¿QUÉ PASA CON LOS DESPIDOS DE MAYORES?

Cambios que ha experimentado la población activa en España en los últimos 10 años:

• El alargamiento de la esperanza de vida y el descenso de la tasa de natalidad, que se inició a finales de los años 70, explican que la población española envejece: el grupo de personas de más de 55 años ha crecido un 20% en la última década en España, mientras que el de jóvenes de 16 a 29 años ha sufrido un cambio similar en sentido inverso y ha caído también un 20% desde 2008.

Las personas de más de 55 años suponían menos de un tercio de la población adulta hace diez años y en la actualidad ya son el 38% (casi 15 millones de los 39 millones que conforman la población adulta española).

• El número de personas inactivas (que no trabajan ni buscan trabajo) de más de 55 años supone hoy el 67% de la población inactiva española, ya que, hasta hace poco, a partir de esa edad las personas se empezaban a jubilar o eran expulsadas del mercado laboral.

• No obstante la población activa española de más de 55 años ha crecido un 49% en los últimos 10 años. El aumento de las mujeres dentro de este segmento ha sido especialmente relevante, con una subida del 81%, consecuencia de la incorporación de la mujer al mercado laboral en la generación del baby boom.

El gran reto está en dar una solución real a los parados mayores de 55 años, cuyo volumen ha aumentado un 125,8% en 10 años. Los expertos destacan que la tendencia seguirá siendo la misma para la próxima década, lo que requiere una revisión urgente de las políticas gubernamentales y empresariales para gestionar el talento, la salud y la jubilación de los mayores”.

Además, el grupo de personas de más de 55 años ha crecido un 20% en la última década en España, mientras que el de jóvenes de 16 a 29 años ha sufrido un cambio similar en sentido inverso y ha caído un 19,1% desde 2008. El alargamiento de la esperanza de vida y el descenso de la tasa de natalidad que se inició a finales de los años 70 explican esta realidad y se anticipa que esta tendencia se mantendrá, se prevé que el grupo de mayores de 55 años habrá crecido otro 20,5% para 2028 y el número de jóvenes descenderá un 15,3% en esa fecha, lo que a su vez afectará al perfil demográfico de las empresas españolas”.

Esta dinámica se replica al grupo de los demandantes de empleo, donde los sénior aumentan un 49%, un 81,5% en el caso de las mujeres. Además, las personas de más de 55 años suponen un 41,9% de la población ocupada (el 73,7% entre las mujeres), mientras que los jóvenes que trabajan descienden un 37% en porcentaje. La proyección para 2029 es que habrá un 16% menos de jóvenes y un 20,9% más de mayores de 55 entre la población activa.

Al ritmo que se producen estos cambios demográficos en España, el actual sistema de pensiones no será sostenible y tendrá que ser más restrictivo en prestaciones. Las pensiones se irán reduciendo, por lo que muchos españoles van a tener que retrasar su edad de jubilación forzosamente, al no disponer de los medios económicos suficientes para retirarse del mercado laboral. A la vez, se reducirán las expectativas de salida temprana del mercado laboral a través de jubilaciones anticipadas

Los partidos políticos tienden a analizar el envejecimiento de la población desde un punto de vista puramente económico y, aunque es un análisis necesario, tenemos que ir mucho más allá y admitir que esta nueva realidad requiere soluciones también nuevas con modelos que, tanto desde la Administración como desde la propia empresa, apoyen la gestión de los mayores de 55 años como talento y una parte esencial de nuestro tejido productivo”. 

PROPUESTA: ELIMINAR LOS DESPIDOS IMPROCEDENTES A LOS MAYORES

Los sistemas de pensiones deben enfrentarse a dos retos fundamentales: la elevada esperanza de vida de los ciudadanos y la llegada a la jubilación de las masivas generaciones del baby boom(algo más retrasada en el tiempo en España que en el resto de países europeos).

Así la EDAD DE JUBILACIÓN se ha convertido en los últimos años en un concepto cíclicamente revisado y en continua experimentación, sobre el que inciden una multiplicidad de variantes.

No cabe duda, que en los tiempos actuales la fijación de la edad de jubilación debe efectuarse teniendo en cuenta la ESPERANZA DE VIDA de los ciudadanos.

Si bien el punto de partida en los distintos Estados de la UE es diferente, lo cierto es que, desde hace algunos años, se ha consolidado entre otras, una serie de tendencias agrupadas en los siguientes bloques:

  • ELEVACIÓN de la edad de jubilación con criterios igualitarios para hombres y mujeres;
  • PENALIZACIÓN de las jubilaciones anticipadas;
  • INCENTIVACIÓN del retraso en el acceso a la jubilación (jubilación activa, flexible,…);
  • ENDURECIMIENTO de las exigencias contributivas mediante reformas paramétricas;
  • FACTOR DE SOSTENIBILIDAD vinculado a la esperanza de vida.

Por otra parte, no cabe duda que las DIFICULTADES PARA MANTENER LA ACTIVIDAD LABORAL HASTA LOS 67 AÑOS, provocará ineludiblemente y por “motivos naturales” un aumento considerable de las jubilaciones anticipadas con la correspondiente reducción de la cuantía de la pensión.

No cabe duda que en todo este entramado, las empresas como generadoras de riqueza y productoras de empleo, son una pieza fundamental, formando parte inseparable de una sociedad que se transforma y adapta a las nuevas realidades. En este orden, son necesarias medidas de reforma que contribuyan a redireccionar las estrategias empresariales FOMENTANDO EL VALOR AÑADIDO DEL CAPITAL HUMANO DE MAYOR EDAD Y EXPERIENCIA mediante, por ejemplo, políticas fiscales específicas para proteger el empleo del sector de población con más edad y no solamente a los jóvenes que se incorporan al mercado laboral..

La insuficiencia de la ordenación actual de la edad como elemento de discriminación, exige reconsiderar la calificación de los supuestos de despido, de forma que EL DESPIDO A PARTIR DE LOS 55 AÑOS TAN SOLO ADMITIRÍA LAS CALIFICACIONES DE PROCEDENCIA O NULIDAD, eliminando con ello la calificación del despido como “improcedente” (a menudo “pactado en fraude de ley” o negociado mediante, por ejemplo, EREs encubiertos o no). Dicho en otros términos, se trata de eliminar el despido indemnizado, sin causa legal o con causa insuficiente, dando el protagonismo que merece el elemento edad. En ese sentido la normativa española exige ya hoy en día que en los EREs la empresa esté obligada a suscribir un Convenio Especial con la Seguridad Social para los mayores de 55 años y hasta la edad 61/63 años.

Analizando el ÍNDICE DE OCUPACIÓN entre los 55 y los 64 años se evidencia la magnitud del problema. La tendencia de las últimas décadas hacia una jubilación cada vez más temprana se ha revertido en los últimos diez años. Un 37,7% de la población entre 55 y 64 años trabajaba en 2001 en el conjunto de la UE. En 2011, la población activa ha aumentado hasta el 46,3% de media aunque existen notables diferencias desde tan solo el 36,6% de Italia hasta el 70,5% en Suecia

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