Las empresas se quedan sin treintañeros, el ‘motor productivo’ del mercado laboral

Noticia:

El segmento de trabajadores de 30 a 39 años no ha mejorado su nivel de ocupación en la recuperación. Las empresas los consideran los más productivos.

Hace unos años una gran multinacional de la gestión de los recursos humanos realizó un ejercicio en Colombia. Preguntó a los empresarios del país en qué momento consideraban que sus empleados alcanzaban su máxima productividad laboral y, por tanto, qué perfiles generacionales estaban más dispuestos a contratar: las respuestas obtenidas no dejaron lugar a la duda. Las empresas prefieren a los treintañeros. Aseguran que es el momento cumbre del crecimiento profesional de un trabajador, dónde éste alberga la energía necesaria y la predisposición para avanzar y en la que, además, está más dispuesto a priorizar la mejora de su carrera profesional. La academia pone asteriscos a este afirmación. En general admite que entre los 30 y los 40 años se alcanza la madurez laboral del trabajador, especialmente en actividades con un fuerte componente físico, pero subraya que la pérdida de empuje y vigor facilita la aparición de otros recursos u oficios y que el conocimiento adquirido también impulsa la productividad de los empleados más maduros.

La escasa información que la Seguridad Social ha proporcionado a partir de los datos de las vidas laborales de los trabajadores también señala ese periodo entre los 30 y los 40 como crítico para el devenir de la carrera profesional de los trabajadores. De hecho, es en ese tramo donde se genera la brecha salarial entre los hombres y mujeres, vinculada de forma inexorable a la decisión sobre la maternidad. 

Sucede que en España algo extraño ha ocurrido en ese tramo, el auténtico motor productivo del mercado de trabajo. Lo explica el analista de Asempleo, Alejandro Costanzo. “El segmento de trabajadores entre 30 y 39 años es el único que no ha mejorado sus niveles de ocupación desde el momento en que el empleo tocó suelo en el primer trimestre de 2014”. Ahí se inició una recuperación, más tenue al principio, más vigorosa después y ahora ‘más desacelerada’, que ha servido para generar más de dos millones y medio de puestos de trabajo en apenas cinco años y que ha permitido recuperar dos de cada tres empleos que se perdieron en la crisis. La mejora ha sido generalizada y ha afectado a todos los sectores y tramos edad… salvo al más significativo: el de los treintañeros.

En el tercer trimestre de 2017, justo antes de que colapsara Lehmann Brothers y en pleno calentón de la burbuja inmobiliaria doméstica, el número de treintañeros y treintañeras con un empleo en el mercado de trabajo español era de 6.271.700, lo que suponía casi un tercera parte del número total de ocupados. Según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa, la correspondiente al primer trimestre de 2019, esa cifra hoy ni siquiera llega a los cinco millones y no supone ni una cuarta parte del grueso del mercado de trabajo. Hay un millón de treintañeros menos trabajando que en 2007, pero es que hay casi 300.000 menos que en 2014 cuando el mercado de trabajo español tocó suelo.

“Hay un relevante factor demográfico en todo esto“, asegura María Jesús Fernández, analista senior de Funcas. Los treintañeros de hace una década eran la última remesa del ‘baby boom’ y los de hoy se asocian a la primera generación de ‘hijos únicos’ que ha habido en España. La población en edad de trabajar ha caído de manera significativa en ese tramo, pero eso no explica por qué el segmento generacional al que más ofertas de trabajo dirigen las empresas -hasta un 50% según un informe realizado en su día por Adecco e Infoempleo- tiene más de 700.000 parados, de los cuales alrededor del 40% llevan así más de un año.

Las alternativas: subempleo o ‘exilio’

“No estamos hablando, además, de los típicos jóvenes sin estudios que salieron rebotados del sector de la construcción y ahora no tienen la capacitación que requiere el mercado de trabajo”, explica Alejandro Costanzo. “Son gente con formación universitaria, que no han encontrado su hueco en el mercado de trabajo. Algunos han emigrado y otros se han quedado pero en puestos de trabajo no acordes a su formación. Es posible que muchos aún estén esperando su oportunidad”.

Hace diez años, la mayoría de los ‘treintañeros’ trabajaban en el sector industrial y el número de profesionales científicos y técnicos (más de 360.000) se acerca al de los que estaban empleados en la hostelería (411.000). Una década más tarde es el sector comercial el que emplea a la mayoría y la cifra de profesionales científicos y técnicos (menos de 250.000) se aproxima a la mitad de los que trabajan en la hostelería. (420.000).

El desierto de oposiciones en los últimos años también ha reducido a la mínima expresión los funcionarios en ese tramo de edad y solo la Enseñanza y la Sanidad -que en estos años de apreturas han tirado de los interinos para ir cubriendo sus necesidades de personal- han permitido encontrar un acomodo en el sector público a los nuevos treintañeros.

Durante este camino, la tasa de paro de este rango de edad que tradicionalmente ha coqueteado con el umbral del pleno empleo se ha disparado hasta el 13%, de los cuales el 40% llevan más de un año sin trabajar y cerca de 200.000 más de dos años sin un empleo.

Te puede interesar ...

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Telegram
Email

Deja un comentario