Los salarios de quienes logran trabajar todo el año han subido en la última década cuatro veces menos que el coste de la vida mientras los ingresos del precariado siguen siendo inferiores a los que percibían antes de la crisis.
Más de tres millones de españoles subsisten saltando entre el empleo y el paro a lo largo del año, en una cifra que repunta de nuevo tras siete años de reducción en los que se ha cronificado por encima de los tres millones de personas, según revelan los datos del Mercado de Trabajo y Pensiones en las Fuentes Tributarias, del que la Agencia Tributaria hizo públicos este miércoles los últimos datos, correspondientes al ejercicio de 2018.
Los 3,272 millones de españoles que se encuentran en esa situación, que son el grueso de lo que se conoce como el precariado junto con los falsos autónomos de las plataformas digitales de servicios y de sectores como la industria cárnica, y en los que también se incluyen los damnificados por el aumento de los EREs y por la incipiente destrucción de empleo neto, suponen algo más de la sexta parte de los 18,88 millones de trabajadores que el año pasado recibieron un sueldo.
Son 14.000 menos que hace diez años, cuando eran 19,31 millones los que accedían a un salario declarado a Hacienda, aunque su peso porcentual ha aumentado en tres décimas, hasta el 17,32%, lo que viene a dar idea del escaso avance que ha tenido la calidad del empleo en el mercado laboral español entre el estallido de la última crisis en 2008 y los primeros indicios de enfriamiento de la economía en los que algunos analistas ven los primeros indicios del comienzo de la siguiente.
La cronificación de ese colectivo por encima claramente de los tres millones de trabajadores y la recuperación de la tendencia al alza de los primeros años de la crisis convive con una merma de sus ingresos, que, pese a la mejora de los últimos tres años, continúan encontrándose por debajo de los anteriores a la crisis.
Quienes deambulan entre el empleo y el paro ingresaron el año pasado una media de 12.318 euros brutos al cabo del año: 223 menos que en 2008, pero también 282 por debajo de los 12.600 que marca el nuevo SMI de 900 mensuales que lleva vigente desde principios de este año.
Más parados cobran menos subsidio
Esa evolución de la magnitud del precariado y de su volumen de ingresos no deja de ser otro indicio de un aumento de la desigualdad que ha resultado especialmente notable en el último lustro, en el que la recuperación de las variables económicas ha corrido paralela a una congelación de los salarios y una precarización del empleo por la vía de flexibilizar la contratación que, entre otros efectos, ha disparado el número de trabajadores pobres y ha perpetuado el mileurismo, que afecta a uno de cada tres empleados.
Y también pone sobre la mesa otro factor, como es el de la menguante cobertura de las prestaciones por desempleo por tres causas: por un lado, un recorte por los gobiernos de Mariano Rajoy que sigue sin revertirse y, por otro, el deterioro de las carreras de cotización por la escasa mejora de los salarios y la reducción del tiempo que se cobran y, paralelamente, el agotamiento del subsidio por su mayor consumo de manera intermitente por la inestabilidad de la contratación.
Esas tendencias en las cotizaciones afectan al conjunto de los desempleados. A lo largo de 2018 cobraron el paro en algún momento 4,36 millones de desempleados que ingresaron una media de 3.004 euros vía subsidio, aunque solo 907.232 lo tuvieron como único ingreso, en este caso con una cuantía media de 4.257. Diez años antes, un volumen ligeramente superior de parados (4,48 millones) percibía un promedio de 3.285 al cabo del año, mientras los que tenían ese pago como único ingreso eran un 16% menos (763.080) y cobraban casi un 10% más (4.664).
Los sueldos suben por debajo del coste de la vida
Por último, quienes trabajan todo el año han visto aumentar sus salarios de manera generalizada, con cuatro años seguidos de aumentos después de otros tantos de bajada y con un salto de más de 600 euros el año pasado en el que se combinan dos factores en los que resultaron claves los sindicatos: la revisión del SMI de mayo de 2018, que suponía un incremento de casi 400, y el acuerdo cerrado por CCOO y UGT con las patronales CEOE y Cepyme en la Mesa de la Negociación Colectiva para subir los sueldos un 2%, con otro 1% ligado a conceptos como la productividad, y que también se está dejando notar este año.
Sin embargo, la mejora de los salarios en la última década se encuentra muy por debajo del encarecimiento que ha sufrido el coste de la vida en ese mismo periodo.
Así, según los datos de la Agencia Tributaria, el salario medio declarado ha pasado de 18.996 a 19.809 euros brutos anuales mientras el de quienes cobran sueldo todo el año, que son menos de quince de los casi 19 millones de trabajadores que logran ocuparse más o menos tiempo, subió de 21.661 a 22.368.
Eso significa que el avance general ha sido del 4,2% y el de quienes se emplean de manera estable se sitúa en el 3,2%, tan solo una tercera y una cuarta parte, respectivamente, del 12,7% que aumentó el IPC entre los cierres de 2008 y de 2018.
El número de trabajadores estables, que alcanza los 14,789 millones, supera ya los registros de 2008, cuando era de 14,437. Sin embargo, el del conjunto de los ocupados al cabo del año sigue siendo inferior en más de 400.000 (18,88 millones por 19,31).