El análisis cifra en 1,4 millones de contratos fijos discontinuos en vigor, casi 753.000 en inactividad, de los que unos 234.000 tienen otro empleo
De media, el trabajador sujeto a este tipo de relación laboral firma 10 contratos a lo largo de un año
Ayer lunes 15 de abril, el think tank Fedea organizó un encuentro con la prensa para intentar arrojar un poco de luz sobre este asunto con su estudio “¿Cuántos son los trabajadores fijos discontinuos?”.
Las dudas en torno al funcionamiento del trabajo fijo discontinuo y su contabilidad continúan. Las tres fuentes estadísticas que lo registran tienen limitaciones. La polémica principal reside en que ni los datos mensuales del SEPE y de la Seguridad Social, ni los trimestrales de la EPA informan con precisión de las personas con un contrato fijo discontinuo en periodo de inactividad. Fedea ha propuesto este lunes calcular las personas en esta situación a partir de los datos de la Muestra Continua de Vidas Laborales, aunque se conocen con un retraso mayor, siendo los últimos disponibles los de 2022.
Lo cierto es que el número de fijos discontinuos que no trabajan en España (y que no cuentan como parados en las estadísticas) se ha convertido en el secreto mejor guardado de Yolanda Díaz. Desde que pusiera en marcha su reforma laboral en 2022, la ministra de Trabajo viene dando todo tipo de piruetas para evitar desvelar la polémica cifra. Uno de los trucos más evidentes del Gobierno en términos de empleo es la conversión por arte de magia de empleos “temporales” en otros considerados “fijos” bajo la clasificación de “fijos discontinuos”. Esta transformación no ha implicado que esos empleados estén más tiempo trabajando que antes o que se hayan convertido en empleos de calidad. Sin embargo, el cambio tiene un importante beneficio estadístico para el Ejecutivo de Sánchez por dos motivos principales: infla el dato de empleo fijo y reduce el de paro oficial.
En los nueve primeros meses de aplicación de la reforma laboral el stock de trabajadores fijos discontinuos pasó de 650.000 personas a 1,42 millones, repartidos casi por igual entre personas con contrato fijo discontinuo en actividad como en inactividad. Si se excluyen las personas con emparejamientos (es decir, inactivos que estaban en alta en otros empleos), el stock de trabajadores fijos discontinuos baja hasta 1,25 millones de personas a finales de diciembre de 2022, con 731.000 personas en actividad y 518.000 en inactividad total (sin tener otro trabajo). Los fijos discontinuos inactivos totales sumarían un total de 753.000.
Las “mentiras” del dato de Yolanda Díaz
Solo en ocasiones puntuales Yolanda Díaz ha informado de cuántos fijos discontinuos hay en España. La última vez fue el mes pasado. Sin embargo, tanto la fuente que usó la líder de Sumar como la cifra en cuestión quedaron en entredicho. Entonces, Yolanda Díaz aseguró sólo hay 55.300 fijos discontinuos sin trabajar en nuestro país, según los datos que sacó de la Encuesta de Población Activa (EPA).
Que Díaz hubiera recurrido a la EPA (que elabora el INE) y no a los propios datos oficiales del Gobierno (del SEPE) para obtener la cifra llamó tanto la atención como el resultado, que no coincide con los cálculos de ninguna casa de análisis. De hecho, llega a ser hasta 14 veces menor.
Lejos de las cifras de la EPA a las que ha acudido recientemente Díaz, Fedea considera que la fuente más fiable para determinar el número de fijos discontinuos que está en su casa sin trabajar es la Muestra Continua de Vidas Laborales que elabora la Seguridad Social. Se trata de “un conjunto de microdatos individuales, pero anónimos, extraídos de los registros de la Seguridad Social. La información de la Seguridad Social se completa con información fiscal procedente de la AEAT y con información del Padrón Continuo facilitada por el INE”. El hándicap de recurrir a esta fuente es que no hay datos actualizados más allá de finales de 2022. A Fedea le llama la atención que la Seguridad Social lleve más de un año de retraso para volcar estos datos, cuando “antes de la reforma laboral de 2022” los actualizaba con normalidad. Aún así, los resultados obtenidos son demoledores para Yolanda Díaz: resulta que el número de fijos discontinuos inactivos es 10 veces mayor de lo que afirma la ministra.
El gráfico siguiente refleja mucha información. La más llamativa es que, de los 1,42 millones de personas con contrato fijo discontinuo en diciembre del 2022, un total de 731.000 fijos discontinuos estaba en situación de actividad laboral frente a 753.000 en situación de inactividad laboral. Es decir, había más fijos discontinuos sin trabajar que trabajando. El dato de 1,6 millones es porque hay varias personas con varios contratos en vigor a la vez, es decir, pluriempleadas.
Fedea matiza que, de los 753.000 en inactividad en diciembre de 2022, había 234.000 personas que tendrían otro empleo en el que sí trabajan (están pluriempleados). Por tanto, las personas con contrato fijo discontinuo que no tuvieron ninguna actividad en ese periodo fueron 518.000 personas, 10 veces más que lo afirmado por Yolanda Díaz.
Todo esto “ha sido compatible con tasas crecientes de terminación o interrupción de las relaciones laborales con contratos fijos discontinuos, esencialmente por abandonos voluntarios y, en menor medida, por despidos, y vino acompañado por una importante proporción de fijos discontinuos pluriempleados”, explican.
Elevado peso de los abandonos voluntarios
Por otra parte, el análisis de los motivos tras la terminación o interrupción de las relaciones laborales de fijos discontinuos también es significativo para conocer la calidad del empleo al que dan acceso. Felgueroso calcula que en 2022 hubo un total de 505.000 finalizaciones, un 22,4% del total de relaciones laborales registradas. De ellas, la mitad (el 49,7%) se debieron a abandonos voluntarios o dimisiones y el 32,5% a despidos. La elevada presencia de las renuncias es otro síntoma de temporalidad y precariedad de los empleos fijos discontinuos. Además, desde la reforma laboral, los contratados bajo esta modalidad son más jóvenes, pasando a ser mayoritario el tramo de 16 a 24 años (el 22% del stock). Este colectivo se caracteriza por tener altas tasas de inactividad y mayores tasas de ruptura de los contratos por abandono voluntario, señala el informe.
Por todo ello, el autor considera que la caída de los contratos de muy corta duración se corresponde con un trasvase a la modalidad de fijo discontinuo y sugiere que “es posible” que muchas empresas estén pasando a contratación fija discontinua para ahorrarse costes. En concreto, la penalización a los contratos temporales vía cotizaciones sociales y la indemnización por despido en el caso de que sigan aumentando las bajas voluntarias. “Tendríamos que ver qué medidas son factibles para que aumente el tiempo trabajado”, ha pedido.
“El juego de las sillas”
Desde Fedea lamentan “el juego de las sillas” en el que se ha convertido el mercado laboral donde los ciudadanos rotan entre el desempleo, la inactividad y el empleo “y solo se sienta en la silla el que le toca trabajar”. A Fedea le parece “llamativo el poco esfuerzo de las autoridades por publicar esos datos” .
Lo importante de estos resultados no son las cifras en sí mismas, que se refieren a hace más de un año, sino la tendencia. A lo largo de los meses se observa como los fijos discontinuos en actividad se estabilizan, pero crecen los inactivos. Este comportamiento, que se empieza a observar en 2022, se estaría manteniendo e incluso acentuando en 2023 si se calcula la ratio de contratos y afiliación. En 2023 se firmaron el mismo número de contratos fijos discontinuos que en 2022 (2,3 millones), pero los afiliados en esta modalidad no han aumentado, lo que supone que para crear un empleo fijo discontinuo activo en 2022 hicieron falta 6,5 contratos, mientras que se necesitaron 10,5 en 2023.
En esta línea, Fedea señala que “han crecido notablemente” las tasas de bajas por causa de pase a situación de inactividad de fijos discontinuos (en 2023 fueron 2,5 veces la del período 2017-2019). Por estos motivos, aunque la tasa de finalización o interrupción de los emparejamientos con contrato fijo discontinuo se incrementó con la aplicación de la reforma, “la parte del stock de fijos discontinuos en períodos de inactividad ha tenido que crecer también sustancialmente”, afirma el informe.
La duración media de los contratos no deja de disminuir, quedándose en 48,5 días, un 16,2% menos que en 2021 donde fue de 58 días. En términos absolutos, la duración media de los contratos en febrero de 2024 ha sido nueve días menos que la realizada en 2021.
Tenemos un “teórico récord de ocupación” que se está realizando con personas que no completan una jornada entera de trabajo, con jornadas muy reducidas, salarios reducidos e incremento de situaciones de pluriempleo. No solo se trabajan menos horas semanales de promedio, sino que además es una jornada muy por debajo de la que correspondería a una jornada completa de trabajo.
El documento señala también que “la EPA subestima significativamente” a los fijos discontinuos (en especial, los que están en períodos de inactividad), por motivos metodológicos”. Por ejemplo, la EPA solo tiene en cuenta el empleo principal por lo que un fijo discontinuo inactivo en un empleo secundario no contaría en la encuesta.
Por otra parte, consideran que “el concepto de paro efectivo, definido como la suma del número de parados registrados y los demandantes con relación laboral tampoco ofrece un indicador preciso de la holgura en el mercado laboral”. Este indicador contabiliza a todos los fijos discontinuos que se han registrado como demandantes, “con independencia de si están o no en periodo de inactividad, e ignora a los que no se han registrado como demandantes en las oficinas de empleo. Además, la categoría de demandantes con empleo incluye a otros colectivos como los trabajadores en ERTE” recuerdan. Este epígrafe ha llegado a superar los 700.000, y Trabajo nunca ha querido tenerlo en cuenta.
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https://www.abc.es/economia/pp-pide-explicaciones-congreso-yolanda-diaz-puesto-20240416190517-nt.html