Si los jóvenes de hoy tienen que financiar las pensiones de la generación masiva de baby boomers (1955 a 1969) en 15 años, sus ingresos después de impuestos disminuirán cada vez más.
Esto es aún más grave porque, además de la escasez de viviendas causada por una política fallida de construcción de viviendas, los jóvenes de hoy también tienen que afrontar elevados impuestos y una política continua de tipos de interés cero que dificulta la acumulación de riqueza.
Para hacer más difícil aún la vejez varios ministros de finanzas europeos planean seguir el mal ejemplo establecido por Francia y cobrar un impuesto sobre la renta variable. El impuesto tenía la intención de ser una “tasa a las transacciones financieras” y todavía lleva este nombre hoy. Originalmente tenía como objetivo reducir el comercio de derivados y la especulación para hacer que los mercados financieros sean más estables. Sin embargo, debido a la presión de los bancos franceses, los derivados, los bonos y el “high frequency trading” quedaron exentos. El impuesto que se está estudiando ahora solo afectará a los inversores en renta variable y todas las inversiones utilizadas para instrumentos de inversión para la jubilación (seguros, fondos de inversión, pensiones). Esto beneficiará a los especuladores mientras que penalizará las inversiones a largo plazo diseñadas para la jubilación. Es imposible imaginar un (re)planteamiento más absurdo para un impuesto. La juventud de hoy volverá a ser la más afectada. Sin embargo, no debe esperarse resistencia. Por el contrario, los pocos jóvenes que lo conocen probablemente creen que el impuesto afecta a los bancos, no a ellos, y por lo tanto es “bueno”. Algo que el Ministerio de Finanzas (Bundesministerium der Finanzen – BMF) alemán también está promulgando. Por ello, enviamos al BMF una airada carta de protesta contra este “robo” para los inversores y para esta generación.
Tanto la generación del baby boom como los jóvenes de hoy, tienen derecho a una pensión adecuada. Aunque las pensiones de la generación anterior pueden parecer socialmente apropiadas, el cambio demográfico las convierte en una gran carga para los jóvenes de hoy. Los jóvenes tienen poco poder sobre las elecciones y están totalmente ocupados con los peligros del cambio climático. Eso los hace presa fácil para los políticos que no necesitan sus votos, pero que pueden gastar su dinero.
Se necesita un Greta 2.0 que sea capaz de mostrar no solo a la generación joven cómo las tácticas electorales y la política clientelar amenazan su futuro, sino que también pueda llegar a los adultos con derecho a voto. Esto quedó demostrado por las protestas de los chalecos amarillos en Francia, que causaron más impresión en Emmanuel Macron que las acusaciones de Greta Thunberg. Debido a las protestas, el gobierno aplazó sus planes para un presupuesto equilibrado, sabiendo muy bien que la generación más joven pagaría la factura.
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En los próximos años se irán incorporando al sistema de pensiones los integrantes de la llamada generación del baby boom. lo que hará que la Seguridad Social tenga que hacer frente a 15 millones de pensionistas en 2050. Es decir, casi seis millones más de prestaciones de las que debe afrontar en este momento.
Una situación que no es justa para las actuales generaciones de jóvenes y puede considerase que estamos ante “un robo generacional” ya que si los jóvenes deben pagar esas pensiones, no estarán en condiciones de afrontar su jubilación dado que “sus ganancias después de impuestos tenderán a disminuir cada vez más”.
Esa disminución de la capacidad de ahorro se ve perjudicada también por la política de interés cero del Banco Central Europeo.
Los jóvenes necesitan un golpe de realidad, ya que están muy centrados (y con razones para ello) en el cambio climático, pero no se fijan en lo que realmente les afecta. Por ejemplo, el famoso impuesto a la banca que “tenía como objetivo gravar el comercio de derivados y acabar con la especulación”, pero que en realidad se ha convertido en algo que afecta a los pequeños inversores y a aquellas inversiones pensadas para cubrir la vejez como seguros o fondos de pensiones.
Una vez más la juventud será la gran afectada pues los políticos no necesitan sus votos y, por tanto, pueden disponer de su dinero.
Por eso es deber de la generación anterior evitar la redistribución que daña a la juventud porque ambas tienen derecho a una pensión digna ya que si bien es cierto que las actuales pensiones son socialmente apropiadas el cambio demográfico las convierte en una carga para los jóvenes de hoy.
Los jóvenes están centrados en el cambio climático, que todo lo tapa, pero si tuvieran una mayor comprensión de las interrelaciones económicas las cosas podrían cambiar