Pensiones, el dilema

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Es hora de que partidos y agentes sociales afronten una disyuntiva ineludible: sostenibilidad o mayores prestaciones

El director de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce, advirtió ayer de que la actualización de las pensiones según el IPC pondría en riesgo la viabilidad de la Seguridad Social.

El presidente de la Airef, José Luis Escrivá, se mostro más optimista anteayer, al señalar que cabe una proyección demográfica con «más fecundidad e inmigración», con lo que bastaría una reforma que prolongue la vida laboral y amplíe los años de cotización para el cálculo de las pensiones.

El presidente en funciones, Pedro Sánchez, considera que ha de garantizarse la dignidad de las pensiones y la sostenibilidad del sistema al mismo tiempo; desiderátum que en términos generales comparte la mayoría de los partidos políticos, sumidos en un clima electoral permanente.

Estos son los términos en que se desarrolla un debate que parece rehuir el capítulo de las conclusiones. Porque no basta con enunciar los propósitos cuando, a pesar de las reformas, sigue aumentando el déficit de la Seguridad Social.

El envejecimiento de la población por un lado y, por el otro, los límites que presentan la población activa, el empleo y los salarios en España, conforman un cuadro imposible de rehacer a base de voluntarismo.

Es hasta cierto punto comprensible que dar satisfacción a los requerimientos de los pensionistas de hoy prime sobre el objetivo de la viabilidad futura del sistema. Ocurre en todos los órdenes de la acción pública. Pero va siendo hora de que las instituciones representativas de la democracia y las organizaciones sociales afronten sin evasivas una disyuntiva ineludible.

Asegurar la sostenibilidad del sistema para, a partir de ahí, procurar que las pensiones inmediatas resulten justas; o garantizar el mantenimiento del poder adquisitivo de los pensionistas de hoy para, a partir de ahí, obtener recursos fiscales que complementen las cotizaciones.

No es fácil trazar en medio una salida salomónica. Parece obligado que la edad de jubilación vaya pareja al incremento de la esperanza de vida. Pero hay que asumirlo también por parte de los más jóvenes. Inevitable transferir al conjunto de los contribuyentes parte del coste en pensiones. Pero hay que decírselo. Conveniente derivar el ahorro de personas y familias hacia la previsión social, pero sin que comporte sobrecostes tributarios.

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