El país es el que más crece de la UE, pero también es el segundo que más ha tardado en recuperarse de los estragos económicos del coronavirus
La economía de España es la que más ha crecido en el último año en la Unión Europea. La economía de España ha sido la penúltima del bloque comunitario en recuperar su PIB prepandémico. Así el PIB crece a un ritmo interanual (4,2%) que cuatriplica la media europea, pero no es menos cierto que se ha recuperado más tarde y peor del coronavirus que sus socios.
Más allá de malabarismos matemáticos interesados, los datos muestran una realidad más compleja: España sufrió un golpe muy duro a principios de 2020 a causa del virus y experimentó la mayor caída del PIB de toda la Unión Europea —un descalabro del 22% motivado por su mayor dependencia de sectores como el turismo o la hostelería—, por lo que ha tenido que dedicar más tiempo que el resto de países a cerrar esa brecha.
No fue de hecho hasta el trimestre pasado cuando recuperó su producto interno bruto prepandémico, tal y como confirmó el Instituto Nacional Estadística a finales de junio. Solo Alemania, que ya se recompuso en 2022 pero ha entrado en recesión técnica, y Chequia se encuentran por debajo de su desempeño económico desde finales de 2019 en la UE.
Por si fuera poco, mientras España luchaba por reconstruir su economía, la inmensa mayoría de Estados miembros ya estaban creciendo por encima de sus datos anteriores a la pandemia, por lo que el PIB español no pudo sumarse a una ola de crecimiento que ha impulsado a casi todo el continente y ha perdido terreno con respecto al resto del bloque en los últimos tres años.
Si tomamos como base el último trimestre de 2019, en marzo del 2023 el PIB de España apenas se situaba un 0,6% por encima del último dato previo a la llegada del coronavirus a Europa, cuando el de la UE se había elevado un 2,9%.
Según las previsiones de crecimiento del Banco Central Europeo y el Banco de España, España no igualará la recuperación de la Eurozona hasta después de 2025. Además, está siendo adelantada por las economías del Este de Europa en lo que a PIB per cápita en paridad de poder adquisitivo se refiere. Es decir, en riqueza por habitante. Ya se encuentra en la decimoctava plaza, por detrás de Chequia, Lituania y Estonia y un 15% por debajo de la media comunitaria, según datos de Eurostat.
El PIB, un indicador que puede expresarse de diversas maneras, se ha convertido en las últimas décadas en la medida de referencia de la economía de un país. A partir del cálculo del valor monetario total de todos los bienes y servicios producidos en un territorio normalmente durante un año, permite una comparación armonizada y fácil de entender del desempeño económico de todos los países del mundo. El problema es que es un dato muy abstracto que puede retorcerse fácilmente y que no muestra ni el bienestar ni el desarrollo de una sociedad.