El número de personas que siguen activas con más de 70 años se ha disparado un 15% en el último año. Una tendencia que seguirá en el futuro por las reformas y la precarización del empleo
El número de personas activas con más de 70 años se ha disparado un 15,8% en el último año, lo que hace que sea la franja de edad que más rápido está creciendo. Pero la cohorte entre 65 y 69 años se ha incrementado un 6,5%, dato que contrasta con el 0,7% de incremento de la población activa total. El mercado laboral va envejeciendo, pero no solo eso, cada vez hay más trabajadores que optan por seguir en el mercado laboral más allá de su edad de jubilación.
En algunas ocasiones, responde a una prolongación voluntaria de su vida laboral, pero en la mayoría de los casos es el resultado de las bajas pensiones que tienen. La reforma de 2011, encaminada a endurecer el acceso a la pensión, consiguió su objetivo de frenar la pensión media de las nuevas altas. Eso sí, la consecuencia es que muchos mayores se ven en la tesitura de perder la mayor parte de renta al jubilarse, o seguir en activo y mejorar el cálculo futuro de su pensión.
“El principal motivo que está provocando que se aplace la jubilación es fundamentalmente la reducción en la prestación de jubilación de la Seguridad Social en relación con el salario que se viene percibiendo en activo”, explica Álvaro Granado, responsable de Pensiones de KPMG Abogados. El empleo precario, unido a las reformas para fomentar la jubilación tardía y a la mejora de la salud de los mayores, provocará que esta tendencia de prolongar la vida laboral se vaya a mantener en el futuro.
Hay muchos autónomos que llegan al final de su vida laboral sin ahorros y con una pensión de miseria. “El drama de los autónomos que no pueden jubilarse está mucho más extendido de lo que la gente se piensa”, explica Eduardo Abad, presidente de UPTA, “y en la mayoría de los casos no es una decisión voluntaria sino obligatoria”.
De los 52.800 mayores de 70 años que siguen trabajando, el 70% son autónomos, lo que muestra hasta qué punto el problema de las pensiones se concentra en este tipo de cotizantes. “Muchos autónomos llegan a la edad de jubilación con bases de cotización que no han sido amplias, por lo que les queda una pensión muy reducida”, explica Abad, “por eso, los que pueden seguir trabajando lo hacen durante unos años”.
Muchos de estos autónomos han tenido una carrera de cotización con muchas interrupciones y siempre aportando la base mínima. El resultado es que el cálculo de su pensión cuando llegan a la edad ordinaria de jubilación es muy reducido. No hay más que ver que la pensión media contributiva de los autónomos jubilados es de apenas 761 euros al mes, una cuantía que apenas les permite vivir. Y esa es la media.
El gran cambio de 2011
La principal reforma que cambió las condiciones de acceso a la pensión se introdujo en el año 2011, cuando España estaba al borde del rescate económico. En ese año se aprobaron cambios importantes. El primero fue la ampliación de la edad ordinaria de jubilación, que está pasando paulatinamente desde los 65 años hasta los 67 años que alcanzará en 2027. También se elevó el periodo de años que se utilizan para el cómputo de la pensión, pasando de 15 a 25 años en 2022.
También se incrementó el número de años de cotización obligatorios para lograr el 100% de la pensión, que estaba en 35 años y en 2027 alcanzará los 37 años. Esto significa que, de forma paulatina, están aumentando la edad de jubilación, el número de años de cómputo y la carrera laboral exigida para no tener penalización. Estos tres factores, combinados, hacen que los trabajadores que hayan tenido una carrera laboral corta o con muchas interrupciones tengan una gran penalización en el cálculo de su pensión. Tienen una alternativa para compensarla: seguir cotizando.
Muchos de ellos se conforman con empleos a tiempo parcial, ya que, aunque les generan pocos ingresos, es la única opción que tienen de seguir cotizando. Esto explica que haya ya casi 60.000 trabajadores mayores de 65 años con una jornada de tiempo parcial, el 30% del total.
Este cambio normativo, unido a la grave crisis económica, hace que esta situación de personas mayores en activo solo haya empezado. Millones de españoles pasaron varios años en el desempleo durante los tiempos de recesión, lo que supone un ‘agujero negro’ en su carrera de cotización que lastrará gravemente el cálculo de su pensión.
Los dos factores unidos, la crisis y la reforma en las condiciones de acceso a la pensión, provocaron que desde 2015 la pensión media de los nuevos jubilados haya sufrido un importante descenso, pasando de 1.460 euros mensuales a 1.418 euros en la actualidad.
“Es cierto que las últimas reformas legislativas han hecho que se reduzcan las pensiones y algunos trabajadores ya estén optando por prolongar la vida laboral, pero sin duda, el impacto más importante en las pensiones lo producirá la aplicación del factor de sostenibilidad, que entrará en vigor a partir del año 2023”, explica Granado.
No me quiero jubilar”
En los últimos años también se introdujeron incentivos para que los trabajadores prolonguen su vida laboral, y en 2012 se eliminó la jubilación forzosa para todos los asalariados salvo los de las clases pasivas. Ahora, a cada trabajador que trabaja un año completo por encima de su edad ordinaria de jubilación se le incrementará su pensión entre un 2% y un 4%, en función del número de años que lleve cotizados. Esto significa que existe un gran incentivo a seguir trabajando más allá de la vida laboral. Esto hace que muchos mayores opten por seguir en activo más allá de los 65 años
La eliminación de la jubilación forzosa ha supuesto un quebradero de cabeza para muchas empresas en su gestión de los recursos humanos. “En la medida en que se produzca envejecimiento de plantillas como consecuencia de la no jubilación, tendrá sin duda un impacto financiero y de recursos humanos en la empresa”, señala el experto de KPMG, “normalmente los empleados de mayor edad en las empresas deberían salir de forma natural a su edad legal de jubilación”. Si no lo hacen, la empresa ya no puede anticipar a qué edad lo harán y, por tanto, tendrá más complicada la gestión de la transición.
La CEOE presionó para que el Gobierno introdujese nuevamente las cláusulas de jubilación, que quedan ahora a disposición de los agentes sociales en la negociación colectiva. Sin embargo, el mercado laboral apunta en una única dirección: cada vez habrá más trabajadores mayores de 65 y de 70 años.