La pandemia deja en paro a más de 84.300 menores de 25 años. El desempleo entre el colectivo se ha disparado un 40% en el último año y ha encendido las alarmas en Trabajo, que elabora un plan de choque.
La pandemia de la Covid-19 ha fulminado de un plumazo a más de 100.000 jóvenes del listado de cotizantes a la Seguridad Social del que se nutre el sistema de las pensiones. En concreto, según los datos extraídos por La Información de los registros de afiliación, entre los meses de marzo y septiembre se han dado de baja 106.882 trabajadores menores de 25 años. Un dato dramático que se complementa con las estadísticas de los servicios públicos de empleo estatal, donde en el mismo periodo se han inscrito como parados 84.377 jóvenes. Estas preocupantes cifras tienen en guardia a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quien consciente de que el desempleo juvenil supone un riesgo para el equilibrio generacional, está ultimando un ‘plan de choque’ que dará a conocer en las próximas semanas.
España apenas ha recuperado la mitad del empleo perdido por el ‘shock’ del virus. Así lo admitía el viernes el secretario de Estado de Seguridad Social y Pensiones, Israel Arroyo, quien se resignaba a admitir, seis meses después del mazazo inicial, que “estamos lejos de recuperar el nivel de empleo previo a la crisis”. Durante la rueda de prensa de presentación de los datos de paro y afiliación del mes de septiembre, el ‘número dos’ de José Luis Escrivá especificaba que el “terreno perdido” que aún no se ha recuperado está “concentrado en trabajadores temporales y jóvenes”. Es decir, los empleos más precarios, que son los que más han sufrido el golpe de la pandemia.
Un vistazo rápido a las estadísticas muestra cómo en estos momentos hay 373.839 afiliados menos que antes de la irrupción de la Covid-19, de modo que la porción de trabajadores menores de 25 años ‘perdidos’ por la pandemia se sitúa en torno a un tercio. Llama la atención en la comparativa de los datos de septiembre sobre febrero que mientras los grupos de edad inferiores, especialmente los que se encuentran entre los 16 y los 24 años, todavía cuentan con menos masa laboral que hace medio año, las cohortes superiores a los 45 años han incrementado el número de cotizantes. Por ejemplo, mientras los jóvenes entre 20 y 24 años han pasado de casi 911.000 a unos 829.000, los trabajadores de entre 60 y 64 años han crecido desde los 1,29 millones hasta los 1,34 millones.
Y aún más llamativo: los trabajadores de más de 64 años y, por tanto, más próximos a la jubilación, han pasado de algo más de 232.000 en febrero a rozar los 250.000 el pasado mes de septiembre. Los datos son cristalinos y refrendan lo que precisamente advertía el viernes el secretario de Estado Arroyo, y es que la parte del ‘agujero’ que falta por tapar en las estadísticas se focaliza en los colectivos más jóvenes y, por las características particulares del mercado laboral español, más expuestos a la temporalidad. Lo que han sufrido los jóvenes es, en definitiva, una destrucción masiva de empleo temporal, pasando de 4,2 millones de contratos eventuales el 11 de marzo a 3,5 millones el 30 de abril y a 3,9 millones el 30 de septiembre.
Acotando la lupa a la evolución del mercado laboral durante únicamente el mes de septiembre, se observa un incremento de 16.657 parados entre los jóvenes menores de 25 años. Mientras el paro en términos generales se reducía en valores absolutos en 26.329 personas respecto al mes de agosto, firmando el mejor mes de septiembre de toda la serie histórica, la sombra se cernía sobre el colectivo juvenil. Y si se amplía la lupa a la evolución en el último año, la imagen es desoladora: en doce meses el paro entre los jóvenes se ha disparado un 40%, tras sumar 97.374 desempleados. La tasa prácticamente dobla el crecimiento anual del paro a nivel general, del 22,6%.
Ya fuera de las estadísticas de Trabajo y Seguridad Social, hay más datos que dan fe de la dramática situación que atraviesa el empleo juvenil en España, especialmente cuando se compara con el entorno europeo. Según la agencia estadística comunitaria Eurostat, la tasa de paro de los jóvenes españoles es la mayor de toda la Unión Europea. Se sitúa nada menos que en el 43,9%, más del doble que en el conjunto de la UE (17,6%) y la zona euro (18,1%). España supera incluso a Grecia (39,3%), que en los últimos tiempos, desde la crisis financiera de 2008, ha venido disputándose con nuestro país el dudoso honor de tener la tasa de paro más alta de Europa.
A la cabeza de Europa
Precisamente de este dato se sirvió el viernes la portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Cuca Gamarra, para advertir de que, a pesar de la histórica caída del paro en septiembre, “la mitad de los jóvenes no están trabajando y necesitamos un país con esperanza y que crea en ellos”. Conviene recordar, haciendo un inciso, que la tasa de paro juvenil alcanzó el 57% durante el Gobierno de Mariano Rajoy. “No puede ser que de los tres millones de jóvenes parados en Europa, más de medio millón sean españoles”, zanjaba Gamarra en una entrevista en TVE en la que pedía al Gobierno “más políticas económicas” que permitan recuperar el empleo destruido y que vayan de la mano de políticas sanitarias, en aras de “un equilibrio entre la protección de la salud pública y la protección al empleo”.
El Gobierno, y en particular el Ministerio de Trabajo, no es ajeno a la situación que atraviesan los jóvenes en edad laboral. Hace unos días también desde el Grupo Parlamentario acusaban a la ministra Díaz en el Congreso de situar a España a la cabeza de la Unión Europea en paro juvenil, a lo que la responsable de las políticas laborales respondía que el Ejecutivo “no va a dejar a nadie atrás y mucho menos a los jóvenes, que son imprescindibles para la reconstrucción del país”. En este sentido, adelantaba que “en breve” va a presentar un plan de trabajo digno para los jóvenes y pedía al PP que abandone el “no” para seguir trabajando y dejar de tener “un país sin juventud y una juventud sin futuro”.
En la última conferencia sectorial de Empleo y Asuntos Laborales celebrada esta misma semana, en la que se abordó el Plan Anual de Política de Empleo para 2020 que van a ejecutar tanto el SEPE como las diferentes comunidades autónomas en sus respectivos ámbitos competenciales, la ministra Díaz reconoció que el desempleo juvenil es “el reto más importante al que nos enfrentamos” porque “representa un peligro para el equilibrio generacional”. Ahí están los datos: en estos seis meses de pandemia más de 100.000 jóvenes han dejado de cotizar para las pensiones de los jubilados porque se han visto expulsados del mercado laboral. Fuentes del Ministerio insisten en que esta es una de las prioridades de la legislatura y se remiten a un acto próximo para la presentación del plan de empleo juvenil.