GUERRA GENERACIONAL PARA PAGAR LA PANDEMIA

Los mayores quieren preservar sus pensiones y los jóvenes se empiezan a resistir

 

Con el miedo en el cuerpo los españoles llevan ya año y medio con una comida en la mesa que el Estado, a cambio de recortar sus libertades y mantenerlos controlados, invita a todo: sube las pensiones de los mayores, aumenta los subsidios sociales, da ayudas por aquí y por allá para evitar el cierre de empresas y hasta paga el 70% de los sueldos, aunque no se produzca nada, como si España fuera una socialdemocracia escandinava.

 

Pero la hora de pagar se acerca peligrosamente. Y los comensales que hasta ahora han disfrutado gratuitamente de los manjares empiezan a mirarse recelosos con el rabillo del ojo a ver quien paga la factura. La fiesta se termina y el reparto de la cuenta no va a ser fácil. En España se está fraguando una guerra generacional. Los jóvenes se sienten las principales víctimas de la pandemia (sus empleos son los que mayoritariamente se han evaporado, los alquileres siguen en su escalada y sus perspectivas de futuro son peores…), pero los abuelos se niegan a que les toquen sus pensiones e incluso que se las revaloricen con el IPC. Y, por otra parte,  quienes aún se encuentran en edad laboral amenazan de vengarse de cualquier Gobierno que les suba los impuestos y ya protestan por la subida de la energía (la electricidad y los combustibles).

 

Y no se trata tan solo de pagar la factura descomunal de la pandemia, que ha disparado la deuda pública a niveles impensables, sino de financiar la mejora de la sanidad y la educación públicas, y de combatir una pobreza severa que ha aumentado hasta el 26,4% de los hogares y el 7% de la población está en situación de carencia material severa.

 

Pedro Sánchez es un vendedor de optimismo, pero tiene un dilema que no se va a resolver solo pues los jubilados son la principal base de votantes del PSOE. Pero los jubilados son contemplados por el resto de generaciones como unos privilegiados, a pesar de que casi el 17% de los jubilados viven por debajo del nivel oficial de pobreza, y la pandemia ha sido una pesadilla en la que, además de no poder ver a sus hijos y nietos y el miedo a contagiarse y morir, se han visto agobiados por la necesidad de recurrir a tecnologías digitales que en muchos casos desconocen para rutinas de la vida diaria, como gestiones bancarias o resolver problemas con la compañías de suministros.

Pero este próximo año la subida de las pensiones va a ser con el IPC (mínimo minimorum un 2,5% cuando los  salarios han subido en 2021 un 1,5% de media.

En España tras esta crisis los únicos que han mantenido su poder adquisitivo son los pensionistas. Hay muchos hogares donde en casa de los abuelos entran (merecidamente) 2. 500 € en pensiones y en casa de sus hijos en edad laboral y con hijos a su vez, prácticamente la mitad. Una persona en edad laboral tiene que cobrar más que un pensionista que en principio ya no debería tener hijos a su cargo, porque además los sueldos de los activos y sus cotizaciones pagan las pensiones de los jubilados como no puede ser de otra manera si no queremos que quiebre el sistema….

 

Los jóvenes, que no pueden comprarse un piso mientras que el de sus abuelos es de propiedad, no lo ven claro, con problemas sobre el tapete como la dependencia social y el cambio climático, que van a costar una fortuna. Los españoles harían tranquilamente un “simpa”, pero el Gobierno no les va a dejar.

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