200.000 españoles, activos después de los 65 años
José Manuel Liaño Flores (Monforte de Lemos, Lugo 15-11-1921), que quizás sea el cotizante de mayor edad de la Seguridad Social, ya que se mantiene en plena vida laboral. “¿Jubilarme yo? A mis 97 años trabajo de 10 de la mañana a 10 de la noche”. Abogado, juez hasta los 70 años, Procurador en Cortes entre 1967 y 1977, último alcalde predemocrático de La Coruña entre 1976 y 1979, acude cada día a su despacho de abogados en la capital coruñesa, donde sigue llevando algún asunto, y por la tarde escribe artículos para medios de comunicación generales, publicaciones especializadas, da conferencias, charlas didácticas sobre derecho, escribe libros… “Si mi salud me lo permite y la mente me responde yo no me jubilaré nunca. Lo mejor de la vida es estar activo y yo me mantendré así mientras viva. Trabajaré hasta el último instante de mi vida”, responde, con una energía y una lucidez que asombran este ilustre gallego de 97 años que lleva cotizados 74 años a la Seguridad Social. “Ya, por lo menos, cumpliré las bodas de platino”, asegura antes de soltar una carcajada.
Unas bodas de platino que ya habría cumplido como cotizante si se lo hubieran permitido las circunstancias económicas de su juventud. En plena postguerra española, José Manuel, que tiene hijos y nietos abogados como él, finalizó la carrera de Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela, en 1942, pero no pudo ponerse a trabajar hasta 1945 porque había que pagar “300 pesetas para tener el título y 700 para colegiarse y yo no las tenía”. Un amigo se las dejó y ahí comenzó la vida laboral de quien actualmente es toda una institución en la sociedad gallega y uno de los mayores expertos de España en Derecho Administrativo.
“Apartar a los mayores es un tremendo error. Desde que el mundo es mundo, el consejo de los mayores, de los patriarcas, era el último que se escuchaba en todas las sociedades, pero ahora parece que a partir de los 50 uno ya no sirve cuando es todo lo contrario. A mí me parece que ahora la juventud, pese a lo que se diga, está menos preparada que nunca. A mí me piden consejos y opiniones los jóvenes y se los doy con muchísimo gusto”, asegura. La vitalidad que transmite José Manuel desde el otro lado del teléfono cuando habla con La Información es contagiosa y repite con firmeza: “No me jubilaré nunca. Mi padre, que era maquinista de tren, se jubiló y murió a los dos meses”. Antes de despedirse, aflora nuevamente una carcajada para decir que su secreto para mantenerse en perfecta forma física pese a su casi siglo de vida es: “Poco plato y mucho zapato”.