EL SISTEMA PÚBLICO DE PENSIONES CONTRIBUTIVAS SE HUNDE Y LA “HUCHA” DE LAS PENSIONES NO EXISTE.

 

El uso de transferencias por parte del Estado supone un truco contable para reducir el déficit oficial del sistema de pensiones.

 

Las transferencias del Estado pagan ya un cuarto del gasto en pensiones

Las cotizaciones sociales no bastan y en los últimos tiempos, el peso de las cotizaciones sociales respecto al gasto en pensiones ha ido disminuyendo frente a las transferencias sistemáticas que tiene que hacer el Estado para garantizar que los jubilados cobren su mensualidad.

 

 

El peso de las cotizaciones sociales en la financiación del componente contributivo del sistema a pesar de la subida de las bases de cotización mínimas (70,5% nominal) y máximas (40,6% nominal), «se ha reducido sensiblemente en los últimos trece años.

 

El peso de las cotizaciones ha pasado de financiar casi toda la partida de pensiones (el 92,3%) en 2010 al 69,8% actual. Esto ha implicado que se ha disparado el uso de transferencias del Estado que ya financian casi una cuarta parte del gasto total (el 23,3%) y de los préstamos del Estado (6,2% del total). El dinero de estas transferencias se obtiene mediante impuestos y/o deuda pública.

 

 

Aunque los ingresos por cotizaciones sociales están en máximos (54.140 millones de euros hasta abril), no son suficientes para sufragar un gasto que aumenta a una mayor velocidad.

 

Que la tasa de natalidad caiga en picado, que cada vez haya más jubilados (por el aumento de la esperanza de vida) y que los que entran en el sistema cada vez cobren más (han cotizado más) son algunos de los motivos que explican el agujero del sistema, pero no son los únicos.

 

La reforma de las pensiones del Gobierno de Pedro Sánchez (con Escrivá a la cabeza) ha reformado el sistema de pensiones sin reducir en ningún momento el gasto y encomendándose sólo a subir los impuestos a los trabajadores vía cotizaciones sociales.

 

Estos cambios que ha apostado por el mantenimiento de la tasa de reposición más alta de la Eurozona (77,2% vs 44,2%), y ha permitido una actualización de las pensiones del 8,5% en 2023, lo que ha colaborado a mantener el intenso crecimiento del gasto contributivo en pensiones hasta alcanzar el 12,9% del PIB en 2023, un punto más del asumido en 2018.

 

Hay que recordar que el uso de transferencias por parte del Estado también ejerce de truco contable para reducir el déficit oficial del sistema de pensiones. Y aún así, el sistema no logra ni superávit oficial.

 

«El saldo básico del componente contributivo de las pensiones públicas con el ingreso de las cotizaciones sociales sin disponer de transferencias y préstamos del Estado, se ha deteriorado en 3,5 puntos de PIB, al pasar de un ligero déficit en 2010 (-0,4% del PIB) a uno mucho mayor en 2023 (-3,8% del PIB). Este saldo negativo del sistema público de pensiones es ligeramente superior al del conjunto de las administraciones públicas en 2023 (-3,7% del PIB)» calcula Fedea.

 

Este fuerte incremento de las transferencias del Estado no ha evitado mantener un déficit contable en el último ejercicio (0,6% de PIB que aumenta hasta el 0,8% si no se tiene en cuenta la recaudación conseguida a través del poco coherente Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI). Así, de un superávit contable en 2010 se ha pasado a déficit, a pesar del importante complemento de financiación recibido vía transferencias del Estado» critica Fedea.

 

Otro truco contable de los políticos para ocultar la realidad del sistema es la creación del concepto de gastos impropios que apunta más bien a una justificación para traspasar a la Administración General de Estado una parte del déficit de la Seguridad Social.

 

El MEI y la “hucha” de las pensiones

El Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) es el mecanismo destinada al pago de pensiones a partir de 2032 que estrenó el Gobierno el 1 de enero de 2023 el exministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá. Entonces, asestó una estocada del 0,6% en las nóminas de todos los trabajadores y autónomos del país (el 0,5% fue a cargo de la empresa y el 0,1%, del trabajador). Ya el 1 de enero de 2024, ese golpe al trabajo fue del 0,7%. Y cada año la subida será mayor.

 

Todo el dinero ingresado por la aplicación del MEI está destinado a llenar la hucha de las pensiones, que ya ha superado los 7.000 millones de euros. Esta misma semana, la ministra de Seguridad Social, Elma Saiz, se limitaba a celebrar que estaba llenando la famosa hucha obviando que el dinero viene de esta estocada masiva a las cotizaciones sociales.

 

La hucha de las pensiones no existe

La mentira y la manipulación de los datos se han vuelto una práctica habitual en el Gobierno de Pedro Sánchez. En esta ocasión ha sido Elma Saiz, ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, la que ha mentido abiertamente sobre las cuentas de la Seguridad Social. Ha hecho creer a los españoles que las cuentas están saneadas y que, gracias al Gobierno socialista, la hucha de las pensiones no cesa de crecer.

 

La ministra afirmaba esta semana que la mal llamada hucha de las pensiones ya había sobrepasado los 7.000 millones de euros. Defendía que en los últimos seis meses se ha producido un ahorro de unos 1.300 millones de euros que se han destinado a llenar esta reserva.

 

Lo que el Gobierno califica de hucha de las pensiones, es en realidad el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, un fondo destinado a pagar las prestaciones contributivas, como las pensiones públicas, cuando los ingresos de la Seguridad Social no son suficientes. El Gobierno presume de que esta hucha solo se rellena bajo gobiernos socialistas; sin embargo, está tergiversando la realidad. Este Fondo está pensado para recargarse en tiempos de bonanza económica, es decir, cuando existe superávit.

 

Esto no es lo que ocurre hoy en día. El Gobierno está hinchando artificialmente el Fondo de Reserva de la Seguridad Social con deuda. Imaginémonos que una persona pide dinero prestado al banco y lo transfiere a una cuenta de ahorro. No son ahorros, es deuda, un pasivo. El sistema público de pensiones es cada vez más insostenible tras las sucesivas reformas llevadas a cabo por el Gobierno. Y es el mismo Ejecutivo el que lo está manteniendo a flote mediante transferencias de impuestos o deuda.

 

En 2023, el Gobierno transfirió 41.300 millones de euros para financiar el pago de pensiones contributivas. Es decir, que para tapar el agujero deficitario que tiene el sistema de Seguridad Social, el Estado se vio obligado a transferir un 2,8% del PIB. La hucha de las pensiones y su supuesto buen estado es una gran cortina de humo para ocultar la realidad: que el sistema de pensiones necesita trasferencias anuales para poder seguir siendo viable.

 

Según datos de Fedea, los compromisos actuales y futuros del sistema de pensiones ascienden a 2,49 billones de euros. Las cotizaciones a la seguridad social no podrán cubrir ni por asomo semejante volumen de gasto, por lo que las transferencias del Estado deberán aumentar conforme se ahonde el problema demográfico de nuestro país. Estas transferencias se financiarán mediante una mayor recaudación, es decir, impuestos más altos, recortes en otros gastos o endeudamiento. Parece que el Gobierno de Sánchez ha optado por esta última opción, ya que, desde su llegada al poder, la deuda de la Seguridad Social ha aumentado un 223%.

 

Hablar, por lo tanto, de una “hucha” de las pensiones dotada de unos irrisorios 7.000 millones de euros cuando el sistema de pensiones hace aguas por todos los lados roza lo frívolo. Me gustaría creer que las declaraciones de la ministra Saiz son fruto del desconocimiento de cómo funcionan las arcas del Estado, o de la equivocación. Sin embargo, me temo que nacen de la voluntad de ocultar la catastrófica gestión del Gobierno en materia de pensiones. Repitan conmigo: la hucha de las pensiones no existe.

 

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