El capital humano de un individuo depende del grado en que participe efectivamente en la producción de bienes y servicios, de lo productivo que sea su trabajo y de los años de vida laboral que tenga por delante. Son varios los factores que influyen en el capital humano de un individuo, algunos de ellos fundamentalmente personales y otros que dependen básicamente del entorno
DETERMINANTES DEL VALOR DEL CAPITAL HUMANO PER CÁPITA
Entre los primeros, las más relevantes son la edad y el nivel de estudios completados.
- El capital humano depende de la vida laboral restante del individuo y, por tanto, de su edad. Cuanto más joven sea el individuo mayor es el período de tiempo durante el que cabe esperar que siga produciendo y generando rentas y, en consecuencia, mayor el valor económico de su capital humano. En este sentido, el envejecimiento de la población tenderá a reducir el capital humano, mientras que la reducción de la mortalidad durante la edad laboral tenderá a aumentarlo.
- La capacidad productiva del trabajador crece con el nivel de formación (mayores rentas laborales) y también lo hace su probabilidad de empleo. La formación impulsa la participación en el mercado de trabajo del individuo (más actividad) y reduce la exposición al desempleo (menos paro)
Existen también factores de entorno que afectan al valor del capital humano del individuo, como los relativos a la productividad, el funcionamiento del mercado laboral, el marco sanitario o la regulación de la edad de jubilación.
- La productividad del trabajo depende del grado de desarrollo tecnológico, la eficiencia de las empresas. En este sentido, cuanto más avanzada la tecnología y mejor funcionen las empresas y los mercados mayor será el valor del capital humano del trabajador. El adecuado funcionamiento de las instituciones y una buena gobernanza tienen asimismo un impacto positivo por razones similares.
- La estructura de ocupaciones influye en el valor del capital humano, que será mayor cuanto mayor sea el peso de las ocupaciones más cualificadas en el empleo, permitiendo explotar mejor el potencial que supone la formación de los trabajadores e impulsando así la productividad del trabajo y los salarios.
- El funcionamiento del mercado de trabajo afecta al valor del capital humano. Cuanto mayores sean las oportunidades laborales que ofrezca, mayor será la participación de los individuos y considerando todo lo demás constante, mayores serán las probabilidades de empleo y, por tanto, el valor presente de las rentas laborales futuras.
- Un sistema sanitario desarrollado reduce las tasas de mortalidad, aumenta la esperanza de vida y permite a los individuos mantener su actividad laboral durante un mayor número de años.
- La legislación sobre las pensiones y la edad de jubilación también desempeña un papel relevante, afectando al período de tiempo durante el que el individuo va a generar renta.
El valor del capital humano per cápita de un territorio dependerá del valor del capital humano de cada tipo de individuo y del número de individuos en edad laboral de cada tipo con que cuente, pero también del tamaño de la población total. En definitiva, la pirámide demográfica de la población del territorio influirá en el valor del capital humano per cápita, que será menor, siendo todo lo demás constante, cuanto mayor sea el grado de envejecimiento de la población. La razón es doble, ya que el envejecimiento aumenta la edad media de la población en edad de trabajar, reduciendo los años restantes de actividad productiva dada una edad de jubilación, y, además, incrementa el porcentaje de población dependiente que no genera rentas laborales. Aunque la reducción de la mortalidad es siempre positiva en sí misma, obsérvese que si se produce durante la edad laboral impulsa el valor del capital humano per cápita, mientras que si el descenso de la mortalidad es posterior a la jubilación, lo disminuye
ESPAÑA 2000-2018. VALOR DEL CAPITAL HUMANO PER CÁPITA (€ por habitante)
ESCENARIOS DE FUTURO: RIESGOS Y MEJORAS
Se han elaborado varios escenarios futuros modificando en cada caso uno de los aspectos mencionados y suponiendo que el resto de determinantes no se ven afectados. Algunos de los escenarios planteados tienen un grado elevado de probabilidad de materializarse en el futuro, como los relativos a las cuestiones demográficas, y otros son más hipotéticos, como los relativos al mercado de trabajo o a la productividad. Desde otra perspectiva, estas simulaciones también posibilitan estimar el coste, en valor económico del capital humano per cápita, que para la sociedad española tienen las carencias actuales en esos aspectos.
Envejecimiento
Las proyecciones poblacionales disponibles en la actualidad apuntan a que la tendencia del envejecimiento de nuestra sociedad va a continuar en el futuro con mayor intensidad si cabe. Hay que recordar que esta situación se debe al aumento de la esperanza de vida de la población, un proceso que en sí mismo es claramente positivo, pues permite una vida más larga para poder disfrutar de ella, pero tiene también efectos negativos (o al menos supone riesgos) en otros aspectos, como la sostenibilidad de las pensiones, las necesidades de gasto sanitario, …
Para estimar el impacto del envejecimiento se han considerado dos escenarios contrafactuales, modificando solo la pirámide poblacional y manteniendo todo lo demás constante : en el primero de ellos se ha utilizado la pirámide prevista en las proyecciones de población del INE para este año 2033 y en el segundo la prevista para el año 2050. Los resultados para el escenario 2033 indican que la evolución demográfica supondría una disminución del valor del capital humano per cápita del 16,4%. La estimación para el escenario 2050, un horizonte a más largo plazo, daría lugar a una caída del 22,1%. En definitiva, la tendencia al envejecimiento plantea riesgos considerables de futuro para el capital humano a corto plazo y, aún en mayor medida, a largo plazo
Edad de jubilación
El aumento de la esperanza de vida y el envejecimiento esperado de la población influirán negativamente en el valor del capital humano, pero el alargamiento de la vida laboral de los individuos tendría el efecto contrario. Por tanto, el retraso en la edad de jubilación contribuiría a impulsar el valor del capital humano per cápita, al aumentar el valor presente de las rentas laborales de la población en edad de trabajar y también la ratio de ese tipo de población respecto a la población total.
En este ámbito se han considerado dos escenarios alternativos de retraso de la edad de jubilación. El primero de ellos, en línea con la legislación actual, supone pasar de los 65 a los 67 años como edad legal de jubilación. El segundo plantea un cambio más radical, llevando la edad de jubilación a los 70 años. Los resultados de estos ejercicios indican que la ampliación en dos años de la edad laboral (llevando la edad de jubilación hasta los 67 años) supondría, siendo todo lo demás constante, un incremento del valor del capital humano per cápita del 9,2%. El efecto sería más intenso al ampliar en cinco años la edad laboral y así retrasar la edad de jubilación hasta los 70 años. En ese caso se produciría un aumento del 15,1% del valor del capital humano per cápita.
Estos resultados muestran claramente la magnitud del proceso de envejecimiento de la población. Los cambios previstos actualmente en la edad de jubilación serían insuficientes para compensar el efecto del envejecimiento previsto durante los próximos 15 años. Ese objetivo requeriría retrasar la edad de jubilación más allá de los 70 años.
Mercado de trabajo
El deficiente funcionamiento del mercado de trabajo es un aspecto que afecta negativamente al valor del capital humano en España en comparación con otros países. En particular, las tasas de paro son mucho más elevadas, un rasgo diferencial que desde hace cuatro décadas caracteriza a la economía española. En este caso, en las simulaciones se han considerado diferentes escenarios que plantean reducciones de distinta magnitud de las tasas de paro, pero siempre de carácter proporcional. Es decir, se ha considerado que la tasa de paro de todos los tipos de trabajadores se reduce en una misma proporción, de modo que la tasa final de paro agregada se corresponda con la fijada en el escenario en cuestión.
La tasa de paro de referencia es la de 2018 (un 15,3%) que es muy similar a la tasa media de paro del período 2000-2018, situada en el 16%. En primer lugar, se ha planteado un escenario inicial bajo la hipótesis de que la tasa de paro española se situase en la tasa natural de paro que la OCDE estima para España, el 14,8%. El resultado sería un incremento del 0,5% del valor del capital humano per cápita. El segundo escenario considera que la economía española consigue alcanzar una tasa de paro como la tasa natural de paro del 8% estimada por la OCDE para la zona del euro. En ese caso, el incremento sería más sustancial y supondría una mejora del 8,5% del capital humano per cápita. Finalmente, el último escenario maneja la hipótesis de que se consigue alcanzar la tasa natural de paro estimada por la OCDE para el conjunto de países miembros de la organización, situada en el 5,6%. El valor del capital humano per cápita aumentaría un 11,3% respecto al valor estimado para 2018.
Conviene tener presente que los objetivos planteados en los dos últimos escenarios son muy exigentes para la economía española, que durante los últimos 40 años solo se ha acercado a la tasa del segundo escenario en un único año y jamás a la tasa contemplada en el tercer escenario. Conseguir esos objetivos exigiría, por tanto, un esfuerzo considerable en términos de reformas estructurales.
En cualquier caso, el mal funcionamiento del mercado laboral tendría un coste en términos de capital humano per cápita que rondaría o podría superar el 10% (situándose en torno a 1,5 billones de euros). En ese sentido, hay que hacer notar que si se consiguen tasas de paro como las habituales en el conjunto de la OCDE y si se mantiene el cambio en la edad legal de jubilación (que ya ha entrado progresivamente en vigor), podría más que compensarse el efecto negativo sobre el capital humano per cápita del envejecimiento de los próximos 15 años y casi compensar el envejecimiento previsto en el horizonte 2050.
Productividad
España es uno de los 30 países con mayor PIB per cápita del mundo, una situación que denota los elevados niveles de productividad alcanzados por su economía. Sin embargo, durante los últimos decenios el comportamiento de esa variable ha sido mediocre en comparación con los crecimientos de épocas pasadas o con los logros de otras economías más desarrolladas. Naturalmente, el valor del capital humano per cápita se ve afectado por esa dinámica.
Para explorar los efectos de esta situación y la magnitud de las posibilidades de mejora potencial existentes, se han planteado diferentes escenarios, suponiendo que la productividad experimenta un aumento que permite alcanzar los niveles de remuneración por asalariado o por hora trabajada de otros países de nuestro entorno pues los márgenes de mejora en este ámbito son sustanciales. En un primer escenario se ha considerado que España alcanza los niveles medios de la UE en términos de remuneración por asalariado en 2018. El capital humano aumentaría un 16,4% respecto al actual.
El segundo escenario supone que España tiene los niveles medios de la zona euro, más elevados que los del conjunto de la UE. en este caso la mejora sería todavía más intensa, situándose en un 27,7%. Por último, en un escenario aún más exigente, la hipótesis planteada es que la productividad fuese como la de los Países Bajos, uno de los países europeos mejor situados en este aspecto y el incremento del valor del capital humano sería del 47,5%.
Alternativamente, suponiendo que la mejora de productividad permitiese alcanzar ya no solo los niveles de remuneración por asalariado sino los de remuneración por hora trabajada, los incrementos serían aún mayores. Alcanzar la media de la UE supondría un incremento del valor del capital humano per cápita del 20,3%; la media de la eurozona, un 39,1% y, finalmente, converger a los niveles de los Países Bajos, un 75,6%.
Esas mejoras de productividad requerirían de un intenso esfuerzo en términos de reformas estructurales, con el fin de aumentar la eficiencia de la economía, así como de las necesarias inversiones en materia de formación, I+D+i y otros tipos de capital. En cualquier caso, resulta interesante constatar que esas mejoras de productividad serían suficientes para compensar los efectos negativos en el valor del capital humano per cápita del envejecimiento previsto de la población española.
En resumen, el progresivo envejecimiento de la población constituye un factor de riesgo para mantener en el futuro los niveles actuales de capital humano per cápita, con lo que una situación como esa implicaría para el bienestar social de las próximas décadas en España. Sin embargo, existen márgenes de mejora en el funcionamiento del mercado laboral y en materia de productividad que, en caso de ser explotados, podrían compensar sobradamente esa evolución. Para conseguirlo no es necesario lograr un desempeño tan sobresaliente como el de los mejores países, sino que bastaría con converger al comportamiento medio de otros países desarrollados. El retraso previsto actualmente de la edad de jubilación contribuiría a aliviar la presión del envejecimiento demográfico, pero resultaría insuficiente para compensarlo si no va acompañado de mejoras en esos otros dos frentes, mercado laboral y productividad, algo que requeriría cambios estructurales intensos, bien diseñados y sostenidos en el tiempo
Fuente: EL VALOR ECONÓMICO DEL CAPITAL HUMANO EN ESPAÑA Y SUS REGIONES
https://www.fbbva.es/wp-content/uploads/2022/12/DE_2022__valor-capital-humano_ivie_web.pdf