Sánchez se limita a decir que el acuerdo con ERC es un paso más hacia la “federalización” de España mientras los dirigentes regionales socialistas se ponen de los nervios para ver cómo explicarán la investidura de Illa a sus votantes
En Ferraz hay una bomba con un temporizador. El pacto fiscal que suscribió Pedro Sánchez con ERC a cambio de la investidura en Cataluña del socialista Salvador Illa amaga con reventar la paz en el PSOE. Algunos barones lanzan un serio aviso a su secretario general: “Si hay rebelión será social… más de militantes y de cuadros”, advierte uno de ellos.
Todas las CCAA se verían perjudicadas por este tratamiento “singular”. Y cinco de ellas ya han mostrado su malestar públicamente. “Es una vergüenza”, explican fuentes de una de ellas. Y es que no dan crédito a este nuevo movimiento de Sánchez de aceptar un concierto que había sido descartado por el Gobierno central. Pero los cambios de opinión son frecuentes en el inquilino de Moncloa, recuerdan sardónicamente en otra baronía socialista.
Hasta cinco dirigentes territoriales han puesto en el grito en el cielo tras conocer los términos del acuerdo difundidos por ERC y aplaudidos por el presidente, quien los ve un paso para federalizar España. Los líderes en Galicia (José Ramón Gómez Besteiro), Extremadura (Miguel Ángel Gallardo) , Castilla-La Mancha (Emiliano García-Page) y en Aragón (Javier Lambán) son contrarios a la idea de primar Cataluña por encima del resto. Los más belicosos son los dos últimos barones, enfrentados abiertamente al líder del PSOE. Es más, la tensión entre Page y Sánchez está en máximos. El presidente tiró de ironía este miércoles para atacar al castellanomanchego por su hostilidad.
Pero la situación es tal que hasta el secretario general del PSOE andaluz, Juan Espadas, que es miembro de la Ejecutiva y supuestamente afín a Sánchez, elevó la voz para reclamar que el techo competencial y la capacidad de gestión y financiación de su comunidad sea igual que en Cataluña. “Si este acuerdo posibilita un Ejecutivo con Illa al frente me siento mucho más tranquilo y satisfecho. A partir de ahí, lo que pueda tener de incidencia directa o indirecta en Andalucía o en otros territorios concierne a otros socialistas que no vamos a permanecer callados”.
El PSOE impulsó en su día dos declaraciones políticas en Granada y en Barcelona en las que el partido dejó por escrito su ímpetu de transformar el sistema autonómico en un modelo federal completo. Lo desconcertante es que ese fervor se ha diluido en los últimos años, ya que ni tan siquiera aparecía en sus programas electorales. El Gobierno no precisa cómo solucionará la ruptura de la igualdad fiscal que aparentemente implica el trato entre los republicanos y los socialistas catalanes.
Pedro Sánchez solo se ha detenido para calificar el acuerdo como “magnífico“. “Efectivamente estamos dando un paso en la federalización de nuestro estado autonómico, eso es incuestionable“, defendió el líder socialista en su balance de fin de curso.
Desde algunos sectores del socialismo español se advierte de que la brecha abierta en el resto del país por Pedro Sánchez con Cataluña tendrá consecuencias en toda España y en todo el PSOE: No habrá un golpe de barones, pero sí un gota a gota que terminará abriendo el hueco por el que se colará un fuerte debate interno que se sitúa después del verano y que amenaza con revolver las aguas en otoño.
El presidente es consciente de que los escándalos que le rodean -los casos que afectan a su mujer, Begoña Gómez, y a su hermano, David Sánchez- están avivando los pocos focos de contestación interna que subsisten en el PSOE. El último congreso federal, el 40, se celebró los días 15, 16 y 17 de octubre de 2021. Y los estatutos dejan claro que el siguiente se puede convocar entre el tercer y cuarto año desde el anterior. Por eso, algunas fuentes sitúan el gran cónclave socialista este otoño.