La conexión entre jubilación y júbilo puede ser solo etimológica.
Más del 30% de los suicidios anuales en Espña (4.000) son en mayores de 65 años
Muchos trabajadores están deseando jubilarse, pero la realidad es que algunos de los que pueden hacerlo se enfrentan a numerosos miedos e incertidumbres. Nadie nos prepara para, de golpe, disponer de todo el tiempo del mundo. La jubilación puede ser dorada, pero también tenebrosa.
Las cifras, a menudo enemigas de nuestros idealizados deseos, nos dicen que la jubilación no a todos nos sienta tan bien como creíamos. Por un lado, porque apenas hay preparación psicológica, emocional y social para el impacto real que tiene en nuestras vidas desvincularse del mundo laboral, y porque además subestimamos nuestra longevidad (lo que nos queda por vivir) ¡pero sobreestimamos lo que nos durará el dinero! Según el Estudio Anual de Preparación para la Jubilación que recoge el Centro Internacional sobre Envejecimiento (CENIE), España es el segundo país menos preparado para enfrentarse a los problemas demográficos que llegarán en un futuro cercano, después de Japón. Justo los dos países con mayor esperanza de vida y que tienen las sociedades más envejecidas (según las Naciones Unidas, en 2050 el 41,9% de la población española tendrá más de 60 años) son quienes peor planifican su retiro. Hagamos un cálculo sencillo pero impactante: si nos jubilamos a los 67 años pero vivimos hasta los 85/90 o más (el 50% de nuestros niños, ya se sabe, tendrán vidas de 100 años), ¿cuántos años de inactividad laboral nos quedan por delante? Exacto, entre 20 y 30 años.
El retiro se asocia con una ideas y sentimientos a menudo contradictorios. Mezclamos ideales con proyecciones no reales, miedos, ilusiones… Es un momento de transición brutal que no gestionamos adecuadamente desde la perspectiva emocional. El 50% de quienes se jubilan sufren en mayor o menor medida durante el primer año el Síndrome del Jubilado: insomnio, hipertensión, ansiedad y depresión. Más cifras: según el INE, el 49% de las personas que se suicidaron en España en el 2017 eran mayores de 55 años (lo que en muchas veces va asociado al desempleo), pero además la tasa más alta de muertes de este tipo es en personas mayores de 70 años. Personas que entraban en una supuesta época de disfrute y descanso.
Así que bendita jubilación, o no. Depende. Todos conocemos personas felices en esta etapa, pues cada uno es un mundo en el que influyen múltiples factores (salud, vida en pareja, personalidad, ahorros…), pero la mirada hay que ponerla en la parte vulnerable de la ecuación, porque es recurrente y alta. Nos olvidamos de que la jubilación no es un acto vital, ¡sino administrativo!, y asociarla a la decadencia es mancillar las edades biológicas y personales