El análisis elaborado por Fedea refleja que las estadísticas de paro registrado podrían ser limitadas a la hora de medir el desempleo entre los menores de 25 años, entre otras cosas, porque excluye a los que están estudiando.
Investigadores, políticos y medios de comunicación siguen la evolución del mercado de trabajo a partir de dos fuentes estadísticas: la Encuesta de Población Activa (EPA) que realiza el INE de forma trimestral y los datos de paro y afiliación que publica el Gobierno cada mes a partir de los registros del SEPE y la Seguridad Social. Ambas funcionan como recursos complementarios, porque de lo contrario, se corre el riesgo de tapar una parte relevante de la fotografía como es el perfil de los desempleados, tal y como advierte el último análisis elaborado por Fedea, BBVA Research y Sagardoy Abogados.
El número de personas que estaban en paro en el primer trimestre era mayor si se atendía al sondeo elaborado por Estadística que el promedio de los datos arrojados por el servicio público de empleo de enero a marzo. Esta diferencia es habitual y se suele asociar a la economía sumergida, aunque el investigador Florentino Felgueroso se distancia de esta tesis y atribuye parte de esta distancia a las lagunas estadísticas que rodean a los fijos discontinuos. Pero, en cualquier caso, se agrava a la hora de reflejar cuál es la distribución de los desempleados en función de su edad.
Un 42% de los jóvenes de menos de 25 años que están desempleados no se encuentran registrados como demandantes de empleo en las oficinas del servicio público estatal. Es un porcentaje llamativo si se compara con el 22% general de parados que aseguran no estar anotados en el SEPE en la última EPA y que resalta frente al escaso 12% de los mayores de 45 años. Además, es la proporción más elevada desde el cuarto trimestre de 2021, aunque lo cierto es que el valor se ha mantenido alto desde el inicio de la serie histórica, que se remonta a 2005 cuando era un 41%.
El investigador asociado a Fedea tiene claro cuáles son los motivos. “Hay básicamente dos factores, en la definición de paro registrado se excluyen varios colectivos desde el año 1985, uno de ellos son jóvenes que estén estudiando formación reglada, aun buscando un empleo, no se le cuenta como parado” responde Felgueroso a La Información. “Lo que parecen indicar los datos es que no se registran porque no está entre los métodos principales para buscar un empleo de prácticamente nadie, pero al menos de los jóvenes”. De hecho, la misma EPA muestra que es el segundo método menos empleado por este grupo de edad, que sigue a las gestiones para crear un negocio y así ser autoempleado.
Así, la diferencia entre los parados con edades comprendidas entre los 16 y los 24 años que reflejan ambas estadísticas es de 261.000 personas, un número que solo se ve superado por la franja inmediatamente superior que va de los 25 a los 44 años, donde 294.000 personas escapan del radar del SEPE. Por el contrario, esta comparativa arroja un ‘exceso’ de 311.000 parados de más de 45 años que el INE no califica como tales al elaborar la EPA, lo que para este investigador estaría relacionado con que esta franja de edad acude más a las oficinas públicas por tener derecho al paro o poder cobrar un subsidio, a pesar de que en algunos casos no tenga un interés real por incorporarse a su puesto de trabajo.
La reforma del SEPE sigue pendiente
Las oficinas dependientes del Ministo de Trabajo no son la opción número uno a la hora de buscar trabajo para ninguna de las franjas de edad analizadas, si bien los mayores de 45 años la sitúan entre una de las tres vías de preferencia en la Encuesta de Población Activa. Los contactos de familiares y amigos son la fórmula preferida por los españoles, con independencia de cuál sea su edad, seguidos por el estudio de anuncios de empleo y colgar el currículum en alguna plataforma web, aunque ninguna de estas dos opciones alcanza el 50%.
Fuente: La Informacion El 40% de los jóvenes en paro no se apuntan al SEPE porque no les ayuda a encontrar trabajo (20minutos.es)