‘VIEJENIALS’: EL GRAN NEGOCIO DE DISFRUTAR LA VEJEZ

La mayor longevidad puede salvar las cuentas de la UE. El consumo de los mayores supondrá el 32% del PIB y el 38% del empleo en 2025

El mundo peina canas, luce arrugas y cumple años. Muchos años. El envejecimiento de la población es uno de los grandes cambios sociales y económicos que se está produciendo hoy a escala mundial. Ningún país desarrollado puede ignorar esta imparable realidad, que asusta e ilusiona a partes iguales. La esperanza de vida aumenta desde 1840 a un ritmo de dos años y medio por cada década.

Abróchense los cinturones. Un 16% de la población tendrá más de 65 años en 2050 (9% en 2019), según la ONU. En 2018, por primera vez en la historia, este colectivo superó al de los menores de cinco años, y en 2050 sobrepasará a los jóvenes de 15 años. En 2050 habrá en el mundo más de 400 millones de personas con 80 años o más, y 3,2 millones de centenarios, y en Europa, uno de cada tres ciudadanos rebasará los 65 años en 2060. Es más, la mitad de las niñas europeas que nacieron en 2018 vivirán más de 100 años.

Esta mayor longevidad presenta desafíos tremendos para los sistemas públicos de salud y pensiones. Dos espadas de Damocles también para España, donde los mayores de 64 años son el 19% de la población. Es el segundo país de la OCDE con más esperanza de vida al nacer (83 años). Solo Japón supera la marca española. El invierno demográfico español disparará la factura: el gasto público en pensiones, sanidad y cuidados de larga duración será equivalente a un 27 % del PIB en 2050, tres puntos más que ahora.

La bomba de la longevidad da vértigo, sí. Pero, desde hace un lustro no se habla solo de colapso y fin del Estado de bienestar, sino de silver economy o economía de las canas. Algunos expertos claman que no se demonice a los mayores y dicen que cumplir años será el mayor estímulo para el crecimiento del PIB.: “Vencer el envejecimiento será el negocio más grande del mundo. El futuro está en la gente con pasado”

Hoy, si fuera una nación, la silver economy (mayores de 55 años) de Europa sería la tercera economía más grande del mundo, solo por detrás de Estados Unidos y China. Su gasto crecerá un 5% anual, hasta los 5,7 billones en 2025. En esa fecha, supondrá el 32% del PIB de la UE y el 38% del empleo, con 88 millones de nuevos puestos de trabajo.

“La creciente longevidad, gestionada adecuadamente, es el baby boom que buscamos desesperadamente, si es que no es mejor aún: es el greyny boom”, indica José. A. Herce, doctor en Economía y experto en longevidad y pensiones. Así, dice, “es como aprovecharemos el maná de la longevidad y no con sobornos para que las parejas tengan más hijos”. Y añade: “Es más eficaz deshacerse de la tiránica barrera de los 65 años, romper el techo de cristal de esa edad, que fomentar la natalidad para que los jóvenes nos paguen las pensiones”.

¿Colapso o negocio?

Si de algo se hablará en los próximos años será de cómo crear riqueza con esta generación ganada a la muerte y que ha sido bautizada como madurescentes, gerontolescentes, viejenials,  adultescentes o joviejos. La Comisión Europea ha incluido el desarrollo de la economía de las canas como una de las prioridades para las empresas de la región. “Las compañías cuyo negocio está relacionado con el envejecimiento han registrado un crecimiento medio de ingresos y beneficios que ha superado al del mercado global”, indica. El organismo distingue entre personas activas, frágiles y dependientes. Porque la silver economy tiene dos caras: una que ofrece productos y servicios relacionados con el ocio, el entretenimiento y el envejecimiento activo; y otra dirigida a personas con peor salud que requieren cuidados y atención sociosanitaria.

Para engancharse a esta revolución sería necesario alargar la vida laboral. Desde este punto de vista, España tiene deberes. “La tasa de ocupación de los mayores de 55 años es del 53%, de las más bajas de los países desarrollados. Si se acercara al 73% que tiene Nueva Zelanda, nuestro PIB aumentaría en torno al 15%, y a partir de 60 años, la tasa es escandalosamente baja; comparable a la de los menores de 25 años. Esto ocurre por falta de confianza en el talento sénior y por la discriminación por motivos de edad, algo que es inconstitucional. “Aunque hoy las empresas y la legislación han expulsado del mercado laboral a esta cohorte, tiene en sus manos salvar la economía. Piensen en los revolucionarios efectos que supondría incluir todos esos millones de almas en nuestra economía

LA BOMBA ESPAÑOLA

No hay plan b. Tampoco en España, donde el envejecimiento es una realidad imparable. La población mayor de 65 años supondrá el 40,2% del total en 2050. Pronto llegarán a la edad de jubilación (concepto con tendencia a desaparecer, anclado en los 65 años desde hace décadas) más del 80% de los baby boomers, los primeros tienen hoy 61 años.

Dos motivos principales subyacen a este envejecimiento poblacional. Por un lado, la natalidad se ha reducido a menos de la tercera parte en el último siglo en España. Por otro, un incremento de la esperanza de vida, que ha crecido en 40 años a lo largo del último siglo. Además, a partir de los 65 años, los españoles tienen otros 12 con buena salud, libres de discapacidad, según el INE: el 46% de las personas entre 65 y 74 años valoran su estado de salud como “bueno”.

Llegados a este punto, muchos se preguntarán cómo pueden ser las canas el futuro de la economía cuando este colectivo trata de defender en las calles pensiones dignas y cuando el 13% de los jubilados se sitúa por debajo del riesgo de pobreza (8.871 €/año). Sin olvidar esa realidad, la jubilación media es de 1.141 €/mes —las nuevas son 1.311 €—. Aún hoy, se acercan a más del 80% del último sueldo. Y los desempleados de 53 años o más también tienen derecho a un subsidio hasta la edad de jubilación. Es cierto que hay que mejorar las pagas mínimas, pero también lo es que la nómina mensual de las pensiones es de 10.000 millones €, que en buena medida se van a consumo.

Nada menos que el 40% del consumo mundial corresponde a mayores de 65 años. Desde luego no todos tienen la tranquilidad económica y la salud necesaria para disfrutar plenamente de sus años de jubilación, pero es una población que tiene capacidad económica. Consumen más que ahorran y tienen tiempo para gastar y disfrutar. Los jubilados gastaron 13.481 € en 2018, más que los ocupados (11.889 €), según el INE. Sin olvidar que el 91% de los jubilados dispone de una vivienda en propiedad y que atesoran el 60% del patrimonio inmobiliario español.

Empresas, fondos, inversores y start-ups empiezan a caer en la cuenta del enorme filón, de que quizá este sea su Santo Grial. En la silver economy, la casa del mayor va a generar múltiples oportunidades de negocio. Una es convertir el ladrillo en rentas vitalicias o hipotecas inversas para complementar la pensión. Porque, es previsible que los próximos jubilados pierdan poder adquisitivo y no tengan más remedio que buscar fórmulas para financiar su vejez, razona Ortega.

Otro nicho de mercado es la rehabilitación, ya que dos de cada tres viviendas son inaccesibles (cambio de bañeras por duchas, pasillos…). En el sector de las residencias, hay un fuerte desequilibrio entre la oferta y la demanda: faltan de 137.000 a 175.000 camas. Y los precios son prohibitivos: cuestan entre 1.800 y 2.500 €/mes. En el futuro próximo, es previsible que estas residencias se conviertan en centros de servicios conectados. Y que crezcan los pisos tutelados y los sénior resort (con servicios comunes médicos y asistenciales).

El envejecimiento activo es una apuesta segura: “Los nuevos mayores presentan una actitud cada vez más positiva y activa”, comenta Alcaide. Algunos ejemplos. El público mayor de 60 años es uno de los más importantes de los gimnasios. Los viajeros europeos mayores de 65 años son los que más gastan —66.000 millones de €/año, el 16% del gasto turístico en la UE— y el 40% de los turistas de aventura tiene más de 50 años.

Y en tecnología, 6 de cada 10 entran todos los días en Facebook. Están reduciendo la brecha digital. Casi un 70% de quienes superan los 60 años utiliza Internet a diario.

El sector financiero tendrá que desarrollar e incentivar planes de ahorro a largo plazo y planes de pensiones privados. El Banco Santander lo ha visto claro. Anunciaba hace unas semanas la puesta en marcha de su oferta sénior, que incluye diversos productos financieros y servicios para mayores de 65 años: un seguro para accidentes y un seguro de dependencia, por el que los clientes podrán beneficiarse de una renta vitalicia de hasta 1.500 €/mes. También, un equipo de teleasistencia para situaciones de emergencia, descuentos en viajes El Corte Inglés y ofertas de renting. Cuesta 9 €/mes.

Fuente: El Pais

AQUÍ PUEDES DESCARGARTE LA FICHA COMPLETA

Descarga la ficha en PDF

Deja un comentario