El paro juvenil de España supera al de Grecia y ya es el más alto de Europa

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El ajuste del desempleo se ha frenado en seco en los últimos meses como consecuencia del aumento de la población activa y la tasa de paro juvenil se ha estancado por encima del 32%

En septiembre España sumó un trimestre completo con la tasa de paro juvenil (menores de 25 años) más alta de toda la eurozona, superior al 32,7%, según los datos difundidos por Eurostat. Aunque el porcentaje de desempleados sigue reduciéndose, lo hace a un ritmo decreciente como consecuencia de la ralentización del empleo y del aumento de la población activa. Sin embargo, otros países europeos siguen ‘haciendo sus deberes’ y han conseguido adelantar a España en ritmo de ajuste del paro.

El resultado es que el mercado laboral español tiene ya la tasa de desempleo juvenil más alta de toda la eurozona, superior al 32,7% de la población activa (todos los datos están desestacionalizados). En otras palabras, uno de cada tres jóvenes que quiere trabajar no encuentra un empleo. En los últimos trimestres España ha adelantado a Grecia, el único país que quedaba en peor situación. La recuperación en Grecia ha sido muy intensa en el último año y la creación de empleo ha sido especialmente fuerte entre los más jóvenes. El resultado es que han bajado la tasa de paro juvenil en 5,3 puntos porcentuales en el último año (con datos hasta septiembre de 2019).

De esta forma, el paro de los menores de 25 años en Grecia se ha reducido hasta el 32,5% en septiembre (último dato comparable para todos los países del euro) y consolida ya tres meses consecutivos mejorando los registros de España. Y si se tiene en cuenta la tendencia, es de esperar que esta brecha irá aumentando en los próximos trimestres. Basta con entender que mientras Grecia ha reducido su tasa de paro juvenil en 5,3 puntos porcentuales, España lo ha hecho en solo 1,5 puntos.

Estos datos del paro son solo una muestra más de cómo los jóvenes han sido los perdedores de la crisis en España y los olvidados por la sociedad. Ningún otro país europeo ha permitido una situación tan dramática para los más jóvenes como la que vive España. Aunque la situación ha mejorado durante los últimos años, las tasas de desempleo todavía son un 50% superiores a las que había antes del estallido de la crisis. Y eso después de siete años consecutivos de crecimiento económico.

El paro juvenil se ha convertido en el gran drama económico de España, no solo por los problemas de presente que genera, sino también de futuro. Existe toda una generación que sigue sin poder acceder a su primer empleo, lo que no solo limita su capital humano, también dificulta su incorporación tardía al mercado laboral y lastra su carrera profesional.

Aunque España sigue creando empleo juvenil, el ritmo se ha frenado en los últimos trimestres como consecuencia de la ralentización de la economía. A esto se une el aumento de la población activa, principalmente por el repunte del abandono escolar. En el último año, el número de jóvenes activos aumentó en 20.000 personas (datos hasta el segundo trimestre de 2019), la tercera cifra más alta de Europa, solo por detrás de Alemania y Holanda.

La suma de estos dos factores ha provocado que el paro juvenil haya vuelto a subir (según la metodología de Eurostat). El número de desempleados en noviembre ascendió a 512.000 jóvenes, lo que supone un incremento de casi el 2% respecto al mismo mes del año anterior. Esto significa que el número de desempleados ha subido en 9.000 jóvenes en el último año.

Datos que contrastan con la evolución positiva que sigue viviendo Europa. En la Unión Europea, el desempleo juvenil ha bajado un 3,8% y en la eurozona, un 3,3%, en el último año. De esta forma, España se queda totalmente rezagada en cuanto a las posibilidades que ofrece a los más jóvenes.

Los perdedores de la crisis

Los jóvenes son los claros perdedores de la crisis. No solo porque no tengan acceso al empleo, sino porque su nivel de riqueza ha sufrido un auténtico desplome durante la última década, como ponen de relieve los últimos datos del Banco de España. La principal fuente de riqueza de las familias es la vivienda en propiedad, ya que eso les permite beneficiarse de las subidas de precio en épocas de bonanza.

Los jóvenes no han podido acceder a una vivienda en propiedad en esta fase de la recuperación, lo que les ha penalizado doblemente. Por una parte, se han visto privados de esta subida de precios y, segunda, ahora tienen que hacer un gran desembolso para pagar un alquiler o adquirir una vivienda.

Según los datos de la última Encuesta Financiera a las Familias, el patrimonio neto de los hogares cuyo cabeza de familia es menor de 35 años se hundió un 92% desde 2011 hasta 2016. Datos que confirman la precaria situación que sufren los jóvenes. Aunque ha mejorado levemente en los últimos años gracias a la recuperación, su economía ha sufrido tal desplome que está lejos de volver a los niveles precrisis.

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