EL GOBIERNO DE PS (Pedro Sánchez) : ¿PERO HAY SALIDA A ESTE “SINDIOS”?

PS tomó el poder y no va a soltarlo. Debiéramos saber que un tonto mediáticamente armado hasta los dientes (eso es PS en definitiva) es sinónimo de perversidad pura. Un bobo con poder es el ideal con el que soñó el Estado totalitario cuando no poseía aún la maquinaria propagandística universal que inyectara su despotismo como ya predijo Orwell en su 1984 en la que indicaba que “la guerra es la paz, la libertad es la esclavitud y la ignorancia es la fuerza”. Un porcentaje mayoritario de sujetos, que ya no ciudadanos, no lee jamás un libro, no va más allá de un pie de foto, y se alimenta de las mentiras que el poder político emite a través de televisores y redes. No en vano muchos son hijos de la LOGSE que condenaba el esfuerzo, la disciplina y el mérito,

El partido sobre el cual PS llegó al poder es un detrito: todos cuantos se opusieron a su ascenso han sido, o bien comprados o bien ejecutados. Sin la connivencia y el cobarde silencio de los propios diputados del PSOE todo esto no sucedería. PS confía en la amnesia colectiva de una ciudadanía más preocupada por su economía que por la separación de poderes, el Estado de Derecho y la integridad de la nación española. PS aprueba cheques y rebajas del IVA para la cesta de la compra, y habrá más dádivas del autoproclamado «Gobierno de la gente» utilizando los fondos públicos y los de la UE pues tiene un colchón de 15.000 millones de euros que no fueron incluidos en los PGE de 2023, para ayudas y subsidios..

 

La oposición también parece sufrir un notable autoengaño, lo que explica su renuencia a encarar el problema y se queda con victorias pírricas que, en realidad, no afectan directamente a la ciudadanía. La oposición ha optado por dejar que las cosas se agoten por su propia inercia. El representante de la oposición, por ejemplo, cree que una moción de censura (por muy esperpéntica que sea) acabará por beneficiar a PS, a «blanquearlo», dice, como si fuera un sepulcro bíblico. Al errar el diagnóstico, confunde las prioridades y va a remolque de los acontecimientos. Allí donde reina el autoengaño, gana quien mejor sabe engañar. Así la responsabilidad está muy compartida entre quienes engañan y quienes desean ser engañados.

 

Desde fuera del Parlamento puede que surja espontáneamente el sindiós popular y la gente se lance en masa, como pasó en Ermua., cuando el límite de la resignación se quiebra como una caña seca. No parece, sin embargo, que vaya a suceder algo así antes de las próximas elecciones de este 2023. También puede suceder que todas las variopintas militancias de extrema izquierda asalten los cielos sabiendo que les iba a salir casi gratis y a cambio obtendrían un enorme empuje de agitación y propaganda. Después de ellos, aún estarían esperando turno los del cantón de Cartagena.

 

A M. Thatcher y a B. Johnson les echaron su propio partido siendo primeros ministros del Reino Unido. Acabamos de ver recientemente en España como el PP ha destituido a su presidente. En los partidos democráticos, cuando el líder del partido no se comporta adecuadamente, el partido le quita el poder. Pero claro, eso solo sucede en los partidos democráticos y el PSOE en realidad ya ni siquiera es un partido.

 

PS es un figurín impecable y eso es, en nuestro mundo hecho de imágenes que asesinaron la escritura y con ella la inteligencia, la vía más corta hacia el poder absoluto: la telegenia. Vivimos en un mundo hermético que ninguna realidad turba. La lectura ha muerto e impera la imagen.

 

Así que el futuro cercano, tal y como lo está diseñando PS, puede ser muy movido. Un buen negocio para los medios de (des)información de masas y un sistema de multiplicación de los espectáculos políticos. En cambio, todo lo demás, el bienestar, el desarrollo sanitario, el ascenso económico, la mejor enseñanza, el incremento de los transportes y comunicaciones, el crecimiento de la sabiduría, el empuje civilizatorio quedaría arrumbado en el almacén de las basuras.

 

En España hay mucho ciudadano harto de las tensiones que atribuyen a la política, a los políticos. Según una encuesta de septiembre, una mayoría de ciudadanos lo que pide es que los políticos, como pedía Ortega y Gasset se dediquen “¡a las cosas!”, es decir, a resolver sus problemas. Lo que vale también para la oposición. Pues una encuesta tras otra arroja que la mayor desconfianza de los ciudadanos es en los partidos políticos, necesarios, pero que han de mutar. La democracia es un sistema para resolver pacíficamente conflictos de intereses en la sociedad. Lo es, pero necesita ser mucho más: una manera de resolver pacíficamente los problemas de esa sociedad, “las cosas”.

 

Deja un comentario