Funcas insta a reformar las pensiones cuanto antes para repartir el coste entre varias generaciones

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Funcas considera que la reforma de las pensiones es un “objetivo irremplazable” para alcanzar un sistema suficiente y sostenible, según tres artículos de la revista ‘Papeles de Economía Española’, editada por Funcas, elaborados por Miguel Ángel García, José Ignacio Conde-Ruiz y Juan Francisco Jimeno.

Estos expertos instan a acometer la reforma del modelo actual lo antes posible para poder repartir los costes del ajuste entre las distintas generaciones. El problema, explican, no es sólo el déficit actual del sistema (1,4% del PIB), sino su evolución futura debido el aumento de la tasa de dependencia, el impacto de la nueva revolución tecnológica sobre el empleo y los salarios, y la mayor esperanza de vida.

El gasto en pensiones contributivas, “que son la clave de la sostenibilidad del sistema”, se ha multiplicado por más de cinco desde 1977 por el mayor número de pensiones (de 3,8 a 9,7 millones) y la mayor cuantía media (de 418,33 a 927,87 euros mensuales constantes de 2018).

En cuanto a los ingresos, las prestaciones de la Seguridad Social (sin incluir la protección por desempleo) pasaron de representar el 5,95% del PIB en 1977 al 11,80% en 2018, mientras que las cotizaciones sociales (también sin las destinadas al desempleo) pasaron del 9,97% del PIB al 9,52%.

Los expertos coinciden en que será preciso reducir la tasa de sustitución, una de las más altas de Europa, y más concretamente actuar sobre los parámetros que determinan la pensión inicial, y sobre la edad efectiva de jubilación.

“No parece factible que la financiación mediante impuestos pueda ir demasiado lejos, aunque sea de ayuda, dados los problemas de déficit público y las necesidades de otras partidas de gasto”, añaden.

La tasa de sustitución media en España (pensión media dividida por el salario medio de la economía) se sitúa en el 57,7%, la tercera más alta de la eurozona y superior en 13,6 puntos a la media de la eurozona y en 7,2 y 15,7 puntos a la de Francia y Alemania, respectivamente.

Respecto a la tasa bruta de reposición de la jubilación, que relaciona la pensión inicial con los últimos salarios percibidos durante la vida activa, las pensiones españolas ocupan el primer lugar, superando en 28,8 puntos la media de la eurozona (78,7% frente al 49,9%).

Los expertos de Funcas creen que los efectos del envejecimiento sobre el crecimiento económico podrían paliarse en parte con el aumento de la participación laboral de colectivos como mujeres y mayores de 55 años, el alargamiento de la vida laboral, la gestión de los flujos migratorios o la mejora de la productividad.

“Pero en los escenarios demográficos manejados, estas medidas no serían suficientes para afrontar el crecimiento previsto del gasto si, además, quiere preservarse el poder adquisitivo de las pensiones actuales y la sostenibilidad financiera del sistema”, argumentan.

Por ello, sostienen, la reforma deberá contemplar además cómo repartir los costes del ajuste entre generaciones y dentro de cada generación a fin de proporcionan unas pensiones adecuadas en un contexto de largos periodos de jubilación y cambios en el mercado de trabajo asociados a la nueva revolución tecnológica.

Complementos salariales y renta básica universal

En otro artículo de la revista, elaborado por Eduardo Bandrés, se destaca que el sistema de protección social español presenta un “fuerte sesgo” a favor de las personas mayores, de forma que, en comparación con la media europea, España ofrece menos prestaciones en atención a la familia, a la infancia y a la dependencia, aunque esta última no compete a la Seguridad Social.

Por su parte, el director de Economía y Coyuntura Internacional de Funcas, Raymond Torres, subraya en otro artículo que factores como el trabajo autónomo dependiente, el trabajo interino, el de tiempo parcial, los nómadas laborales, las plataformas o los contratos de muy corta duración “tendrán serias implicaciones” para la protección social y la financiación del sistema de Seguridad Social, por tratarse de cotizaciones menos estables y probablemente inferiores.

Entre las alternativas para hacer frente a estas situaciones, apunta, se encuentran la adopción de medidas de apoyo a las rentas del trabajo mediante complementos salariales o la implantación de una renta básica universal que reemplazaría a gran parte del sistema actual de prestaciones.

Precisamente, en otro artículo de ‘Papeles’ se señala que la introducción de complementos salariales a través del IRPF reduciría “de forma significativa” los índices de desigualdad, y mucho más en las comunidades autónomas que tienen salarios medios más bajos. Eso sí, apunta que podría producirse una posible absorción de una parte del complemento por las empresas en forma de menores salarios.

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