Limitar a la revalorización el debate supone hurtar su verdadero problema: reformarlas para que sean sostenibles
El sistema tiene ahora un déficit anual de casi 20.000 millones de euros, que se abonan con transferencias del Estado obtenidas con emisiones de deuda, y crecerá de forma ininterrumpida cada ejercicio porque al avance del número de pensionistas esperado por al envejecimiento demográfico hay que sumar cuantías de las nuevas prestaciones más generosas que las actuales, y que avanzan a ritmos más acelerados que las cotizaciones.
Todo parece indicar que seguramente habrá que actuar sobre los recursos y sobre los empleos, y hacerlo de tal forma que proporcione la visibilidad suficiente como para que las generaciones más maduras no vean cercenada su renta de forma súbita, y las más jóvenes dispongan de tiempo e instrumentos para recomponer por vías ajenas a la Seguridad Social lo que esta no puede proporcionarles.
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