El progresivo envejecimiento de la población tendrá consecuencias a nivel global y comprometerá la sostenibilidad del sistema económico y social, como ha demostrado el caso francés —al anuncio de las reformas del Ejecutivo galo le ha seguido un fuerte revuelo—. Sea cual sea la traducción final del plan de Macron, es evidente que Francia, que tiene el segundo gasto en pensiones más alto de la UE—como porcentaje del PIB—, y el resto de países desarrollados necesitan replantearse su esquema de retribuciones a la tercera edad, que además está en continuo aumento.
La urgencia de las reformas no hará sino aumentar con el implacable aumento del ratio pensionistas-trabajadores y el estancamiento de la natalidad, especialmente en aquellos países con jubilaciones de gran duración y pensiones altas como Francia
La causa de la larga duración de las jubilaciones francesas está en una elevada esperanza de vida y en una de las edades de jubilación más tempranas de toda la Unión Europea. Lejos de ser un contratiempo particular, se trata de una disyuntiva global: los años de vida han crecido más rápido que los años de trabajo, dando lugar a un desfase que amenaza con crear grandes diferencias entre los tiempos de retiro y la presión fiscal de los diferentes sistemas de pensiones.
Frente a la larga duración de las jubilaciones en Francia, en Corea del Sur, donde la esperanza de vida es muy alta pero la edad de jubilación muy tardía, el periodo de retiro dura de media solo 12,4 años para los hombres y 15,5 para las mujeres.
En la misma línea se sitúan los casos de Sudáfrica, Colombia, Turquía, México, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Islandia o Chile, naciones que por lo general han apostado por modelos más liberales y donde son los propios trabajadores los que deben ahorrar para sustituir sus ingresos una vez se retiren.
Elevar la edad de jubilación o incrementar el número de años cotizados exigidos para el acceso a la pensión son las principales medidas de las reformas de pensiones que acometen los países europeos y que, como en Francia, buscan la sostenibilidad de este pilar del sistema de bienestar. La mayoría de los países europeos han reformado su sistema de pensiones elevando la edad de jubilación, aunque con diferencias que oscilan, por ejemplo, entre los 67 años de Alemania y los 64 de Francia.
Pensiones medias
Respecto a la pensión media, también hay diferencias por países, desde los 487 euros mensuales de Portugal a los 1.509 euros de Francia, pasando por los 833 euros de Grecia, los 1.079 euros de Alemania, los 1.285 euros de Italia y los casi 1.300 euros de España.
Reformas en curso
-Francia. El gobierno francés acaba de presentar un plan de reforma que prevé elevar la edad mínima de jubilación de forma progresiva desde los actuales 62 años hasta los 64 en 2030, algo que tiene la oposición de la izquierda y la ultraderecha, así como de los sindicatos que llevan días movilizándose.
-España. En España se aprobó en 2021 una reforma del sistema de pensiones con la que vinculó su revalorización con la inflación y que incentivó el retraso en la edad real de jubilación, mediante mayores penalizaciones a las prejubilaciones y mejores incentivos a los que continúen en el mercado laboral más allá de lo legal. No obstante, se encuentra negociando con agentes sociales y grupos políticos para poner en marcha una segunda fase de la reforma que podría elevar el periodo de años requerido para calcular la cuantía de la pensión por encima de los 25 años actuales.
-Alemania. En proceso de retrasar la edad de jubilación de forma gradual, de forma que en 2031 alcance los 67 años con 35 años cotizados. Ello implica que, para los nacidos a partir de 1947, la edad de jubilación se ha ido retrasando desde 2012 en un mes cada año hasta 2023 y, a partir de 2024, se retrasará en dos meses por año para los nacidos a partir de 1959.
-Italia. El Gobierno italiano aprobó en los presupuestos generales para 2023 una pequeña modificación de la llamada ley Fornero, la última reforma del sistema de pensiones introducida en 2011 por el Ejecutivo tecnócrata de Mario Monti por la que para recibir la totalidad de la pensión era necesario sumar la “Cuota 100”, es decir, tener un mínimo de 62 años de edad y 38 años de cotización, algo a lo que solo podían acogerse los que se jubilaran entre 2019 y 2021.
-Portugal. Portugal todavía no está inmerso en una reforma del sistema de pensiones, pero el Gobierno creó en junio de 2022 una comisión para estudiar la sostenibilidad de la Seguridad Social y nuevas formas de financiación, que tendrá que presentar su informe final este año. La edad de jubilación va variando en función de la evolución de la esperanza de vida y está establecida en 66 años y cuatro meses para 2023 y 2024, sin penalización independientemente de los años cotizados.
-Grecia. En noviembre del año pasado, el Parlamento heleno aprobó una pequeña reforma de las pensiones, vinculando su revalorización a indicadores económicos como el PIB, de forma que en enero se elevaron un 7,75 %, el primer aumento después de 12 años de estancamiento y tijeretazos de más del 50 % durante la crisis financiera. La edad para recibir la totalidad de la pensión en Grecia son los 62 años con 40 años de contribución, o los 67 con 15 años.
-Reino Unido. En el Reino Unido, es posible solicitar una pensión estatal al haber cumplido 66 años y haber cotizado al menos durante 10 años. La pensión máxima, de 904 euros al mes, se adjudica a partir de 35 años cotizados. La Ley de Pensiones aprobada en 2014 establece un calendario hasta la década de 2040 que prevé que la edad mínima para solicitarla aumente hasta 67 años entre 2026 y 2028, y hasta 68 años entre 2044 y 2048, si bien esas fechas se revisan cada cinco años.
-Irlanda. Se concede la pensión estatal contributiva tras cumplir los 66 años y después de haber efectuado el suficiente número de pagos a la seguridad social, lo que puede otorgar una pensión máxima de 1.150 euros mensuales.