Se acabó el mito de los «gastos impropios»: la Seguridad Social no cuadra sus cuentas ni a martillazos. Ni con gastos impropios, ni sin ellos. Ni con separación de fuentes, ni con préstamos ni transferencias. La realidad es que la Seguridad Social no tiene suficientes ingresos por cotizaciones para pagar las pensiones contributivas.
El tema del déficit o superávit de la Seguridad Social, solamente se refiere al segmento de financiación contributivo, es decir, depende de los ingresos de los de trabajadores en activo y cotizando por unas bases de cotización (salarios) y de los gastos por el pago de pensiones y prestaciones del Sistema de Seguridad Social. Ni la Sanidad, la Educación, el Orden Públicos ni la Justicia, por ejemplo, están sometidos a análisis “mercantilistas” tan miopes
En realidad, tampoco es especialmente importante, o, al menos, no más importante que el resto del déficit público, ya que el «sistema» de la Seguridad Social es un artificio contable, que no existe en la realidad. Lo que existe es el Reino de España, que tiene una serie de ingresos, la mayoría provenientes de impuestos (como las cotizaciones sociales, que son un impuesto), y una serie de gastos, un capítulo en el que cada vez tienen más peso las prestaciones (y las pensiones son una prestación más).
Si lo miramos con esta lógica, que suba una de esas prestaciones y que no sea suficiente con uno de esos impuestos… no debería ser un problema. Nadie compara, por ejemplo, el presupuesto del Ministerio de Trabajo con la recaudación del Impuesto de Sociedades. Lo que comparamos es el nivel de gasto total del Reino de España con el nivel de ingresos que tiene y lo preocupante en definitiva es que el Reino de España vaya a tener este año un déficit del 11,3% y el que viene uno del 7,7% del PIB. También lo es que el nivel de deuda pública se vaya a instalar en el entorno del 120% del PIB.
Pero al parecer estamos en el mundo de los mensajes cortos y de los titulares llamativos en el que los políticos de todos los partidos nos han dicho que existe un ente llamado «Seguridad Social» y que contiene una «caja única», que se financia de forma independiente con un impuesto propio (las cotizaciones) y que usa lo recaudado para pagar, con una lógica contributiva, las pensiones. Con esta falacia oficial nuestros líderes llevan años diciéndonos que el problema de la Seguridad Social tiene que ver con lo que denominan «gastos impropios«: es decir, aquellas partidas que el organismo abona sin que sean de su competencia y que si sacamos de las cuentas de la Seguridad Social esos gastos, las cifras cuadrarían. Pero la realidad es muy tozuda e incluso sin tener en cuenta esos gastos, el Presupuesto de la SS para el año que viene presenta un abultado déficit, y eso asumiendo unos ingresos por cotizaciones optimistas incluso un poco superiores a los obtenidos en 2019.
En nuestro mundo normal, esto no es muy relevante, pero en este mundo de los mensajes políticos, esos que dicen que van a cerrar el agujero de la Seguridad Social quitando gastos al organismo, puede ser interesante desmontar la ficción ya vendida.
Las cifras (redondeando las cifras)
Empezaremos con las cifras reales de la ejecución del Presupuesto de 2019 . En las tablas de un presupuesto público siempre hay líneas y programas que complican la lectura, como por ejemplo las transferencias corrientes a la propia Seguridad Social por valor de casi 4.000 millones que aparecen tanto en gastos como en ingresos. Por eso hay que limpiar un poco esas partidas y redondear con “números gordos”

Como vemos, los ingresos del organismo por cotizaciones y tasas (126 mil millones) no cubren sus gastos por prestaciones (unos 145 mil millones) El Estado hizo frente a este déficit de la SS con 15.600 millones de transferencias corrientes y con 13.800 millones en préstamos. La diferenciación entre transferencias corrientes y préstamos es otra de las falacias de todo “esto” pues evidentemente el Estado no le va a pedir nunca a la SS que le devuelva los préstamos, pero así se mantiene la ficción de la caja única y los gastos propios o impropios. Y además las transferencias del Estado no computan como déficit de la SS (el déficit se lo queda el Estado) pero si hay un préstamo, el déficit sí aparece como de la SS.
El actual ministro Escrivá ha sostenido el discurso de que “ si le quitamos a la Seguridad Social los gastos impropios, relacionados con políticas que no tienen que ver con este organismo (desde las pensiones no contributivas a las bonificaciones a la contratación), el sistema estaría en equilibrio”.
Sin embargo esas cuentas serían:

Es cierto que, hasta 2019, si sólo contamos pensiones contributivas y prestaciones por incapacidad temporal; y lo comparamos con losingresos de la Seguridad Social por cotizaciones y tasas, y añadiendo a esos ingresos lo que se pierde por las bonificaciones en la cuota, casi tenemos equilibrio presupuestario. Una ficción como otra cualquiera, pero una que parece tranquilizar al actual ministro.
Veamos lo que dicen losPGE de 2021 (pág. 333 y siguientes del “Libro Amarillo”)

Como vemos, hay más de 25.000 millones de diferencia simplemente entre los ingresos de la Seguridad Social y los gastos presupuestados.
También se puede ir reduciendo los gastos para maquillar las cuentas de la SS (pues son gastos que irán a otra partida de los PGE). Por ejemplo se pueden sacar las pensiones de viudedad (24.000 millones) del régimen contributivo. Pero también es cierto que la partida en pensiones de jubilación sube por tres motivos: más beneficiarios (crece el número de pensionistas); pensión media más elevada (los que entran tienen derecho a prestaciones más altas que los que fallecen); revalorizaciones legales (este año, el 0,9%). Salvo en años de muchísima creación de empleo y subidas de sueldos, el incremento del gasto en pensiones siempre será superior al de ingresos por cotizaciones.
Podemos separar todas las fuentes de financiación que queramos, pero la realidad seguirá siendo tozuda.
Aunque el mensaje elegido es tranquilizar a la opinión pública por muchos martillazos que les demos a las tablas… ¡esto es lo que hay!.

