El máximo responsable de la Seguridad Social – que disfruta de una autoridad incontestable en el sector – ha sido muy claro con las mutuas desde el minuto uno. Al poco de tomar posesión de su cargo – allá por el pasado verano – propició un almuerzo con los presidentes de los principales actores del sector: Fremap, Asepeyo, Fraternidad Muprespa, Ibermutua (entonces, Ibermutuamur), MC Mutual y Mutua Universal, entre otros. Según varias fuentes presentes en el encuentro, se sentó ante ellos y de forma muy sucinta les trasladó sus planes: diagnosticó un problema de eficiencia en el sector, les instó a resolverlo sopena de resolvérselo desde la Secretaría de Estado y les confió que entendía que parte de ese problema venía de la existencia de un exceso de actores en el sector, y que en su opinión no sería mala cosa avanzar hacia un sector más consolidado con seis o siete mutuas. De paso, les adelantó que el Gobierno iba a intervenir en Mutua Gallega – como así sucedió – y que esperaba que la solución a esa situación viniera del propio sector.
De hecho, aún forma parte de esa red de servicios, aunque ya no integrada en Corporación Rama tras el plan de reducción de tamaño de la Administración del Gobierno Rajoy que decidió eliminarla. Fuentes del sector avanzan que la salida de MC Mutual de la red heredera de Corporación Rama es cosa de días y el presidente de la mutua, Miquel Valls, ha confirmado que algunos de esos convenios se desharán tras el pacto con Asepeyo y Fraternidad-Muprespa.
Valls admite que ‘+ Compromiso’ no solo cuenta con la autorización preceptiva de la Secretaría de Estado de Seguridad Social – las mutuas son entidades colaboradoras de la Seguridad Social y, por tanto, funcionan bajo su supervisión – sino que le consta que también cuenta con su apoyo. Lo mismo que la otra gran plataforma constituida en este movimiento de placas tectónicas en el sector, disfrazado de apuesta repentina y decidida por la eficiencia en la gestión: la configurada por el primer operador de este mercado, Fremap, junto a Mutua Universal y Solimat.
Tras estos movimientos, el escenario se ha repartido en un doble frente de naturaleza mixta, desde el punto de vista de que ambos bloques tienen entidades con sede en Madrid (Fraternidad Muprespa y Fremap) y en Cataluña (Asepeyo y MC Mutual, por un lado, y Mutua Universal, en el otro grupo); una tercer plataforma en discordia, la heredera de la Corporación Rama, liderada por Ibermutua; y una pléyade de mutuas de pequeño y mediano tamaño aún no asociadas a ningún ‘grupo’.
Las fuentes consultadas por el sector advierten de que este movimiento tendrá también consecuencias sobre los equilibrios internos en AMAT, donde cada mutua dispone de un voto y, por ejemplo, MC Mutual solía alinearse con Ibermutua en la mayoría de las cuestiones.
Si se trata, en efecto, de una mera alianza para cumplir con la exigencia de la Seguridad Social de reducir la factura derivada de los convenios gravosos suscritos por las mutuas con la Sanidad Privada y mejorar la eficiencia de la gestión, o de otra cosa, vamos a tener oportunidad de comprobarlo más pronto que tarda. Según fuentes del sector, hay al menos dos mutuas que operan con la espada de Damocles de la vigilancia intensiva de la Seguridad Social sobre sus cabezas: MAC, la Mutua Canaria, y Mutua Montañesa. La primera ya cuenta con una advertencia de la Seguridad Social en sus cuentas de 2017 y es la principal candidata a ser propuesta para una nueva integración.
Los resultados del 28-A tendrán una incidencia relevante en este proceso. Un nuevo gobierno socialista con Octavio Granado en la Seguridad Social aceleraría con toda probabilidad el proceso de consolidación en el sector, mientras que desde el PP siempre se mostraron más partidarios en dar cierto margen a las mutuas, aunque también con una eventual consolidación del sector en el horizonte.