La tasa de movilidad se mantiene casi estable desde el inicio de la crisis

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El porcentaje de parados que se trasladó en 2018 fue del 4,3%

La crisis económica acarreó cambios de mentalidad en el mercado de trabajo. Pero uno de ellos no ha sido el de cambiar el lugar de residencia por motivos laborales. La movilidad geográfica española sigue en los mismos parámetros de hace lustros y alejada de la que se produce en otros países europeos, excepto en los mediterráneos, que presentan índices de cambios de residencia similares a los de nuestro país.

Los datos más recientes, publicados en junio por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), indican que en 2018 la tasa de movilidad, esto es, la proporción de contratos que obligan a cambiar de lugar a una persona, alcanzó las mayores cotas de la serie histórica. Sin embargo, éstas tampoco fueron excesivas ni mucho menos. El año pasado, la tasa de movilidad entre comunidades autónomas fue del 9,56% y la interprovincial, del 14%. En realidad, si se observa la trayectoria desde 2008 es evidente que se mantiene una tendencia más bien plana pues ese año eran del 8,15% y del 12,46% respectivamente. Esto significa que el número de personas que están dispuestas a trasladar su residencia a otra provincia o a otra comunidad por motivos laborales no ha variado desde el inicio de la crisis .

Los datos relativos a los sectores donde se firman los contratos que suponen un cambio de municipio avalan aún más la propensión al inmovilismo del mercado laboral. Son la agricultura, con 749.790 contratos al año que implicaban traslado, y la hostelería, con 377.350, los que concentran un mayor numero de movimientos de una provincia a otra. Representan más de un tercio del total y las razones son conocidas: se trata de actividades de temporada y de trabajos en campañas concretas que requieren mano de obra intensiva. De ahí que haya movilidad pero no abunde la permanencia.

Pero si la movilidad geográfica entre trabajadores que consiguen contratos es escasa, entre desempleados es casi nula. El porcentaje de parados que cambiaron su lugar de residencia en 2018 fue del 4,3%, según la Estadística de Movilidad de la Encuesta de Población Activa (EPA). Circunstancias personales aparte, el gran porcentaje de desempleados que no se mueve de su municipio para buscar trabajo en otro lugar pone de manifiesto que la razón es de índole cultural. Sobre todo porque en la mismas estadísticas de la EPA aparece otro dato revelador: de los parados que se mudaron en el último año casi la mitad, el 45%, son extranjeros. El 32,6% de los parados no se han movido nunca de su lugar de nacimiento.

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