Tras años de trabajos, el Pacto de Toledo, creado en 1995, “fruto del consenso de todas las fuerzas políticas” para “hacer viable financieramente el actual modelo denominado de reparto y solidaridad intergeneracional de Seguridad Social y continuar avanzando en su perfeccionamiento y consolidación”, ha saltado por los aires.
En la AIReF, creen que llegados a este punto debería ser una agencia independiente la que ofreciera soluciones para el sostenimiento de las pensiones. Y estoy de acuerdo, el futuro del sistema es suficientemente importante como para dejarlo en manos de los políticos, unos y otros, fragmentados y en permanente campaña electoral.
Lo que cada partido opina sobre las pensiones lo sabemos desde hace tiempo. De la reforma del PP, que limitó su revalorización, hasta elevar las bases de cotización o tirar de impuestos, como propugnaban PSOE y Podemos, pasando por gravar a los robots, como parece que iba a sugerir el mencionado pacto antes de su ruptura.
La cruda realidad, por muchas manifestaciones que haya pidiendo pensiones dignas, es que el único modo de sostenerlas a futuro es mejorando los ingresos o limitando el gasto. Como pasa con cualquier presupuesto
Si esto se deja, como hasta la fecha, en manos de partidos políticos que viven pendientes constantemente de contentar a un público votante que quiere soluciones ya y ahora para lo suyo, se pierde la perspectiva necesaria para dar solución a un problema de largo plazo.
Por supuesto, finalmente tendrá que ser el Parlamento quien sancione, pero ya hemos visto lo que da de sí el Pacto de Toledo, supuestamente fruto del consenso pero formado por los mismos que se juegan los votos en una cada vez más rápida sucesión de contiendas electorales.
Por eso estoy de acuerdo con la AIReF en que debería ser una agencia independiente la que pusiera soluciones (que existen si se escucha a los expertos fuera del debate político) encima de la mesa que, con transparencia total y lejos de cantos electoralistas, se llevaran al Parlamento para su ratificación.
Pero me temo que ningún partido va a soltar de buena voluntad argumento electoral tan goloso para vender a más de nueve millones de pensionistas… Hasta que revienten las pensiones.
