Las mujeres cobran 91.000 euros menos que los hombres durante su jubilación

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Pese a percibir la prestación durante cuatro años más

Las lagunas de cotización y los sueldos determinan su prestación y hacen la brecha insalvable. El 75% de las pensionistas reciben menos de mil euros. 

Pensiones hombres mujeres

La brecha de género en las pensiones públicas se ha convertido en un obstáculo prácticamente insalvable y apenas se ha visto reducida en cuatro puntos porcentuales en la última década -seis en el caso de las de jubilación- y todo pese a las medidas impulsadas por las diferentes administraciones y la mayor incorporación de las mujeres al mercado laboral. Con salarios más bajos, menos tiempo de cotización y convertidas en protagonistas de la conciliación laboral con la familiar y, en muchas ocasiones, abocadas a dejar durante años su carrera profesional para facilitar que sus parejas -con mayores retribuciones- progresen en sus trabajos, las mujeres pensionistas cobran de media un 35% menos que los hombres.

Un vistazo a los datos que facilita la Secretaría de Estado de Seguridad Social pone en evidencia las importantes diferencias entre las pensiones contributivas de hombres y mujeres. La prestación contributiva-jubilación, viudedad, incapacidad, orfandad… – media de una mujer a fecha 1 de septiembre era de 790 euros, frente a los 1.210 euros que percibían los hombres pensionistas, una diferencia de 420 euros al mes, que se traduce en 5.880 al año (14 pagas). Esta distancia es de 454 euros en el caso de las pensiones de jubilación, que son de media de 861 euros para la mujeres y de 1.315 para los hombres. Al año, el desfase se traduce en 6.356 euros.

Pero si se tiene en cuenta toda la vida del pensionista, la pérdida de ingresos de las mujeres resulta extraordinaria, incluso teniendo en cuenta que reciben sus pensiones durante cuatro años más que los hombres, debido a que su esperanza de vida es mayor. Las mujeres obtienen su prestación durante 25,3 años, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y los hombres la cobran de media durante 21,5, lo que supone que las primeras ingresarían 304.966, frente a 395.815 de los segundos, casi 91.000 euros menos, una brecha demasiado profunda. 

Las pensiones más bajas… y las de viudedad

De la misma estadística se desprende que tres de cada cuatro mujeres perciben en una pensión de menos de mil euros mensuales, un porcentaje que se reduce drásticamente en el caso de los hombres. En la misma línea, estos reciben el 65% de las pensiones de más de 2.400 euros, frente al 35% de las mujeres. En total, hay apenas 173.000 mujeres cobrando las pensiones más altas y prácticamente medio medio millón de hombres con prestaciones superiores a 2.400 euros. 

La mayor cuantía de las pensiones de los hombres frente a las mujeres se invierte en el caso de las de viudedad, de las que ellas son receptoras mayoritarias. A mes de septiembre de 2019 había 2.176.000 mujeres percibiendo esta tipo de pensión, frente apenas 186.000 hombres, que además cobraban 222 euros menos mensuales y 3.300 anuales. Uno de cada cinco viudos percibe su pensión antes de llegar a los 65 años, lo que permite además sumar a los ingresos por esa prestación a otras rentas por trabajo.

Las lagunas de cotización y los salarios

Con el objetivo de recibir una pensión digna y compensar las bajas de cotización, las mujeres se retiran del mercado laboral más tarde que los hombres. Esta opción se ha convertido en un elemento clave para contener el ‘boom’ de prejubilaciones en la empresa privada y las jubilaciones anticipadas de algunos colectivos, que hasta no hace mucho forzaban que los retiros antes de los 65 años superasen a los que se realizaban a la edad legal, que desde enero se sitúa en 65 años y ocho meses. Los datos muestran que la edad media de retiro ha pasado de los 64,1 años a los 64,4 en apenas cuatro ejercicios, gracias a la decisión de las mujeres -también de los autónomos- de prolongar su vida laboral.

Las lagunas de cotización son determinantes en las bajas pensiones que reciben las mujeres, que en periodos de crisis permanecen durante más tiempo en situación de desempleo y, además, pasan largos periodos de inactividad o recurriendo a contratos a tiempo parcial para atender diferentes situaciones familiares, desde nacimiento de hijos a cuidados de mayores. Cinco de cada cien trabajadoras interrumpen totalmente su carrera profesional después de la baja de maternidad o tras cuidar a sus hijos y algo más de tres de cada cien empiezan a trabajar a tiempo parcial cuando se reincorporan, pese a la fuerte penalización para su futura pensión que supone.

Los datos forman parte de un estudio sobre la brecha de género en las pensiones impulsado por la plataforma ClosinGap, integrada por una decena de grandes empresas -entre ellas Mapfre, Repsol, Inditex o Bankia- y realizado por Analistas Financieros Internacionales (AFI). Entre las conclusiones del informe se destaca que interrumpir la vida laboral es especialmente perjudicial para las mujeres con niveles educativos elevados -que condicionan mejores sueldos- y deciden dedicarse a su familia a edades avanzadas, especialmente a partir de los 40 años, que es cuando comienza el periodo de cotización a tener en cuenta en el cálculo de la prestación.

‘Abandonar’ el trabajo para atender a los hijos a los 40 supone una reducción de la futura pensión de un 10% para las trabajadoras con estudios obligatorios -ESO- y de un 14,8% para aquellas mujeres con título universitario. En el caso de que hubiera dejado su carrera laboral para un segundo hijo el porcentaje se incrementaría en cuatro puntos porcentuales.

Por su parte, los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) han incidido en diversos informes en las diferencias salariales entre hombres y mujeres, condicionantes de la cuantía de la pensión. Sus cálculos apuntan que sus retribuciones son un 29,3% inferiores a las de los hombres, más de 4.800 euros al año, un obstáculo prácticamente insuperable, desde luego a corto y medio plazo, y que se solo podría salvar, en las circunstancias actuales, dentro de 87 años.

Por áreas geográficas las mayores desigualdades se dan en Ceuta y en Asturias, donde las mujeres cobran un 37,8% y un 37,6% menos, respectivamente. En el otro lado de la balanza, las menos desiguales serían Canarias y Extremadura, comunidades en las que aun así las cobran un 16,6% y un 20,1% menos, si bien en ambos casos la menor brecha se debe principalmente a los bajos sueldos de los hombres en estas regiones.

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