El 23% de la mano de obra española supera los 55 años, el máximo de la serie histórica

Los menores de 25 años se enquistan por debajo del 7% 

La mano de obra extranjera no compensa el deterioro 

El desafío demográfico aprieta con cada vez mayor intensidad al mercado laboral nacional. El 22,68%, de los 19,3 millones de personas de nacionalidad española que trabajan o buscan empleo superaba los 55 años a cierre de 2023, su máximo histórico, mientras los jóvenes menores de 25 años apenas llegan al 6,91%. Una situación que ni siquiera la aportación de 4,7 millones de activos extranjeros y con doble nacionalidad ha logrado resolver.

En el cuarto trimestre del pasado año, la mano de obra entre 25 y 54 años se situó en el 70,41%, un mínimo de la serie con seis puntos menos que a principios de siglo. Tradicionalmente, esta franja de edad se califica de ‘prime’, ‘disponible’ o ‘productiva’, ya que excluye a las personas que no han consolidado su entrada en el mercado laboral y a los que ‘preparan’ su salida. Aunque factores como el aumento de la esperanza de vida o el retraso de la edad de jubilación cuestionan esta división, sigue vigente en muchos análisis macroeconómicos, incluyendo los elaborados por el Gobierno.

En cualquier caso, lo que revelan los datos de la EPA es que el estrechamiento del porcentaje de mano de obra disponible se produce por la franja de edad superior. Desde 2002, el porcentaje de activos mayores de 55 años considerados activos han escalado ininterrumpidamente del 10,3% en el primer trimestre de 2002 al 22,68% a cierre de 2023.

Por su parte, el de los jóvenes se ha reducido del 12,99% al 6,91%. Aunque en su caso sí se produce una mejora desde el 5,87% que registraron en el primer trimestre de 2016. Técnicamente, el mínimo histórico se sitúa en segundo trimestre de 2020, con un 5,46%, pero estos datos están sesgados por el impacto de la pandemia.

La baja participación de los jóvenes en el mercado laboral se explica porque muchos todavía están estudiando y se incorporan al empleo o a su búsqueda a partir de los 25 años, aunque el descenso del peso de la población activa ‘prime’ revela que ni siquiera este efecto compensa el del envejecimiento. Algo que se aprecia claramente al comparar la evolución relativa del peso de cada grupo de edad desde el arranque de la serie histórica.

Es más, teniendo en cuenta que los datos de la EPA se remontan a 2002, muchos de los trabajadores ‘prime’ que entraban en este grupo al inicio de la serie histórica están ya preparando su paso a una edad tradicionalmente considerada como de ‘pre-retiro’.

¿Pero es así? Lo cierto es que la tasa de actividad, es decir, el porcentaje de españoles mayores de 55 años que trabajan o buscan empleo sobre el total de la población en esa edad, está en máximos históricos. Ha pasado del 16,8% en 2002 al 29,31% a cierre del pasado año. Son, eso sí, los menos activos. Los jóvenes llegan al 34,2%, aunque en su caso sí se recoge un descenso desde el 46,3% registrado hace veinte años.

Se da, precismante, la circunstancia de que los menores de 25 años son la única franja de edad que ha reducido su tasa de actividad. La explicación sería, una vez más, la vuelta a los estudios de muchos de ellos tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Pero la mejora general de la tasa de actividad queda muy matizada cuano la contrastamos con los datos de la composición de esa población activa que presentamos en este artículo.

Los extranjeros también envejecen

En la información laboral, los titulares suelen centrarse en la ocupación o el desempleo antes que los activos. A pesar de que es el total de la mano de obra disponible en España el que determina el margen de mejora de un mercado de trabajo. Aunque el envejecimiento de la población preocupa, se suele circunscribir al ámbito del pago de pensiones de jubilación más que al ‘estrechamiento’ del potencial de trabajadores. Esto no significa que no sea un tema que preocupa, y mucho a los gobiernos. El español, sin ir más lejos, remitió hace unos meses a Bruselas un informe en el que admitía la pérdida de mano de obra entre 25 y 54 años. Pero proponía como respuesta la receta ‘clásica’ de la inmigración.

Sin embargo, esta vía no funciona para rejuvenecer el mercado laboral español. De hecho, si a la población activa española le sumamos la extranjera (3,66 millone de inmigrantes y 1,12 millones extranjeros con doble nacionalidad) los porcentajes siguen siendo similares: un 7,05% de menos de 25 años y un 20,71% de mayores de 55 años, este también el máximo de la serie histórica. La población activa ‘prime’ general queda en el 72,2% frente al 70,41% de la española en solitario, pero sigue siendo su mínimo histórico a cierre de año, frente al 76,99% al inicio de la serie histórica.

Esta evolución resulta sorprendente porque habitualmente se considera que los trabajadores extranjeros son de menor edad. Pero esto solo se aplica para los inmigrantes, no para los que tienen doble nacionalidad que llevan años instalados en España y registran una demografía laboral más cercana a los nacionales. En el caso de los nuevos llegados, la población ‘prime’ aún supera en diez puntos a la española.

Pero esta evolución positiva pende de un hilo, ya que su envejecimiento demográfico es más intenso que entre los españole. Así, aunque el peso de su población activa ‘prime’ se mantiene casi estable desde 2002, el de los mayores de 55 años se ha multiplicado por cuatro mientras los menores de 25 años han caído a la mitad.

 

Esto explica que, aunque a población activa extranjera (contando los que tienen doble nacionalidad) supone el 19,8% del total, el máximo de la serie histórica, con 4,78 millones de personas, esto no se traduzca en ningú caso en un ‘relevo generacional’ al sufrir un proceso similar de envejecimiento al de los nacionales. Aunque en su caso puede explicarse porque muchos jóvenes que no encuentran oportunidades en España optan por buscarlas en otros países.

El envejecimiento de la mano de obra lleva a que no solo hay que mejorar las expectativas de los jóvenes, sino también las de los mayores, aunque estos pueden adelantar su retiro, con el consiguiente coste en pensiones. Más allá de restringir las jubilaciones anticipadas, los sindicatos y patronales reclaman al Ejecutivo que estudia estrategias específicas para incentivar el empleo senior y acelerar la vuelta al mercado laboral de los trabajadores de mayor edad, aunque por ahora la concreción de estas medidas sigue siendo escasa.

 

Fuente: El Economista El 23% de la mano de obra española supera los 55 años, el máximo de la serie histórica (eleconomista.es)

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