Lo cierto es que estos tiempos son muy convulsos y, a parte de cuestiones externas (pandemias, guerras, cambio climático,…), el Gobierno de Pedro Sánchez no ha siendo muy acertado en adoptar medidas que mejoren la situación de los ciudadanos, fundamentalmente de los menos protegidos, más allá de palabras, palabras, palabras… ¡humo y propaganda!
En este Blog y en la página a él vinculada se ha tenido desde siempre una actitud crítica frente a los que dicen «mandar» en cada momento (ver los artículos antiguos con Gobiernos de “otro color”) pero que sus decisiones obedecen a intereses espurios.
Curiosamente, o no, cuando gobiernan los conservadores la crítica al Gobierno se relaciona con el espíritu crítico y con la conciencia ciudadana, pero sin embargo cuando gobiernan los ¿progresistas? esa crítica se considera por algunos como de insolidarios, por no decir de “fachas” Este razonamiento evidentemente no se sostiene, pero los gobiernos ¿progresistas? la suelen aplicar a menudo cuando hablan de “terminales mediáticas” y “cenáculos oscuros fumando puros” que quieren derribarle por intereses políticos o económicos (¿y qué otros intereses podrían ser?).
Nuestro equipo de redacción intenta ser moderado y equilibrado pero reconocemos que el actual inquilino de la Moncloa nos crea una gran inquietud y ha logrado radicalizarnos en ocasiones. Hoy «toca» criticar a quien detente el poder, como anteriormente hicimos con «los otros». Sus señorías han llegado al Parlamento en listas cerradas de partidos, no por sus méritos sino por intereses. Simplemente representan a quienes les han seleccionado. Hay señorías que medran en los partidos como forma de vida; jamás les ha quitado el sueño el interés de España. De hecho, en las Cortes tenemos señorías que buscan imponer a toda la Nación de españoles sus particulares querencias ideológicas al margen del orden constituido, esta realidad expresa la disfuncionalidad de nuestro sistema electoral de representación que sirve a las oligarquías de los partidos, pero no a la Nación.
Pedro Sánchez posee el dudoso mérito de ser el presidente que más ha dañado la neutralidad de las instituciones, que más ha recurrido al decreto ley y que más ha enfrentado a los españoles. Nos gustaría poder analizar los errores de otro tipo de izquierda que practicase políticas solidarias y no clientelares, una izquierda que no fueran unos oportunistas que nunca trabajaron y que han encontrado en el aventurerismo político la solución a su vida. Quizás los años nos hayan hecho ser más mordientes de lo políticamente correcto, pero es que ya tenemos muchos (¿demasiados?) años de experiencia como para pertenecer a cualquier rebaño pastoreado por el flautista de Hamelin. En cualquier caso los que se han echado al monte son ellos, no nosotros.
Lo incontestable es que Sánchez (tras dar un vergonzoso y fallido golpe de estado en su propio partido) tiene una exigua representatividad democrática pero aun así, su presidencia (presente y probablemente futura es legítima) porque es legal, pero la representatividad material está condicionada por los propios límites del personaje. Priman, más allá de ideas socialdemócratas, la connivencia con los partidos separatistas en detrimento de los intereses generales de los españoles: realmente ha primado la agenda ideológica sobre la gobernabilidad común; la politización de las instituciones del Estado contra su integridad; el intervencionismo político sobre la autonomía del poder judicial; el populismo económico sobre la solvencia y la eficacia; la propaganda y la ocultación sobre la veracidad y la transparencia.