El porcentaje de hombres que optan por una jornada reducida cuando se reincorporan tras una baja por paternidad es 10 veces menor que el de mujeres.
La conciliación sigue siendo uno de los temas con mayores desigualdades en función del género en nuestro país. Y hay múltiples ejemplos: el pasado junio, el Instituto Nacional de Estadística (INE), a partir de la Encuesta de Población Activa (EPA), señalaba que el 87% de los hombres que abandonan su trabajo en algún momento desde que acaban los estudios para cuidar de sus hijos lo hacen por un periodo inferior a seis meses; un porcentaje que cae hasta el 50% en el caso de las mujeres, que dedican mucho más tiempo a atender a los hijos propios o los de sus parejas. Aún peor: una reciente investigación revela que solo el 4% de los padres reduce su jornada tras reincorporarse de una baja de paternidad, frente al 37,7% de madres que lo hacen.
El informe ¿Por qué los hombres no utilizan las medidas de conciliación de la vida laboral y familiar?, llevado a cabo por J. A. Fernández-Cornejo, Sabina Belope-Nguema, Lorenzo Escot y Eva del Pozo- García, de la Universidad Complutense de Madrid, y publicado por el Observatorio Social de La Caixa, analiza el desequilibrio entre madres y padres a la hora de utilizar las medidas de conciliación existentes. Y, quizás, el dato más sorprendente es que el 37,7% de las madres encuestadas para el estudio solicitaron una reducción de jornada o trabajar a tiempo parcial al reincorporarse a sus trabajos tras la baja maternal, frente al 4% de los padres.
El informe indaga también en las causas de la diferencia de uso de estas medidas: el 54,4% de los hombres y el 60,5% de las mujeres encuestadas opinan que en sus empresas se considera “más natural” que la madre solicite estas medidas, sintiéndose ellos menos libres para usarlas. El estudio concluye que los padres que tienen la percepción de trabajar en compañías que apoyan la conciliación de ambos sexos tienen menor sensación de conflicto entre trabajo y familia.
En general, el informe apunta que los hombres con hijos pequeños usan las medidas de conciliación de la vida laboral y familiar en menor medida que las mujeres… y existe un notable desequilibrio entre las madres y los padres en este ámbito.
Por ejemplo, según los datos del cuarto trimestre de 2018 de la Encuesta de Población Activa, solo el 4,9% del total de los padres varones asalariados (con hijos de cero a cuatro años) trabajaban a tiempo parcial, mientras que en el caso de las madres ese porcentaje era del 29,2%. Asimismo, solo el 12,7% de estos padres indicaba que la razón de trabajar a tiempo parcial era “el cuidado de niños o de adultos enfermos, incapacitados o mayores”, mientras que en las madres este porcentaje era del 47,6%.
Este menor uso de las medidas de conciliación por parte de los hombres es lo que también señalan los resultados de una encuesta, en la que se basa esta investigación, realizada en 2016 entre 1.785 parejas con hijos pequeños de la Comunidad de Madrid. Así, tras el nacimiento o adopción las madres utilizaron un promedio de 162,7 días de baja para cuidar del bebé, mientras que los padres utilizaron 16,8 días. Asimismo, el 37,7% de las madres solicitaron una reducción de jornada o trabajar a tiempo parcial al reincorporarse a sus trabajos, mientras que tan solo un 4% de los padres la solicitaron. Las diferencias en materia de solicitudes de flexibilidad horaria y de cambios de turno también fueron importantes.
Entre las razones de este desequilibrio, el informe señala que “muchos padres varones asalariados desearían equilibrar el tiempo y la energía que dedican al trabajo y a la familia. En teoría, estos trabajadores tienen acceso a una serie de medidas de conciliación, que están disponibles en las organizaciones en las que trabajan. Sin embargo, se enfrentan a una serie de barreras, muchas comunes a las que experimentan las madres y algunas otras más diferenciadas. Estas barreras les inhiben del uso de las medidas de conciliación, creando una brecha entre el derecho teórico a utilizarlas y la capacidad real para hacerlo”.
Y concluye: “En la práctica, muchos padres se ven con un reducido/escaso margen de maniobra para optar de manera efectiva al uso de dichas medidas, por lo que tienen la sensación de que su capacidad para elegir libremente es limitada. Esta capacidad de elegir libremente es lo que se conoce como ‘capacidad de agencia’; es decir, la capacidad de hacer lo que uno querría hacer. Los factores que favorecen que un padre trabajador se sienta con capacidad para utilizar las medidas de conciliación son de tres tipos: individuales, políticos y sociales, así como los relacionados con el entorno de trabajo”.