¿Qué pasará con el SMI tras el 28-A? Del ‘lío’ del PP a los 1.200 euros de Podemos

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El debate en torno al Salario Mínimo Interprofesional (SMI) ha irrumpido de lleno en la campaña electoral. ‘Subirlo, sí – subirlo, no’ es la disyuntiva en la que se están moviendo los partidos para diseñar sus promesas de cara a la próxima legislatura. La otra opción –apostar por bajarlo– sería demasiado impopular en una carrera hacia La Moncloa en la que cada propuesta cuenta y el elevado porcentaje de indecisos acabará decantándose por la mínima. Los sueldos, al igual que las pensiones, son materia especialmente sensible para una sociedad que no termina de ver reflejada la recuperación económica en su bolsillo y que cada vez tiene más difícil llegar a fin de mes con una nómina estancada que soporta un coste de la vida imparable: el alquiler, el recibo de la luz, el carburante… La postura sobre el salario mínimo, en definitiva, va a dar y quitar votos.

El partido del Gobierno se basa en la recomendación de la Carta Social Europea de que el SMI debe alcanzar el 60% del salario medio (1.889 euros mensuales, según la última referencia del INE, de 2017). En la práctica, esta proporción supondría 1.133 euros al final de la legislatura, un 25% más que los 900 euros actuales, que se establecieron tras un incremento del 22% acordado con Podemos para ‘comprar’ su apoyo a los Presupuestos de 2019 que acabó por tumbar el Congreso. Ahora sí, en los próximos años los socialistas quieren dejar la negociación al diálogo social, según aclaran a La Información fuentes del comité electoral del PSOE, que además especifican que la cuantía final dependerá del “valor del salario medio y su evolución futura”. Por ello, tampoco se arriesgan a fijar como meta esos 1.133 euros, pues “podría quedarse por encima, o incluso por debajo, en función del valor de los sueldos en el momento”.

Quien lograra arrancar al Gobierno socialista la mayor subida del SMI de la democracia eleva ahora su apuesta para la legislatura que viene. El programa electoral de Podemos incluye el compromiso de alcanzar los 1.200 euros de salario mínimo en los próximos cuatro años. “El objetivo debe ser llegar inmediatamente a los 1.000 euros y asegurar que esta cuantía se actualiza al nivel establecido en la Carta Social Europea“, especifica la hoja de ruta de Pablo Iglesias que, a tenor de sus cálculos, tiene en cuenta una evolución del salario medio favorable de aquí a 2023.

Ciudadanos se resiste a concretar su SMI ideal. De primeras, la formación naranja impulsó la creación de una Comisión Nacional de Rentas y Salarios, un organismo adscrito al Ministerio de Trabajo que asesore al Gobierno, sindicatos y patronal. Albert Rivera arremetió contra la “populista y trasnochada” subida del salario mínimo a 900 euros y aseguró que debe nacer de un acuerdo entre sindicatos y patronal, sin dejar de tener en cuenta factores como la productividad del factor trabajo. Y ello a pesar de que su programa electoral, allá por el año 2008, apostaba por situar el SMI en 1.000 euros ya en 2016. 

Recientemente, el responsable económico, Luis Garicano, advirtió que la subida del 22% aprobada este año por el Gobierno de Sánchez es “un riesgo”, pero se comprometió a no derogarla. Más allá de esto se desconocen las intenciones de la formación naranja.

El PP también criticó abiertamente la subida del SMI a 900 euros pactada a espaldas de los agentes sociales. Recientemente, el candidato Pablo Casado sugirió en una entrevista radiofónica que pretende situar el salario mínimo en 850 euros en 2020, para cumplir con la senda que acordó el expresidente Mariano Rajoy con la patronal y los sindicatos, lo que, en la práctica, supone una rebaja de 50 euros. Después matizó sus polémicas palabras y explicó lo que ahora confirma su responsable económico a La Información: “Nuestra intención es recuperar el acuerdo entre agentes sociales dinamitado por PSOE y Podemos”. Daniel Lacalle advierte de una “subida brutal de impuestos encubierta para la mayoría de los asalariados” y de una “masiva destrucción potencial de empleo” a consecuencia del nuevo SMI de 900 euros, lo cual sugiere que los ‘populares’ están más por la labor de situar el sueldo mínimo por debajo de ese nivel que de elevarlo, por impopular que esto suene en campaña.

A Vox no le gusta el SMI.Es la gran novedad en estas elecciones. El partido de Santiago Abascal ha irrumpido con fuerza en la opinión pública y también lo hará, según vaticinan todas las encuestas, en el Congreso de los Diputados. Novedoso también es su planteamiento sobre el salario mínimo legal. Como se adelantó en estas páginas, a Vox no le gusta el SMI, porque, a su juicio, supone una “barrera de entrada” al mercado laboral. En paralelo, la formación ‘verde’ propone la creación de un “salario de inserción” para jóvenes menores de 24 años y demandantes inexpertos de un primer empleo. Este sueldo, que no se aventuran a cifrar, llevaría aparejada la creación de un “dispositivo exonerado de las cargas sociales” que recortaría las cotizaciones de las empresas a la Seguridad Social, hasta convertirlas en cero para estos salarios ‘de novatos’.

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