El envejecimiento de la población hace que el sector con mayor creación de empleo sea el de la atención a los mayores: en 2019, aportó uno de cada cuatro nuevos asalariados
El envejecimiento de la población no solo está alterando la pirámide demográfica y la relación entre trabajadores y jubilados, también está cambiando la economía de España. Los hospitales, geriátricos y centros de día se han convertido en el auténtico motor del empleo en España, por encima de la hostelería, el transporte o las nuevas tecnologías. Y esta tendencia no frenará en las próximas décadas.
Según los datos de afiliación por sectores (clasificación CNAE), el número de afiliados del Régimen General en actividades sanitarias y cuidados sociales aumentó en nada menos que 99.000 personas en 2019 (diciembre frente a diciembre), lo que supone el 24% del total de nuevos cotizantes de todo el año, uno de cada cuatro, según los datos de la Seguridad Social desagregados por sectores.
De estos, casi 31.000 afiliados fueron médicos y personal sanitario, y el resto, más de 68.000 cotizantes, se incorporó al sector de cuidados sociales, tanto en residencias como en centros de día. Ningún otro sector generó tanto empleo en 2019. Por ejemplo, los restaurantes y bares contrataron a casi 39.000 personas a lo largo del año, y los hoteles y establecimientos de alojamientos aumentaron la afiliación en 7.000 personas. Por su parte, en el sector de la informática (incluye desarrolladores), el empleo aumentó en 23.500 personas. Esto significa que el empleo en las residencias está creciendo incluso más rápido que la suma de la hostelería y la informática.
La mayor parte de la creación de empleo se produjo en establecimientos de asistencia sin alojamiento, que son básicamente centros de día para los mayores. En total, estos centros aumentaron el empleo en casi 58.000 afiliados. A su vez, las residencias con servicio de alojamiento contrataron a más de 11.000 trabajadores.
En el caso del aumento del empleo sanitario, no solo influye el envejecimiento de la población, que demanda más atención, sino que también es el resultado de los recortes aplicados durante la crisis. Por una parte, el deterioro del servicio público en algunas comunidades autónomas (Madrid es el mejor ejemplo) ha empujado a muchos ciudadanos a la sanidad privada, lo que ha disparado la contratación de profesionales. Además, la reversión de los recortes de los últimos años también ha acelerado la incorporación de médicos a la sanidad pública.
Empleo precario
Toda creación de empleo es bienvenida, en especial cuando la tasa de paro sigue cerca del 14%, pero en todos los casos no se celebra igual. Los puestos de trabajo del cuidado de mayores son poco productivos y apenas tienen margen de mejora, de modo que aportan poca productividad y sus condiciones son precarias.
Por ejemplo, el número de asalariados en las residencias aumentó en 11.300 personas, pero el número de trabajadores a tiempo parcial se disparó en 45.800 personas. Esto significa que se sustituyó empleo a tiempo completo por empleo a tiempo parcial (está por ver si una parte es derivada de la subida del salario mínimo interprofesional que haya provocado que una parte de las horas no se declaren).
Estos centros no solo tienen mucha parcialidad, sino también mucha temporalidad. El 40% de los nuevos cotizantes tiene contratos eventuales, lo que significa que están en riesgo de volver al desempleo. En los centros con alojamiento, el crecimiento del empleo precario no fue tan acusado, pero su nivel de temporalidad supera el 36% y no se ha corregido, mientras que los niveles de parcialidad alcanzan el 29%. Esto significa que un tercio de los contratos es de muy baja calidad.
Esta combinación de temporalidad y precariedad hace que sea un sector de bajos salarios y alta rotación. El potencial para sustituir mano de obra por capital es muy reducido y, dada la rotación existente, la acumulación de capital humano es muy baja. El resultado es que la productividad del motor del empleo es tan baja como lo era la hostelería o la construcción. La atención a los mayores será el motor del empleo, pero no será capaz de liderar el crecimiento de España.