El edadismo o discriminación por edad es uno de los problemas actuales más notables. Tanto es así, que ya es considerado como un delito de odio. Y es que ya lo avisaba la Organización Mundial de la Salud: “No podemos dejarnos llevar por los estereotipos y los prejuicios”, y desaprovechar el talento y la sabiduría de las personas mayores. Las actitudes discriminatorias por motivos de edad se dan de forma generalizada en todas las sociedades, y no se limitan a un grupo social o un grupo étnico. Algunas investigaciones indican que, tal vez, actualmente sea una forma más generalizada de discriminación que el sexismo o el racismo.
El edadismo es la forma de discriminación más habitual, banalizada y universal (y la única que no puede ser castigada por la ley). La mayoría de las personas desconocen los estereotipos que utilizan de forma inconsciente al referirse a los mayores (¡los “viejos”, por qué no decirlo!). Se trata de una discriminación insidiosa que socava nuestras sociedades: la exclusión de la mayoría de los adultos mayores de una participación activa en la sociedad representa una tragedia inaceptable y contraria a la dignidad humana.
Un día, si todo va bien, tú también serás viejo. El 19% de la población española tiene más de 65 años, y se estima que en 2031, más del 26% de la población estará en esa franja de edad. La OMS calcula que en 2050 más de 2.000 millones de personas en todo el mundo superarán los 60 años, “la sociedad podrá beneficiarse de las ventajas de este envejecimiento de la población si todos envejecemos en un mejor estado de salud. Pero para eso, deberemos eliminar los prejuicios edadistas”,
Las palabras del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al anunciar su última remodelación del Gobierno: «El nuevo Gobierno supone una renovación generacional. La edad media del anterior Ejecutivo era de 55 años y la del nuevo será de 50 años», es decir, Pedro Sánchez ha vendido este cambio generacional como algo positivo y un Gobierno joven no significa que sea mejor, la juventud no es un valor añadido. Quienes vayan a desarrollar una responsabilidad deben estar bien preparados, no debe ser por ser joven o mayor sino estar mejor preparado independientemente de la edad biológica.
Llueve sobre mojado en ese partido pues su portavoz en el Congreso, Adriana Lastra, ante las críticas de políticos socialistas retirados contra los pactos de Sánchez en lugar de argumentar una respuesta política respetuosa se limitó a llamarles viejos chochos con estas palabras. ”Yo siempre escucho atentamente a nuestros mayores, pero ahora nos toca a nosotros. Somos una nueva generación a la que le toca dirigir el país y la dirección del PSOE”. Pobre argumentario político cuando se esgrime esa falacia de “ahora nos toca a nosotros y vosotros estáis gagá” (“gagá”, RAE: persona de edad que ya ha perdido parte de sus facultades mentales). La política no es una cuestión de biología sino de una cabeza bien amueblada, mirada larga, tener claro que en política las formas son el fondo y saber esperar. Y, además, si todos esos viejillos de geriátrico dejan de votar al PSOE el partido terminaría en el Grupo Mixto montando una guardería, pero sin la menor capacidad para hacer política.
Algunos casos y datos:
- Joe Biden: El actual presidente de EEUU tiene 78 años
- Nancy Pelosi: Presidenta de la Cámara Baja a sus 81 años,es la tercera autoridad de EEUU.
- Vladímir Putin: Presidente de Rusia. 68 años.
- Recep Tayyip Erdoğan: Presidente de Turquía. 66 años.
- Angela Merkel: 67 años. La canciller alemana considerada la mujer más poderosa del mundo.
- Ursula von der Leyen: Presidenta de la Comisión Europea desde 2019. Tiene 63 años
- Mahmud Abás: Presidente de Palestina. 85 años.
- Sauli Väinämö Niinistö: Presidente de Finladia. 72 años
- Yoshihide Suga: Primer ministro Japón. 72 años.
- Miguel Juan Sebastián Piñera Echenique: Presidente de Chile. 71 años.
- Moon Jae-in: Presidente de Corea del Sur. 67 años.
- Isabel II. La reina británica y de la Mancomunidad de Naciones tiene 91 años.
