Los pensionistas deberán completar su prestación con 500 euros al mes para llegar a fin de mes.
En el último informe elaborado por los expertos del Instituto BBVA de Pensiones, de diciembre de 2021, se destaca que el 62% de los babyboomers (nacidos entre 1957 y 1977) sigue trabajando, el 10% ya está jubilado o prejubilado, y el 8%, fundamentalmente mujeres, no ha cotizado y se dedica a trabajos domésticos. Mientras, solo el 8% son autónomos y hay un 13% de desempleado, aunque en la mayoría de los casos cobrando algún subsidio. En torno al 55% de los ‘baby boom’ encuestados para realizar el informe admite que es capaz de ahorrar y ‘solo’ el 10% reconoce que no ‘llega’ a fin de mes.
De media, los ‘boomers’ comenzaron a trabajar a los 21 años, pero no todos han tenido una carrera continua, lo que hace que reine el pesimismo y el 70% cree que su situación será peor que la de los jubilados actuales. La primera paga de la pensión es, en la mayoría de los casos, equivalente casi al 80% de los sueldos, pero también hay un porcentaje destacado de nuevos pensionistas con una prestación prácticamente idéntica a su último sueldo. El tercer grupo, que se nutre de autónomos, recibe una pensión mucho más modesta y es este colectivo el que necesitará al menos 500 euros más para mantener un nivel de vida digno y complementar su prestación. Ocho de cada diez ‘boomers’ tiene un vivienda en propiedad, el principal ahorro/inversión de la mayoría de los españoles pues el 57% asegura que solo contará con la pensión como fuente de ingresos.
Por su parte, el estudio del Instituto Santa Lucía titulado ‘La jubilación y los hábitos de ahorro de los españoles‘ resalta que ocho de cada diez jubilados consideran que tienen buena calidad de vida, aunque el 41% admite que llega muy justo a final de mes. El 40% de los trabajadores ahorra para su pensión y la ‘hucha’ media supera los 53.000 euros. La prestación media de las nuevas jubilaciones se situó en marzo en 1.483 euros brutos en 14 pagas -20.762 euros anuales-, aunque el 72% de estas nuevas altas ya cobran por encima de esa cantidad y además coincide que se han retirado antes de la edad legal.
Sorprendentemente, la jubilación dispara los gastos no indispensables. Así cuatro de cada diez pensionistas admite que gasta más en viajes -44%-, ocio -44%-, hostelería -37%- y cultura -34%-, mientras, casi ocho de cada diez admiten que tiene ahorros suficientes para cubrir el seguro de decesos y siete de cada diez, de salud, pero solo la mitad tiene dinero para cubrir la residencia o la dependencia.
En poco tiempo habrá muchos más millones de pensionistas que no han ahorrado lo suficiente para la jubilación y necesitarán complementos de sus pensiones de 500 euros al mes para llegar a fin de mes. Los hogares españoles tienen invertido en vivienda 3,5 veces el PIB nacional, es decir cuatro billones de euros. Al no disponer de una gran liquidez, estos ‘baby boomer’ van a tener que liquidar sus viviendas para poder obtener esos complementos de pensiones, y sus hijos no las heredaran.
Con el camino tomado por el Gobierno en su reforma de pensiones el sistema “parece que se ha hecho más generoso” pero, si se mira a la dimensión de la sostenibilidad a medio y largo plazo, se ha “empeorado”. Teniendo en cuenta que el pasado año se han transferido a los fondos de la seguridad social 40.000 millones y se acaban de alcanzar los 20 millones de afiliados, el déficit contributivo del sistema de pensiones es de alrededor de 27.000 millones, que equivalen a un 2,2% del PIB y la previsión es que vaya a aumentar al 2,5% en 2025. Los cambios que se han realizado en la reforma están “empeorando la capacidad del sistema de ser autosuficiente con la cotizaciones sociales” y básicamente lo que se está haciendo es “pasando déficit de la Seguridad Social al resto de cuentas públicas”.
España va hacia la “excepcionalidad” respecto a lo que hacen países del centro y norte de Europa que son referentes en el estado del bienestar y llevan haciendo reformas desde hace décadas, de manera que se puede aprender de sus prácticas que vienen a concluir que, si se vive más, es una “buena solución” que para sostener el sistema es que “se trabaje más o ajustar la pensión inicial a ese aumento de la esperanza de vida”.
Lo cierto es que el déficit contributivo de la Seguridad Social en 2023 se situará en el 1,2 % del PIB en 2023 –unos 15.200 millones de euros– después de inyectar 18.400 millones de euros desde la Administración General del Estado en concepto de gastos impropios. Si se excluye este concepto, el saldo negativo del sistema aumentaría hasta el 2,6 % del PIB (-33.600 millones de euros). De cumplirse este escenario, el sistema de pensiones mostraría un fuerte desequilibrio justo antes de iniciarse la entrada en edad de jubilación de la generación del baby boom, con el consiguiente aumento del ritmo de crecimiento del gasto.
La pensión media en España es 1.087 euros, teniendo en cuenta los distintos tipos de pensiones (jubilación, incapacidad permanente, viudedad, orfandad, a favor de familiares). Según la nómina de las pensiones de abril, de las 9.929.502 pensiones contributivas abonadas, 6.238.696 son de jubilación, 2.351.287 de viudedad, 952.455 de incapacidad permanente, 342.758 de orfandad y 44.306 en favor de familiares. El gasto total de abril de las prestaciones contributivas de la Seguridad Social se situó en 10.798 millones de euros. El 72,3% de esta nómina de las pensiones, 7.807,9 millones €, se destinó al abono de las pensiones de jubilación. A las pensiones de viudedad se dedicaron 1.826,4 millones €, mientras que la nómina de las prestaciones por incapacidad permanente, por su parte, se situó en 985,7 millones €, la de orfandad supuso 149,9 millones € y las prestaciones en favor de familiares, 28,1 millones.
La pensión de jubilación es la que tiene mayor peso en todas las comunidades en cuanto a número de prestaciones concedidas y en cuanto a gasto. Teniendo en cuenta que la cuantía de la pensión de jubilación se calcula en función de la base reguladora, determinada por las cotizaciones aquellas comunidades con salarios medios más altos tendrán jubilados con pensiones medias más altas. Por lo tanto, se puede concluir que uno de los principales motivos de las diferencias entre provincias y comunidades parten del salario medio de sus trabajadores.
Pese al claro aumento que las pensiones han experimentado en los últimos quince años, en los que las de jubilación, las más numerosas, han estado cerca de duplicarse al pasar la prestación media de 688 euros en 2006 a 1.198 en 2021. Lo cierto es que eso la sitúa en un nivel similar al SMI (Salario Mínimo Interprofesional)
Según los datos del Informe Económico Financiero el 55,4% de los pensionistas (4,96 millones) recibe menos de 1.000 € al mes, algo más del 40% (3,7 millones) no alcanza los 803 mensuales en los que, según el INE (Instituto Nacional de Estadística), se sitúa el umbral de la pobreza y que algo más de un millón subsista con menos de 600 € al mes.
Además casi el 23% de las prestaciones (35% en Castilla y León, 43% en Extremadura) requieren de un complemento para llegar a los mínimos legales, a lo que hay que añadir los efectos de la inflación, que en términos interanuales está restando un 8,3% a esas rentas. Si se habla de salarios reales, que son los nominales tras descontarles los efectos de la inflación, algo más del 60% de los pensionistas viven actualmente por debajo del mileurismo en España.