Desde hace décadas muchos expertos, no sin razón, están continuamente advirtiendo de la bomba de relojería de nuestro sistema de pensiones públicas de jubilación pues simplemente la demografía así lo determina inexorablemente. El aumento de la esperanza de vida (al fin y al cabo más jubilados) y el descenso de la natalidad (al fin y al cabo, menos futuros cotizantes) hacen que nuestro sistema de reparto (los trabajadores en activo son los que pagan las pensiones de los jubilados) por muchas vueltas que se le dé, es insostenible a medio y largo plazo.
Pero lamentablemente parece que ha aparecido insospechadamente un cisne negro “salvador” (aunque sea, esperemos, ocasional) para nuestras pensiones de la mano del Covid-19. La teoría del cisne negro es una metáfora que describe un suceso sorpresivo y de gran impacto socioeconómico. Ejemplos de “cisnes negros” son el inicio de la Primera Guerra Mundial, la gripe de 1918 o los atentados del 11 de septiembre de 2001. También se ha intentado identificar la pandemia de coronavirus de 2020 como un “cisne negro”, aunque otros analistas lo califican como “rinoceronte gris” porque era un evento predecible.
El término cisne negro es una expresión que proviene del poeta Juvenal:”rara avis in terris nigroque simillima cygno” , cuya traducción “un ave rara en la tierra, y muy parecida a un cisne negro”. Cuando la frase fue acuñada, se presumía que el cisne negro nunca existió porque todos los registros históricos de los cisnes informaron que tenían plumas blancas y en ese contexto, un cisne negro era imposible o por lo menos inexistente.
Con los datos acumulados hasta noviembre de 2020, se han registrado casi 290.000 bajas de pensiones de jubilación y más de 140.000 bajas de las pensiones de viudedad, cifras que superan a cualquier año desde que existen estadísticas de la Seguridad Social. Las nuevas altas también han disminuido por la dificultar de contactar presencialmente en el INSS para gestionar las solicitudes de esas pensiones. Evidentemente los meses del “pico de la pandemia” han quedado reflejados milimétricamente en el número de bajas de estos pensionistas y en su importe.