Como nuestros gobernantes están a otras cosas, no se les ha pasado por la cabeza que, si ya tenemos un problema con las pensiones como consecuencia de la baja natalidad, ahora tenemos otro: la baja rentabilidad de los activos de renta fija, es decir, de los bonos, que es donde se invierte la “hucha” de las pensiones.
El dinero de los pensionistas españoles está invertido en deuda pública. El caso es que, como consecuencia de décadas de bajadas de los tipos de interés, la rentabilidad de los bonos españoles ya es o cero o negativa. El bono español a 10 años ofrece actualmente un cupón del 0,87%, pero, por motivos obvios de diversificación y necesidades de liquidez, no toda la hucha está ni puede estar en el diez años (y menos todavía en el treinta años). Tiene que estar distribuida en distintos vencimientos. Pero el tres años tiene rentabilidad negativa del -0,25% y el cinco años “cuesta” tenerlo un -0,10%. La conclusión es obvia: no sólo no hay dinero suficiente, sino que el que hay no “renta”. Y cada vez va a “rentar” menos, porque los tipos siguen cayendo en toda la eurozona. Vamos a tener que comernos un capital que ya era de por si insuficiente.
Cuando los políticos se olvidan de los problemas reales de los ciudadanos la única salida es la autodefensa. Así que si ya teníamos motivos para complementar el ahorro público con ahorro privado, ahora tenemos más. Ahora bien, las perspectivas del ahorro privado son incluso peores. Los fondos y planes de pensiones que nos venden bancos y gestoras cobran comisiones disparatadas – en el entorno del 1,5% anual, incluso más si sumamos otros gastos – lo que, con tipos de interés cero o incluso negativos es una barbaridad que lleva sin remedio a rentabilidad anual negativa en los fondos y planes de pensiones de renta fija.
No pretendo entrar en el club de quienes meten miedo para ganar clientes o seguidores, pero tampoco hay que darle la espalda al problema. Hay que diagnosticarlo y buscar soluciones. Los políticos europeos no van a hacer nada por salir de la “euroesclerosis” económica a la que nos han llevado con su exceso de burocracia, híper regulación, altos impuestos y falta de apoyo al empresariado y la innovación. El estancamiento económico acompañado de baja inflación está garantizado, lo que a su vez mantendrá tipos de interés bajísimos o negativos en la eurozona durante mucho tiempo. Ojalá me equivoque, pero me temo que no es el caso.
Sólo hay tres soluciones frente a la casi garantizada rentabilidad negativa de los fondos y planes de pensiones durante los próximos años. Una, buscar productos con bajas comisiones de gestión en el caso de la renta fija (sí, los hay). Dos, la toma controlada de riesgos en renta variable y, tres, la inversión inmobiliaria. Preferiblemente una mezcla de todas ellas. Tampoco descarto tener el dinero en cuenta corriente, así al menos no nos cobrarían el 1,5% de comisión por perder dinero. El problema es que no existen planes de pensiones que sean cuentas corrientes sin comisión. Y salir de un fondo de inversión de renta fija y llevar el dinero a una cuenta corriente implica pasar por el fisco, aunque si la plusvalía fuera pequeña o inexistente si que podría merecer la pena.
Como ven, incluyo la inversión inmobiliaria, que de hecho he recomendado insistentemente a lo largo de los últimos años. Pero mal consejo les daría si les recomendara concentrar todos sus ahorros en un activo que ya sabemos que tiene riesgo y que, además, puede llegar a ser muy poco líquido.
Les habrán hablado – o les hablarán – del oro como alternativa, pero un entorno de muy baja inflación no es bueno para el oro. Y si los tipos de interés están tan bajos es porque la inflación es muy baja. Sólo hay que ver lo mal lo ha hecho el oro en los últimos años. Podría repuntar temporalmente – ante un problema geopolítico o una crisis financiera, por ejemplo -, pero el oro es, por definición, un seguro contra la inflación.
En cuanto a cuándo aportar dinero a fondos de inversión o planes de pensiones de renta variable, no es necesario complicarse la vida. Es tan fácil como “ir de rebajas”: a la hora de tomar posiciones, cualquier caída superior al 10% es interesante y cualquier caída superior al 20% es inexcusable.
El problema es que para comprar cuando el mercado cae un 20% hay que ser valiente, así que nada como recordar lo que les he comentado al inicio para hacer acopio de fuerzas. También puede ayudar acordarse de los políticos europeos. Porque no van a solucionar el problema. Desde luego los españoles no. Se limitarán a subir los impuestos, como han hecho siempre que ha habido problemas, fueran del partido que fueran.
El circulo es aun mas «diabólico» que lo expuesto. En el sistema de la Europa Unida, la subida de tipos solo se justificaría con un incremento de la inflación y ademas seria en proporciones muy similares a esta, con lo cual no se reflejaría en una formula de incremento de rentabilidad cara al ahorro, ya que uno «neutralizaría» al otro, como hace la sal añadida a un ácido. Pero al mismo tiempo causaría un efecto negativo en un sistema social deficitario (pensiones seguridad social español) que precisa una vez agotado el fondo de reserva y otros mecanismos de financiación de «deuda». Una subida de tipos encarecería un ya costoso déficit publico ya que donde no hay fondos si no prestamos, no se puede hablar de capitalización, si no de costes financieros. En otros tiempos, la inversión inmobiliaria hubiera sido una salida, pero esa vía por los mismos motivos expuestos esta agotada. No se ve en el horizonte una solución clara, pero si una realidad palpable: tan nocivos son unos intereses desbocados con una inflación desmesurada, como una inflación ridícula o nula con unos tipos al cero o menos de cero. Y es que al final las cosas tienen una lógica, el dinero «prestado» tiene que producir pero lo que produzca nunca puede superar a lo obtenido por medio del sistema productivo de la economía real. O lo que es lo mismo, el que deja su dinero a alguien para que ponga a funcionar una industria no puede recibir 0 o… Leer más »