LA SEMANA LABORAL DE 4 DÍAS EN EUROPA: EL CAMINO ESPAÑOL Y EL CAMINO BELGA

Bélgica ha aprobado lo que ya existe en España: la concentración de horas hasta un máximo de 10 al día, pero la diferencia es que, en el caso de Bélgica, la posibilidad de acumular 45 horas una semana en vez de las 38 legales para librar un día más la siguiente queda a discreción exclusiva del trabajador y es la empresa la que tiene que justificar por qué no lo acepta. En España el artículo 41 del ET establece que la concentración de horas debe ser negociada y la jornada semanal puede distribuirse también en cuatro días semanales siempre que cuente con el beneplácito de los sindicatos y los empresarios y si no se pacta nada en el convenio, es potestad del empresario determinar los días que se trabaja, siempre que se respete el calendario de festivos (14 días al año) y el descanso semanal.

 

ESPAÑA: PLAN PILOTO

Fuentes del Ministerio de Industria indican que el proyecto piloto de la semana laboral de 4 días estaba inicialmente previsto que la propuesta se presentase en enero y la aprobación en el primer semestre del año

 

La filosofía de este proyecto es establecer un plan de ayudas a aquellas empresas que quieran, en el marco del diálogo social, aumentar su productividad, disminuir su impacto ambiental y mejorar la salud de sus empleados reduciendo la jornada laboral de sus trabajadores y trabajadoras

 

El Gobierno prevé tener listo en el mes de junio el plan piloto para instaurar la semana laboral de 32 horas o cuatro días para el que se han destinado 10 millones de euros en los presupuestos de 2022, con vistas a extenderlo al menos otro ejercicio más.

 

El borrador plantea ayudas a las empresas que se acojan a él de entre 2.000 y 3.500 euros por trabajador destinadas tanto a compensar los costes extra de las empresas como a acometer las transformaciones necesarias en materia de digitalización. Los trabajadores que formen parte de este proyecto de reducción de jornada, por tanto, mantendrán las mismas retribuciones como si estuviesen a jornada completa.

 

La horquilla alta de 3.500 euros por trabajador sería para las empresas con entre cinco y 20 empleados, mientras que la baja de 2.000 euros sería para las que contasen con entre 51 y 250 trabajadores. En el baremo intermedio se situarían las empresas que empleen entre 21 y 50 trabajadores, que recibirían 3.000 por trabajador que viese reducida su jornada laboral. El porcentaje mínimo de la plantilla que debería formar parte del plan de reducción de jornada para recibir las ayudas también varía según el tamaño. En las que tengan menos de 10 trabajadores, deberán formar parte de este proyecto al menos el 50% de las personas trabajadoras. Un porcentaje que se reduce al 30% en las que cuenten con entre 10 y 50 empleados y del 20% en las de entre 51 y 250.

 

El borrador contempla un importe de ayudas en forma de subvención con cantidades más altas para las empresas con menos trabajadores. El mínimo de empleados para formar parte del plan es de cinco y el máximo de 250. Afectaría exclusivamente a trabajadores con contrato indefinido a tiempo completo. Se  flexibiliza la reducción mínima de la jornada laboral y no tendrá que ser obligatoriamente de 32 horas o cuatro días, sino que según el programa podría llegar hasta las 36 horas semanales.

 

La intención pasa por ensayar el plan piloto en una horquilla de entre 200 y 400 empresas voluntarias de diferentes sectores para comparar sus resultados con otras compañías similares que no hayan reducido jornadas. El número de trabajadores que participarían en el plan se situaría entre 3.000 y 6.000.

 

La duración de este plan piloto para estudiar los beneficios de la reducción de la jornada laboral, tanto en la productividad de la empresa como en el ámbito de la conciliación, se plantea en un mínimo de dos años. Un periodo para evaluar el impacto e intentar escalar el plan a un mayor número de empresas y sectores. De hecho, el principal objetivo pasa por realizar una evaluación continua para estudiar sus efectos. Las propias empresas deberán contar con una comisión de seguimiento del programa que semestralmente, al menos, deberá revisar la información sobre la evolución del programa, así como colaborar con el Ministerio de Industria en su evaluación y seguimiento. En función de si la productividad va o no en aumento, estas ayudas financieras podrán ir reduciéndose paulatinamente.

 

 

 

 

BÉLGICA: CONCENTRACIÓN DE JORNADA PERO SIN REDUCCIÓN HORARIA

Los partidos que integran la coalición gobernante en Bélgica han pactado llevar adelante una reforma laboral que tiene como medida más llamativa la concentración en cuatro días de la jornada semanal de trabajo, que afrontará ahora el trámite parlamentario, busca una mejor conciliación de la vida laboral y familiar, y da la posibilidad de que el empleado opte por trabajar cuatro días a la semana sin que esto suponga una reducción de las horas que se trabajan semanalmente.

 

Otra de las opciones que el asalariado tendrá a su disposición es la de trabajar menos durante una semana y compensarlo con más tiempo en la siguiente. Tanto en un caso como en otro, la reforma convertirá estas opciones en un derecho del trabajador que, si quiere ejercer, deberá solicitar al empresario.

El Gobierno de Bélgica ha aprobado una reforma para modernizar y flexibilizar el mercado laboral y que, entre otras medidas, permitirá concentrar las horas de la semana laboral de cinco a cuatro días, que busca establecer una “economía más sostenible, innovadora y digital”, todo ello con el objetivo de que la tasa de empleo en el país llegue al 80% en 2030, desde el 71% actual.

 

La particularidad de esta propuesta es que las horas trabajadas a lo largo de la semana no se verán afectadas, y  los empleados podrán reducir un día de trabajo siempre que aumentan el número de horas diarias. La condición para acogerse a esta flexibilización será trabajar un máximo de 9,5 horas diarias, que podrán ampliarse a 10 horas previo acuerdo entre empresa y sindicatos. Asimismo, todos los empleados que así lo deseen tendrán la posibilidad de trabajar más horas durante una semana para compensarlo con menos horas de trabajo la siguiente, siendo siempre el propio trabajador quien solicite esta fórmula.

 

Adicionalmente la reforma laboral aprueba una batería de medidas orientadas a mejorar la calidad de vida de los trabajadores:

 

  • Los asalariados con horarios variables deberán tener previsión de sus jornadas con un mínimo de siete días de antelación.
  • Las empresas de más de 20 empleados deberán ofrecer a sus plantillas el derecho a la desconexión una vez concluyan su jornada.
  • Se facilitara -con la férrea oposición del partido socialista belga- el trabajo nocturno para el sector del comercio electrónico y el delivery, dado que, en la actualidad, las empresas deben pagar una tarifa nocturna por el trabajo realizado después de las 8 de la tarde

 

La nueva legislación laboral en Bélgica ha generado opiniones encontradas en nuestro país, con la aprobación de la reforma de Yolanda Díaz aún reciente. Los sindicatos de clase criticaron esta reforma alegando que la “asignatura” debe ser la reducción real de la jornada de trabajo y no concentrar las horas de cinco días en cuatro. En la misma línea se ha posicionado el líder de Más País, Íñigo Errejón, que argumenta que “trabajar 10 horas diarias para librar un día es un atentado a la conciliación y a la calidad de vida”. Han ido por el camino contrario”, sentenciaba el político, conocido por defender una jornada laboral de 32 horas semanales repartidas en 4 días.

 

En España, la jornada se mide en horas de trabajo al año y se acuerda en la negociación colectiva, es decir, en los convenios, que en 2021 incluyeron un tiempo medio anual 1.730 horas. Estas pueden distribuirse como acuerden los sindicatos y los empresarios (en cuatro días semanales, también), aunque si el convenio no dice nada al respecto es potestad del empresario determinar los días que se trabaja.

 

La diferencia entre el acuerdo belga y las propuestas lanzadas en España es que la primera no supone rebaja de jornada y la que se plantea en España, liderada por el partido que dirige Íñigo Errejón, y que está tratando de impulsar mediante proyectos pilotos, sí que implica una reducción de horas laborales.

 

La reforma implementada en Bélgica favorece que los propios trabajadores escojan de qué manera organizar sus horas de trabajo a lo largo de la semana, ayudando así a la conciliación sin mermar la productividad y pretende demostrar que es posible la flexibilización del sistema sin la imposición de un modelo único y rígido para todos los trabajadores.

 

 

 

 

FRANCIA: UN DEBATE ABIERTO

La semana laboral básica en Francia es de 35 horas, si bien reducirla a cuatro días semanales es posible con un acuerdo de empresa firmado por los sindicatos, aunque está lejos de recibir un apoyo unánime. Candidatos de izquierdas proponen la semana laboral de 32 horas. El Parlamento aprobó el año pasado una reforma laboral que en teoría permite una reducción de la semana a cuatro días, pero sin recortar las 40 horas obligatorias.

 

Si el empresario y el trabajador llegan a un acuerdo, es posible trabajar diez horas diarias, y o bien trabajar un día menos o recuperar las horas de más en otro momento.

 

REINO UNIDO: PROGRAMA PILOTO

Un proyecto de ley extendió las horas extraordinarias anuales permitidas, a unas 150 frente a las entre 90 y 120 que regían anteriormente dependiendo del sector. Más de 30 empresas británicas comenzarán en junio un programa piloto de 6 meses en el que sus empleados trabajarán 32 horas semanales repartidas en cuatro jornadas. La prueba está impulsada por la rama británica de la campaña internacional “Semana de 4 Días”, que tratarán de comprobar si los empleados pueden ofrecer una productividad cercana al 100 % utilizando un 80 % del tiempo. La legislación británica establece una jornada laboral máxima de 48 horas semanales, que se calcula a partir de la media de horas trabajadas durante 17 semanas.

 

En IRLANDA, una veintena de compañías se han unido a la campaña “4 Day Week” para instaurar durante 6 meses un régimen de trabajo semanal con horario reducido que no implique una rebaja del salario.  De momento, el Gobierno irlandés no tiene planes para concentrar por ley la semana laboral en cuatro días.

 

SUECIA también intentó la semana laboral de cuatro días, pero la experiencia apenas duró 23 meses, debido al rechazo frontal de las fuerzas de la oposición, que manifestaron que se trataba de una iniciativa que sólo se aplicaba a organismos gubernamentales y que ello suponía un desperdicio de recursos.

 

En GRECIA existe también desde hace un año la posibilidad de concentrar el tiempo de trabajo en cuatro días siempre que se cumplan las 40 horas semanales obligatorias.

 

ISLANDIA probó en 2015 y 2019 la semana laboral de 35 horas con mantenimiento de salarios. El proyecto se saldó con un mantenimiento de la productividad y una mejora en el nivel de satisfacción de los trabajadores. Estas experiencias se vieron acompañadas por un mayor empleo de herramientas tecnológicas por parte de las empresas y una limitación de tiempo en reuniones internas.

 

En PORTUGAL la semana de cuatro días ha sido una de las promesas electorales del partido socialista, vencedor de las últimas elecciones parlamentarias hace menos de un mes.

 

En FINLANDIA se 1996 aprobó una ley que otorga a los empleados el derecho a un horario flexible que les permite entrar y salir del trabajo con hasta tres horas de margen arriba o abajo para atender sus gustos o necesidades. Ahora, su primera ministra, Sanna Marin, aboga que “Una semana de cuatro días, una jornada de seis horas. ¿En serio las ocho horas son la verdad definitiva? Creo que la gente merece pasar más tiempo con sus familias, sus seres queridos, sus aficiones y otros aspectos de la vida, como la cultura”, pero lo cierto es que aún no se ha legislado nada al respecto.

 

EVOLUCIÓN DE LA JORNADA LABORAL

Durante la revolución industrial en Gran Bretaña y otros países la semana laboral alcanzó los 7 días sin descanso alguno con jornadas de 14 horas. El primer paso para la reducción de la semana de 6 días fue, en los países occidentales, con la implantación del fin de semana inglés que unía la tarde del sábado al domingo (1 día y medio de descanso).

 

A principios del siglo XX comienza la reivindicación de 8-8-8 (ocho horas de trabajo, ocho horas de ocio y ocho horas de sueño) que no se alcanzará de manera efectiva y generalizada hasta la década de 1970 a 1980. Se pasó de semanas laborales de más de 60 horas semanales a semanas de 48 horas semanales (seis días con jornada de ocho horas) y a 40 horas semanales (5 días con jornadas de 8 horas).

 

La extensión de una sociedad de consumo que requiere tiempo para las compras y ocio ha generalizado en buena medida y en todo el mundo la semana laboral de 5 días; de lunes a viernes en los países de tradición cristiana y judía (fin de semana el sábado y domingo); de domingo a jueves en la mayoría de países musulmanes (fin de semana el viernes y sábado).

 

Desde la década de 1980, a pesar del aumento de la productividad y el incremento del desempleo la jornada laboral se ha mantenido sin cambios generalizados.

AQUÍ PUEDES DESCARGARTE LA FICHA COMPLETA

Descarga la ficha en PDF

 

Deja un comentario