La ‘España que dimite’ se impone: el mercado laboral sumó 841.041 renuncias en el primer cuatrimestre

Ocho de cada diez son indefinidos, que crecen un 6% desde el récord de 2023

El fenómeno se centra en empleos de menor duración

El retrato del mercado de trabajo español dibujado por la reforma laboral viene caracterizado por un factor inesperado: un volumen de dimisiones que parece insólito en el país con más parados y menos vacantes de la zona euro. Lo que en un principio se consideró un efecto colateral del repunte de la contratación indefinida que se corregiría en cuanto empresas y trabajadores asumieran las nuevas reglas del juego, se ha acabado imponiendo como una ‘nueva normalidad’ que ya suma 841.041 renuncias en lo que va de 2024.

Las cifras acumuladas de bajas de afiliación por dimisión en el primer cuatrimestre (hasta donde llegan los datos disponibles de Seguridad Social) superan en un 3,66% las anotadas en el mismo periodo de 2023, un año que cerró con un récord de 2,8 millones de renuncias. Pero la evolución agregada esconde grandes diferencias entre los tipos de asalariados. Las renuncias de eventuales descienden un 4,4% interanual, hasta las 172.780 (su mínimo histórico) y suponen un 20,4% del total.

Pero el 77,4%, 651.380, corresponden a asalariados con un contrato indefinido: han crecido un 5,77% respecto al mismo periodo del año pasado, que finalizó superando el umbral de los dos millones de renuncias de trabajadores fijos.

Existe una tercera categoría, las de ‘otros’ que incluye en su mayoría a trabajadores públicos afiliados al Régimen General cuyo contrato no entra en las categorías convencionales, como algunos funcionarios, interinos y, sobre todo, el personal político de confianza. Sus renuncias se han disparado un 14%, aunque su número es bastante más reducido: solo suponen 16.881, apenas un 2% del total.

 

En cualquier caso, la evolución histórica de los datos muestra un trasvase claro con la nueva ley: las dimisiones han pasado de estar protagonizadas mayoritariamente por temporales a deberse en su mayoría a indefinidos. A primera vista, esto parece tener una explicación clara: hay más trabajadores con contrato fijo. Pero este diagnóstico puede pecar de simplista.

Un giro total en las renuncias

Es innegable que la reforma laboral ha disparado el número de contratos indefinidos que se firman. En términos de afiliación esto se ha traducido en un repunte del 37% en el número de asalariados medios fijos entre abril de 2021 y abril de 2024 (por utilizar el mismo límite temporal al que llegan las bajas por dimisión), mientras que los temporales se han reducido un 45%. Esto se traduce en que los indefinidos han pasado de suponer el 65,2% de los asalariados al 78,52% y los temporales han retrocedido del 29,7% al 12,65. El restante 8% lo aportan la categoría de ‘otros’.

Dicho de otra forma: antes de la reforma los fijos ya eran el tipo mayoritario de empleo. Pero no concentraban la mayoría de las dimisiones: solo llegaban al 39% del total, mientras las de los temporales se elevaban al 57,9%. Esto nos da una de las pautas del comportamiento de las renuncias que la diferencia de países con una tasa de temporalidad más baja: se concentraba en puestos de menor duración y con ‘menos que perder’ por un cambio laboral.

Esto implica que el incremento que venían registrado en los años anteriores a la reforma laboral pasara más desapercibido. No solo porque las cifras eran menores, también lo era su efecto en variables como la demanda de mano de obra o los convenios colectivos: afectaba más a los trabajadores ‘intercambiables’.

Sin embargo, con la reforma laboral esta situación se da la vuelta. El 77,4% de las dimisiones se concentra en los indefinidos y solo un 20,5% en los temporales. Esto equipara la situación con lo que ocurre en otros países y recuerda más a la denominada ‘Gran Renuncia’ que vivió su apogeo coincidiendo con la entrada en vigor de la reforma laboral. La tasa de renuncias sobre afiliados indefinidos, otra métrica utilizada para analizar el impacto de las dimisiones, se ha triplicado, del 0,49% en abril de 2021 al 1,33% en el mismo mes de este año. Es decir, se ha multiplicado por 2,7.

Un misterio por resolver

El aumento de las dimisiones y la intensidad del trasvase entre temporales e indefinidos ha sorprendido al propio Gobierno, que contaba con que la reforma laboral iba a provocar una distorsión en estas métricas debido a los trabajadores iban a tener más opciones que nunca para encontrar empleos de calidad. Pero no hasta este punto.

En este sentido, confiaban en una normalización progresiva de la tendencia tras los picos de 2022 y 2023, según la transformación del mercado laboral desplegara por completo sus efectos. Algo que no está ocurriendo.

Sí se dan síntomas de una estabilización, con un crecimiento menor de las dimisiones, pero las cifras siguen en niveles de récord y nada apunta a un próximo cambio, sobre todo con un incremento interanual de casi el 6% de las dimisiones de indefinidos.

No hay muchos análisis sobre lo que está ocurriendo, ni si realmente es una consecuencia de la reforma laboral o responde a otros factores, ya que tampoco existe demasiada información estadística en España y la UE sobre las dimisiones. Pero los indicios apuntan a que las renuncias no se han generalizado entre los indefinidos.

Los asalariados que llevan más de tres años en el mismo empleo (y no se han visto, por tanto, afectados por la reforma laboral) suponen el 64%, solo dos puntos menos que antes del cambio legal, una variación que se explica por la recuperación del mercado laboral tras la pandemia más que por una oleada de dimisiones.

Lo que sí es cierto, como hemos contado en elEconomista.es, es que la tasa de rotación en España sigue en niveles cercanos a los que había antes de la reforma laboral, pese al retroceso de los empleos temporales. Esto apunta a que el incremento de las dimisiones, junto al de los despidos y las bajas por no superar el periodo de prueba, que también se han disparado, han contrarrestado el menor número de ceses por finalizar un contrato eventual.

Una volatilidad que explica la persistente desproporción entre la creación de empleo y la reducción del paro y que en el caso de las dimisiones sigue concentrada en los trabajadores recién incorporados, y por tanto menos ‘atados’ por la antigüedad en su empresa.

En cualquier caso, en un escenario en el que muchas empresas de sectores intensivo en mano de obra, como la hostelería, pero también otros como la construcción o la tecnología, denuncian problemas para contratar, determinar las causas de este repunte de las dimisiones es clave para instituciones como el Banco de España, que teme un impacto en los salarios que incida en la inflación.

Aunque un nuevo estudio de Fedea cuestiona la tesis de que las dimisiones se deben solo a mejores oportunidades de empleo y mayores salarios. Según los datos de la Muestra Continuos de Vidas Laborales recopilados por el investigador Florentino Felgueroso, solo el 42% de los trabajadores que renuncian empiezan en otro empleo en los dos meses siguientes y un 36% de los que lo consiguen ve empeorar sus salarios con el cambio.

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