España ha logrado conquistar una de las mayores aspiraciones de todo país: aumentar la esperanza de vida de su ciudadanía hasta alcanzar niveles sin precedentes en la historia. Ello ha traído aparejado un fuerte envejecimiento de nuestra pirámide demográfica, el cual es previsible que se agudice durante las próximas décadas.
Así, que la población española viva más años constituye una enorme fuente de oportunidades, pero también un desafío para nuestro Estado de Bienestar. El envejecimiento de la población asociado al aumento de la esperanza de vida hará que, en apenas 15 años, España cuente con casi 13 millones de personas por encima de los 65 años, lo que provocará que, en los años siguientes, existan dos mayores de esa edad por cada tres personas en edad de trabajar.
En Santiago de Compostela, se ha celebrado unas jornadas los días 25 y 26 de octubre sobre ‘El Futuro del Envejecimiento’ , a las que asisten autoridades tales como la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz , el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo , el director del Imserso, Luis Barriga, o el alcalde de Santiago, Xosé Antonio Sánchez Bugallo, la directora de Estudios Sociales de Funcas , Elisa Chuliá; la secretaria de Política Institucional de UGT, Cristina Estévez Navarro; y el profesor de la Universidad de Barcelona, Diego Valero; entre otros.
Afrontar este reto en una sociedad cambiante que precisa constantemente adaptarse al “vertiginoso” desarrollo tecnológico constituye, según han coincidido los tres expertos asociados a la banca, sindicatos y docencia; un desafío para las administraciones a la hora de diseñar un modelo sostenible, tanto desde la perspectiva económica como social.
En todo caso, vaticinan que en las próximas tres décadas se mantendrá el sistema público de pensiones, cuyo final, como han recordado, “es un mantra” que se ha ido repetiendo a lo largo de los años. “En el fondo de esa negación existe un componente ideológico de una parte interesada cuyo negocio son los planes de las pensiones”, ha señalado la responsable de UGT.
Para la diretora de Estudios Sociales de Funcas, la pregunta no es si habrá pensiones en 2050, sino a cuánto ascenderán, puesto que “las visiones dramáticas o apocalípticas” en torno a las prestaciones “no llevan a ninguna parte, sólo a la radicalización de algunas posiciones”.
Elisa Chuliá, que ha apelado a abrir el debate sobre lo que se considera “vivir bien”, cree que la tendencia durante las próximas décadas se dirige a una bajada de la tasa respecto al último salario, puesto que en España existe un nivel “relativamente generoso” en comparación con otros países del entorno, como Alemania.
El profesor David Valero ha incidido en la importancia de aparcar “debates” sobre si el sistema de pensiones “es de reparto o de capitalización”, ya que considera que debe ponerse en el centro “que sean buenas pensiones” independientemente del modelo.
Otra de las recomendaciones trazadas por el profesor de la universidad catalana es corregir el desconcimiento que la población tiene sobre el funcionamiento del sistema de pensiones que, para Valero, se debe a la falta de información y a que se articula en torno a mecanismos “incomprensibles”.
Como ejemplo de ello, ha señalado que, hace años, puso un ejercicio a sus alumnos de último año, a los que pidió que realizasen una simulación a través de la herramienta de la Seguridad Social para calcular la prestación por jubilación. Sólo el 40% de los alumnos pudo completarlo “de forma razonable”.
“Casi nadie llega a la jubilación sabiendo cuánto va a cobrar”, ha señalado el profesor, que considera que “las cosas pueden hacerse mucho más sencillas”, por lo que ha invitado a la vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, a fijarse en oficinas abiertas en otros países que ayudan a las personas “a tomar decisiones” sobre su vida laboral.