La última reforma introduce mecanismos de expolio intergeneracional que rompen el modelo de reparto y aboga por seguir subiendo la edad de jubilación
El sistema de pensiones es insostenible. Está quebrado, pero nadie lo quiere decir. Nuestro sistema de pensiones es de reparto y eso quiere decir que las generaciones de trabajadores actuales pagan las pensiones de las generaciones de trabajadores anteriores.
Es un contrato entre generaciones que con la última reforma se ha roto porque las últimas modificaciones introducidas representan mecanismos de expolio intergeneracional. Las generaciones actuales de trabajadores van a pagar, pero no van a recibir lo mismo en el futuro. Eso quiebra el mecanismo de sistema de reparto.
Las cifras evidencian que el sistema no puede sostenerse a futuro. Ahora hay 2,2 trabajadores por cada jubilado y en 2050 serán 1,35. El saldo de la Seguridad Social, es decir, la diferencia entre las contribuciones de los trabajadores y las pensiones que se han pagado, es de un déficit de 8.211 millones de euros pero cada año los Presupuestos Generales del Estado inyectan una media de 40.000 millones de euros a la Seguridad Social.
Por muchos “trucos” como el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) o la denominada “cuota de solidaridad”, que suben los ingresos por cotizaciones del sistema pero no devengan futuras prestaciones, los números no mejorarán pues la Seguridad Social necesitaría 3,8 millones de cotizantes más para no recurrir a la financiación estatal. Además en el futuro el escenario empeorará por el envejecimiento de la población pues se espera que en 2030 la población activa en España pase del 65% al 57% y los no activos se incrementen del 20% al 30%.