La comparación de los datos sobre el empleo creado en España muestra como el salario mínimo ha paralizado las estadísticas que se lograron durante las legislaturas anteriores a la aprobación de la medida.
El Salario Mínimo Interprofesional lleva en escalada desde 2018. Sin embargo , u aprobación ha fomentado los despidos masivos de 71.600 trabajadores y ha impedido que 145.900 contratos lleguen a oficializarse, en total, 217.500 empleos no se han cerrado según el último estudio de Cepyme. Ante estos datos se ha advertido de las «nocivas consecuencias» que tendría otra nueva subida del SMI en un contexto donde se incrementan los costes y las ventas se frena la productividad.
A raíz de las últimas alzas del salario mínimo interprofesional (SMI) se pueden observar las múltiples derivadas de su aplicación en las negociaciones salariales del tejido empresarial. En los últimos años, España ha incrementado el salario mínimo un 52,6%. La escasa moderación en las subidas y sus aprobaciones consecutivas han impactado en la conformación de los salarios en las empresas. Se ha observado un desplazamiento ascendente en las tablas salariales de muchas empresas incidiendo en mayor medida en los tramos inferiores. Asimismo, estos incrementos han influido en la negociación colectiva, dejando obsoletos muchos convenios en vigor e interfiriendo además en muchas de las 4.500 mesas de negociación colectiva que están conformadas en España.
El panorama actual dibuja una mayor homogeneidad retributiva a nivel nacional sin diferenciar la productividad del territorio, del sector ni del tamaño de empresa. La productividad de las pequeñas empresas es tres veces menor que las de más de 250 trabajadores, situación que se agrava por sector y territorio, afectando de forma distinta a sus márgenes y rentabilidad, y, por tanto, incidiendo en mayor medida a la de menor estructura. La menor competitividad de estas empresas dificulta, en términos generales, la posibilidad de repercutir el aumento de los costes salariales al precio final. Por ejemplo, en el sector servicios, el SMI es el 59,2% del salario medio, pero en las empresas de menos de 50 trabajadores llega al 69,5%. No obstante, en el caso de Canarias, el SMI en la pequeña empresa de servicios ya es el 90,5% del salario medio.
El cepyme informa que durante los últimos cuatro años, la tasa de creación de empleo en tareas elementales se ralentizó hasta el 2,8 %, un porcentaje lamentable y desilusionante si lo comparamos con la tasa del 13,4% registrada entre 2013 y 2018. Elevar el SMI implica tener que subir las cotizaciones hasta el el 46% perjudicando a los trabajadores menos cualificados.
Durante la subida del salario mínimo deberían tenerse en cuenta varios factores además de la evolución del IPC, como la marcha de la situación económica y del empleo y la productividad, que en este último caso descendió un 7,5 % de 2017 a 2021, según datos del Indicador de las Pymes de Cepyme.