mejor, aunque no demasiado, que el tercer puesto en la estadística de riesgo de pobreza. Y con cifras para los menores que vuelven a ser dramáticas. No hay más que ver el segundo gráfico. El 9% de los habitantes de nuestro país declara estar en situación de privación material severa: puede no parecer mucho, pero es una barbaridad. Hablamos de bienes o servicios básicos a los que no puede acceder (capacidad para comprar carne o pescado cada dos días, línea de internet, una semana de vacaciones al año, reemplazar mobiliario estropeado, comprar ropa nueva cuando la vieja se estropea, salir a comer o cenar con amigos una vez al mes…).

Pues bien, en España casi una de cada diez personas dice que no puede afrontar siete bienes de los 13 que componen esta lista básica. Y en el caso de menores de 18 años, esa cifra sube al 12,3%.

¿Más pobres?

Por qué es tan relevante todo esto. Por varios motivos. En primer lugar, porque son datos muy preocupantes y que en general son desconocidos en los países europeos más ricos. Es cierto que España se aleja cada vez más de sus vecinos en las grandes métricas de renta per cápita: no hablamos de este año o del próximo trimestre, sino de una tendencia de largo plazo. Cada vez estamos más lejos de los que mejor lo hacen en la UE. Pues bien, siendo esto cierto, todavía lo estamos haciendo peor en las métricas de pobreza-privaciones.

Pero, además, porque es muy extraño que esto pase en un país que crece. Frente al discurso del Gobierno, llama mucho la atención que ni siquiera en un momento de crecimiento del PIB y cierta creación de empleo (con matices y muchas dudas sobre la estadística) los indicadores de pobreza y privación material sean tan malos. La tesis oficial de Sánchez es que los españoles no están siendo conscientes de lo bien que va la economía, quizás por los bulos de los medios. Debería echar un vistazo a estos datos y a lo que hay tras ellos (sobre todo, ingresos nominales que no han mantenido el ritmo de la inflación y problemas de acceso a la vivienda por su carestía). Su análisis no sería tan triunfalista.

Fuente: Las cifras sobre pobreza que Sánchez olvidó en su discurso triunfalista – Libre Mercado

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