La propuesta “en borrador” del ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, para ampliar a 35 años la base de cálculo para las pensiones, supone un golpe bajo que dilapida las recomendaciones del Pacto de Toledo , según señalan varias fuentes de dicho pacto de diferentes formaciones políticas que aseguran que nunca se planteó la ampliación del periodo de cálculo de la base reguladora a ese periodo.
Desde la Comisión del Pacto de Toledo aseguran que, según las recomendaciones aprobadas, el Gobierno no dispone de aval parlamentario para ir más allá del marco establecido por la reforma de pensiones aprobada por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero en el año 2011, si bien la norma abre un resquicio a la utilización de un periodo de cálculo para determinar la pensión que vaya más allá de los 25 años, pero restringido a las situaciones en que los futuros pensionistas hayan sufrido lagunas de cotización que vayan a erosionar la cuantía de su pensión futura.
Tanto en el PSOE como en la mesa del diálogo social se han mostrado muy sorprendidos por la aparición de ese borrador sobre algo que no había planteado en sus comparecencias ni en ninguna reunión el propio Escrivá. Desde el Ministerio de la Seguridad Social no se ha producido por el momento ningún desmentido sino una única llamada a “la discreción” ante un asunto que afecta a tanta gente, en palabras del propio ministro.
Las pensiones de jubilación sufrirían un recorte importante de materializarse la propuesta de reforma del sistema que se ha plasmado en documentos internos del Ministerio. Esto implica que, dado que las nuevas altas de jubilación se sitúan en una pensión media en 1.400 euros, una rebaja en la cuantía de la pensión, respecto a los niveles actuales, de 140 €/paga, es decir expresado en 14 pagas, de hasta 1.960 € al año.
La referencia más reciente para poner cifras a esta afirmación genérica se encuentra en un informe que encargó la propia Seguridad Social en tiempos de Zapatero (2007) antes de su profunda reforma de las jubilaciones del 2011. Tras proyectar distintos escenarios de ampliación del periodo de cálculo de la base reguladora, los técnicos concluyeron que, grosso modo, se da una reducción en la cuantía de la pensión de un punto porcentual por cada año de ampliación. Esto implica que pasar de los 25 años actuales (a partir de 2022) a los 35 que plantea Escrivá supondría un recorte del 10%. Este informe de la Seguridad Social, partía de un escenario de 15 años de cómputo y cifraba en un 17% la caída de la pensión media en caso de aumentar el periodo de cálculo de la base reguladora hasta los 35 años y veía como «muy probable» que ese valor marcase el rango inferior del recorte, «siendo de esperar una reducción todavía mayor».
La medida “anunciada” persigue una mayor contributividad del sistema pero en la práctica supone un recorte de las pensiones, porque los trabajadores suelen cobrar sueldos más bajos en sus primeros años de vida laboral, aunque podría beneficiar a los expulsados del mercado de trabajo en sus últimos años de carrera profesional.
Para José Ignacio Conde-Ruiz, subdirector de Fedea, aumentar la base reguladora de 25 a 35 años sería «una medida positiva». «Avanza en la contributividad del sistema, que debería desembocar en toda la vida laboral», indica. De este modo, a su juicio, «una vez se tenga en cuenta toda la vida laboral, estaríamos prácticamente a un paso de convertir nuestro sistema de pensiones en uno de cuentas nocionales«. Así, en opinión de este experto, «un sistema de cuentas nocionales bien diseñado sería la mejor forma de hacer compatible la suficiencia y la sostenibilidad
Uno de los defensores de ese planteamiento es el profesor de Economía del IESE experto en pensiones Javier Díaz-Giménez, para quien elevar los años en el cálculo de la pensión tiene, de entrada, dos efectos claros: por un lado supone que la cuantía baja de forma inevitable con el modelo de reparto actual, pero por otro lado, mejora de forma sustancial la contributividad, es decir, se acerca más lo que la gente cotiza durante toda su vida a lo que realmente cobra cuando se jubila, que es algo que desde Bruselas siempre se le ha reclamado a España a la hora de reformar las pensiones.

Escrivá cuando era presidente de la AIReF calculó que elevar la carrera de cotización considerada para el cómputo de la pensión desde los 25 años hasta los 35 años en 2027 contendría el gasto en pensiones en 0,5 puntos de PIB en 2048. «La evidencia internacional muestra que existe recorrido en el aumento de la carrera de cotización, comparativamente baja», señalaba en un informe en el que indicaba que «la tasa de cobertura se reduciría en 2 puntos respecto al escenario central».
Esta medida, según indicaba en su informe la AIReF en 2019, «reforzaría la contributividad del sistema e incentivaría las cotizaciones a lo largo de toda la vida laboral», algo que «resulta especialmente relevante cuando existe margen para decidir la base de cotización como en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos». Si bien el documento no incluyó un escenario de impacto sobre la cuantía de las pensiones porque, según argumenta la Autoridad Fiscal, «el cálculo del efecto de ampliar la carrera de cotización a toda la vida laboral exigiría utilizar datos que a día de hoy solo están a disposición de las Administraciones de la Seguridad Social, por lo que el efecto de esta medida no ha podido ser simulado».
La AIReF en un estudio más reciente de septiembre de 2020 calcula que el incremento de la carrera de cotización considerada para el cálculo de la pensión de 25 a 35 años en 2027 controlaría el gasto en 0,6 puntos. El informe insiste en que «existe margen para el aumento» en la comparativa internacional y en que la medida «reforzaría la contributividad del sistema e incentivaría las cotizaciones a lo largo de toda la vida», aunque la tasa de cobertura se reduciría en 2,1 puntos respecto al escenario inicial.
Fuente: La Información
ENLACE AL INFORME “LA CUANTÍA DE LAS PENSIONES A MEDIO PLAZO, SUS EFECTOS SOBRE EL SISTEMA DE PENSIONES Y EL ESTUDIO DE ALTERNATIVAS (2006)”


Podría titular este comentario: «Nunca llueve a gusto de todos». Particularmente desde que llevaba varios años cotizando como trabajador, siempre pensé 2 cosas, según mi forma de ser/vivir: a) Cuanto más amplio es el periodo de cálculo de la base reguladora, mejor para mi. b) Los pensionistas en España, en comparación con los trabajadores en activo, cobraban «demasiado». Sé que la segunda afirmación es no solo polémica, sino totalmente subjetiva (¿Qué es «demasiado»?).. Todo partía de la base de que llevamos los españolitos toda la vida con la cantinela de «cuando me jubile no habrá pensiones / la hucha de las pensiones estallará cualquier día..» ese mantra siempre está presente en cualquier conversación sobre jubilación. Paradójicamente, mientras oía aquello observaba a muchos pensionistas con mensualidades de cerca de 2000 euros y siempre me cuestionaba el «si se rebajara algo esa pensión media/máxima» había más para repartir, todo esto de cara a futuro. Ciertamente a partir de la crisis de 2008, y con la te tenemos ahora (COVID19) detecto que dichas pensiones han sido un soporte fundamental a la precariedad/carencias de los hijos/nietos con lo que «no hay mal que por bien no venga» siguiendo con los clichés. Cierro ese punto. Vamos al a) .A partir del momento en que empecé a ahorrar de forma considerable se me encendió una bombilla que lejos de apagarse cada año brilla con más fuerza. La idea de que de alguna manera el sistema humano laboral está mal hecho. La curva de aprendizaje/perfeccionamiento es relativamente… Leer más »
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