El drama de las ‘trabajadoras esenciales’ olvidadas: las empleadas del hogar llevan 4 meses y medio sin cobrar

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De las 32.000 solicitudes para cobrar el subsidio extraordinario, solo se habían admitido 67 hasta el 8 de julio.

La pandemia del coronavirus ha golpeado duramente la economía de todos los países, y en especial la española. Este escenario innegable se traduce en situaciones de vulnerabilidad de determinados colectivos, en especial los que se ven afectados laboralmente y no reciben ninguna prestación por parte del estado.

Es el caso de las trabajadoras domésticas, uno de los empleos más precarios del país en cuanto a derechos, pero que sin embargo lleva existiendo desde hace innumerables años. Una gran parte de las empleadas y empleados ejerce sin contrato o en condiciones difíciles, y con la llegada de la Covid-19 su situación se ha agravado. Muchas han perdido su empleo, no tienen derecho a cobrar el paro y el estado no está cubriendo sus necesidades mínimas.

El 14 de marzo se declaró el estado de alarma por coronavirus, fecha en la que muchas personas de este colectivo fueron despedidas sin derecho a indemnización. Dos semanas después, el 1 de abril, el Gobierno anuncia que se va a aprobar un subsidio extraordinario para las empleadas del hogar, bajo el lema: “No vamos a dejar a nadie atrás”. A pesar de ello, el plazo para solicitarla se abre el 5 de mayo, un mes y medio después del estado de alarma. Para el 2 de julio se habían recibido cerca de 32.000 solicitudes, de las cuales, una semana más tarde, se habían admitido tan solo 67.

Estos son los últimos datos que ha hecho públicos el Ministerio de Trabajo, que lleva sin actualizarlos desde el 8 de julio. Cabe recordar que la cifra de solicitudes representa pequeña parte del colectivo, un 5,5%, ya que la última encuesta de población activa (EPA), cerró el año 2019 con un total de 580.500 de personas que aseguraban estar ocupadas en actividades del hogar como personal doméstico. 

Esta opacidad en los datos resulta inusual en comparación con otros subsidios aprobados, como es el caso de los ERTE, para los que se fueron detallando el número de solicitudes recibidas y aprobadas, ante el gran número de quejas por no haberlo cobrado.

Prácticamente la totalidad de las diversas asociaciones y grupos de trabajadoras de este colectivo, actúan en conjunto para visibilizar esta situación y provocar una reacción de las instituciones. Carolina Elías, una de las portavoces de dos de ellas, SEDOAC y Grupo Turín, cuenta a 20Minutos como lo han vivido desde dentro.

“Al comienzo de la pandemia el Gobierno anunció una serie de medidas para los trabajadores, entre las que no estaban las empleadas del hogar. Más tarde, conseguimos que se nos incluyera en los subsidios extraordinarios, pero olvidando a una gran parte del colectivo, las que trabajan sin contrato“.

La manera que han buscado para sobrevivir sin ingresos durante todo este tiempo ha sido variada. Las que han podido han utilizado sus ahorros, otras han acudido a familiares o se han unido a ‘cajas solidarias’: “En algunos puntos del país se han creado cajas de resistencia, en las que se ayuda económicamente a las que más que lo necesitan. Otras han acudido a su círculo cercano. Pero también ha habido una parte que ha sobrevivido aceptando trabajos en condiciones peores y como interna, una manera de trabajar que nosotras queremos abolir”.  

Además, explica que el proceso para solicitar el subsidio es complejo y poco accesible, especialmente para una persona con bajos recursos: “Nos encontramos con el problema de la brecha tecnológica, porque son contadas las trabajadoras que tienen una firma digital, y se requiere para optar al subsidio. Ahora mismo encontrar a una trabajadora que haya cobrado el subsidio es cómo buscar una aguja en un pajar”.

Elías recuerda además, que las trabajadoras y trabajadores del hogar fueron reconocidas como “esenciales” debido a los cuidados, especialmente de mayores, “al igual que los transportistas, autoridades o sanitarios, pero nuestro sector está muy menospreciado. Quieren ocultar esa desigualdad de derechos que tenemos, porque hay un menosprecio institucional a este trabajo, que realizamos mayormente mujeres migrantes”.

Desde los sindicatos opinan que este problema no es actual, sino que viene derivado de una inacción por parte de los gobiernos desde hace años: “En este sector parece que todo da un poco igual. Por ejemplo, la exigencia que se le pide a los empresarios para contratar, no es la misma que para la parte empleadora del servicio del hogar. Por ello, nos hemos encontrado en plena pandemia con las carencias de este sector, haciéndose todavía más visibles”, señala a 20Minutos Ana María Corral, responsable del departamento de migraciones de UGT.

Además, considera “absolutamente terrible” la situación que atraviesan actualmente las empleadas y empleados de este colectivo, que recuerda que es “la rama de actividad económica con el salario más bajo y, en adición, el gasto por hogar en servicio doméstico ha vuelto a bajar este año”. 

Desde el sindicato, Corral cree que la aprobación de este subsidio es un primer paso para garantizar algunos derechos de las trabajadoras, como el de cobrar la prestación por desempleo: “Este subsidio no debe quedarse y mantenerse en el tiempo. Hay que ir más allá y construir un sistema de protección por desempleo igual o diferente al general, pero con derecho a cotización y paro”.

Respecto a la opacidad de los datos por parte del Ministerio, Corral afirma que le “extraña” que se dé así, sobre todo “porque para otras prestaciones están todas las solicitudes detalladas”. Por último, cree que este silencio es un motivo más para pensar que “son trabajadoras, pero no son iguales”, y espera una pronta reacción de las instituciones.  

Una de las 32.000 personas que ha solicitado y no ha recibido el subsidio es Sonia, de 48 años. Sus últimos 3 años y medio ha estado trabajando, cuidando a una persona dependiente total en Laredo, Cantabria. Lo hacía con contrato y todos los días del año, salvo las vacaciones correspondientes.

Su salario era menor al mínimo interprofesional, ya que con las dos pagas subrogadas que recibía no alcanzaban los 850 euros mensuales. La señora que cuidaba falleció el 21 de marzo, tras un tiempo ingresada, de una parada cardio respiratoria. 

En ese momento, perdió su empleo y sus ingresos, porque, como declara a 20Minutos, “no consideran que debamos tener derecho a paro”. Una vez se aprobó el subsidio y el plazo para pedirlo, lo solicitó como le correspondía. Sin embargo, pasado ya el mes de julio, sigue sin recibir nada. 

“Llevo desde el 21 de marzo sin ingresos y sin saber ni cuándo, ni cómo, ni cuánto voy a obtener. En mi casa es el único ingreso, salvo la pensión mínima de mi madre, ya jubilada, que tan solo da para pagar el alquiler de la vivienda”, declara Sonia. 

Además, señala que la situación laboral tras el confinamiento ha empeorado: “Las ofertas actuales se están aprovechando mucho de la situación. Llegan a querer internas por 500 euros al mes librando dos horas a la semana, o externas pagando 3 euros la hora”. 

Como Sonia, muchas personas a lo largo del estado español se encuentran en esta situación, y buscan de cualquier manera llamar la atención de los responsables, para poder lograr cobrar un subsidio que parecía ser un avance a nivel laboral, pero que aparenta estar ejecutándose de una manera muy deficiente. 

Este medio ha tratado de contactar sin éxito con el Ministerio de Trabajo para conocer su versión de los hechos. 

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