El grupo de expertos de Foment sugiere subir el salario mínimo

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El Instituto de Estudios Estratégicos de Foment, el llamado think tank o laboratorio de ideas de la patronal, propuso este lunes subir el salario mínimo y explorar las posibilidades de implantar una renta básica con objeto de favorecer un “crecimiento económico inclusivo”. Son dos de las recetas contenidas en el primer documento elaborado por este grupo de expertos, que abogan “por un nuevo pacto social ante los retos del capitalismo y la democracia”.

Es un documento que pretende abrir un debate en el ámbito español y europeo para evitar estallidos de “malestar social, que ya no sólo arrastran a las clases más desfavorecidas, sino a amplios sectores de la clase media”, según destacó Jordi Alberich, vicepresidente ejecutivo del instituto y coordinador de los trabajos”. “Se trata de poner las luces largas. Aunque en las calles de Catalunya y del resto del Estado no hemos visto por el momento esos estallidos de malestar, debemos analizar por qué en Chile una protesta por una subida del transporte público del 4% acaba con 20 muertos y con el presidente pidiendo perdón”, precisó Josep Sánchez Llibre, presidente de Foment y también del instituto.

El objetivo de esta reflexión, apuntó Alberich, es conseguir “hacer de la revolución tecnológica y de la globalización un generador de riqueza que se traslade a todos los ciudadanos y no conduzca a una fractura social y a un deterioro de la política tradicional tal como viene sucediendo de manera generalizada en el mundo occidental”.

“Lo importante es que una patronal como Foment esté liderando estos debates, luego ya buscaremos soluciones a medio y largo plazo”, destacó Sánchez Llibre, que evitó poner números a cuál debería ser la subida del salario mínimo ni a cómo podría financiarse la renta mínima. No obstante, tal y como se recordó este lunes, Sánchez Llibre ya apoyó en su día la última subida del salario mínimo, desmarcándose de los planteamientos alarmistas de la CEOE y de otras instituciones, y que este mismo fin de semana ha criticado el Partido Popular. “El debate sobre el salario mínimo no debería ser una herramienta de uso político”, apuntó Rosa Nonell, profesora de la UB.

“Hay que experimentar”, insistió Alberich, que subrayó que “la desigualdad, la excesiva precariedad de los puestos de trabajo y los salarios bajos son un factor de inestabilidad y pueden poner en riesgo el crecimiento económico”. Y enfatizó que “China no es precisamente el crecimiento más productivo”.

El documento recoge algunos datos sobre el aumento de la desigualdad que ha provocado la última crisis y destaca que, pese a que se está mejorando, los riesgos de malestar social siguen siendo altos. “Los jóvenes tienen hoy un elevado nivel de paro, condiciones laborales precarias y sin poder de negociación ante los empleadores”, afirma el documento.

Además, recuerda que Europa vivió sus mejores años después de la Segunda Guerra Mundial y hasta el estallido de la gran crisis del 2007. Y una de las claves, prosigue, fue “un gran pacto social facilitado por la política de acuerdos entre socialdemocracia y democracia cristiana, que a su vez facilitaba el compromiso mutuo entre sindicatos y patronales”.

Pero con la crisis este pacto se desvanece, y “la fractura social” se extiende, con más o menos intensidad por Occidente, “poniendo en duda el ascensor social que tan excelente resultado había proporcionado durante décadas”. Y el malestar social –añade el documento– “se manifiesta en discursos populistas”.

Para hacerle frente, propone dos ámbitos de actuación: el político y el empresarial. “La mayoría de los empresarios quieren cohesión social”, afirmó Sánchez Llibre, mientras que Alberich insistió que “el foco de las grandes corporaciones no puede estar sólo en satisfacer a sus accionistas, sino también a sus empleados y sus clientes, y además colaborar en la sostenibilidad”.

Otra de las propuestas es fomentar nuevas iniciativas de colaboración público privada, en ámbitos como la educación y la formación de los jóvenes. Además, aboga por una armonización fiscal que permita “favorecer el consumo y la demanda interna, estimular la industria e impulsar el emprendimiento”.

“Los problemas son complejos y requieren una solución global. Europa debe hablar con una única voz y adquirir mayor protagonismo”, concluyó Jordi Alberich.

El grupo de expertos alaba las última iniciativas europeas contra los monopolios y anuncia que su próximo trabajo versará “sobre la utilización de datos, la intromisión en la privacidad de las personas y el comercio con la misma”, según Jordi Casas, otro de los miembros del think tank .

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