El invierno demográfico es una realidad que España va a tener que afrontar en las próximas décadas. El envejecimiento de la población hace que cada vez menos cotizantes tengan que sostener un número creciente de personas dependientes.
Pero el desafío será mucho más complicado bajo un sistema de reparto. El sistema de reparto implica unos pasivos u obligaciones de pago futuras (pasivos contingentes) no respaldados por ningún tipo de activo (en claro contraste con el sistema de capitalización, que acumula activos financieros contra los pasivos contingentes).
El “respaldo” en el sistema de reparto viene dado por la esperanza de que en el futuro existan suficientes trabajadores y cotizantes a la Seguridad Social como para sostener las pensiones futuras. El sistema de reparto, en suma, es una pirámide. Sin embargo, esta pirámide puede ser sostenida durante un largo periodo de tiempo combinando algunas de las siguientes medidas:
- Ingreso de nuevos cotizantes a la Seguridad Social (ampliando la base de la pirámide).
- Incremento de aportaciones de cotizantes actuales (ampliando la base pecuniaria de la pirámide).
- Recorte de prestaciones para los jubilados (reducción de la cúspide pecuniaria de la pirámide).
En España, la primera opción se vislumbra complicada en el futuro cercano. El invierno demográfico, los problemas de incorporación al mercado de trabajo de ciertos tipos de inmigración, el presumible despegue de Latinoamérica (lo que conlleva una caída de la inmigración hispana) o el movimiento del “centro de gravedad económico” hacia oriente (en el futuro serán países orientales los que presumiblemente reciban inmigrantes) son algunas de las circunstancias que hacen muy difícil el ingreso de nuevos cotizantes al sistema de Seguridad Social. Por tanto, parece que el incremento en las cotizaciones actuales y el recorte de prestaciones a los jubilados actuales (y futuros) es la única salida si queremos continuar con el sistema de reparto.
El segundo punto (ampliación base pecuniaria pirámide) no es el objeto de este artículo, baste decir que los trabajadores ya pagan, de forma directa o indirecta, el 36,25% de su salario en cotizaciones sociales. Si añadimos el peso extra del IRPF y otros impuestos, parece que el espacio para incrementar dicha cifra es limitado.
ESCENARIO ACTUAL
La Ley general de Seguridad Social ha sido reformada varias veces con objeto de recortar paulatinamente las prestaciones de los asegurados (reforma 1985; reforma 1997; reforma 2011; reforma 2013). Con los actuales parámetros, la rentabilidad de la Seguridad Social española es muy alta en algunos tramos, llegando a un increíble 17,62% en el mejor de los casos, y mediocre en otros, un 0,82% de rentabilidad en el peor de los casos.
ESCENARIO DE REFORMA MODERADA
Vamos a suponer las siguientes condiciones para nuestro escenario de reforma moderada, entre paréntesis se encuentran las condiciones actuales:
- Revalorización media anual del 1% de las pensiones (cercano a inflación, 2% media).
- 30 últimos años para cálculo base reguladora (25 años).
- 42 años cotización mínima para cobro pensión completa (37 años).
- Jubilación a los 70 años (67 años).
- Último periodo no actualizable inflación 5 años (2 años).
- Caída pensión máxima 5%.
Las rentabilidades caen en picado, incluso algunas se vuelven negativas.
ESCENARIO DE REFORMA AGRESIVA
En este caso vamos a suponer una modificación de las condiciones más severas que las contempladas en el escenario anterior -entre paréntesis se encuentran, de nuevo, las condiciones actuales-:
- Revalorización anual de 0,25% de las pensiones (cercano a inflación, 2% media)
- 35 últimos años para cálculo base reguladora (25 años)
- 45 años cotización mínima para cobro pensión completa (37 años)
- Jubilación a los 73 años (67 años)
- Último periodo no actualizable inflación 7 años (2 años)
- Cotización mínima 20 años para obtener pensión contributiva (15 años)
- Caída pensión máxima 10%
- Caída pensión mínima 5%
COMPARATIVA DE LOS TRES ESCENARIOS
Si comparamos los retornos esperados en función de la aportación al sistema de Seguridad Social bajo los tres escenarios obtenemos los siguientes resultados:
Los cuadros en rojo denotan rendimientos negativos, mientras que los cuadros en amarillo indican rendimientos inferiores al rendimiento medio de los fondos de pensiones privados españoles. Bajo una reforma agresiva, la práctica totalidad de cotizantes obtienen retornos negativos. Por su parte, una reforma moderada implica que la mayoría de de cotizantes tendrán retornos negativos. Los retornos negativos sólo se evitan en la insostenible situación actual.
Por último, comparemos la rentabilidad de los tres escenarios contra la rentabilidad del Ibex 35 y de los fondos privados de pensiones españoles. Podemos ver la comparativa en el siguiente gráfico.
En definitiva, como cotizante a la Seguridad Social española usted se encuentra entre la espada y la pared. Sus políticos le han vendido la cuadratura del círculo, el sistema de reparto no puede ofrecerle lo que le promete. Lo más probable es que sus cotizaciones se esfumen y la pensión que obtenga sea una fracción de la que le compete en base a la legislación actual. Es crucial que se reforme el sistema de Seguridad Social español y que mute paulatinamente hacia un sistema de capitalización del ahorro.