«Cuanto antes», urgía a los políticos ayer Óscar Arce, director general de economía y estadística del Banco de España, a reformar las pensiones. Lo hacía después de presentar la cruda realidad de la situación actual y futura del sistema, lo que dicen las matemáticas si no hay cambios en las políticas actuales. O si se sigue dando marcha atrás, como ha sucedido al volver a ligar las pensiones al IPC, en las reformas aprobadas en 2013 y 2016.
Una situación que «no admite muchas dudas: hay un desequilibrio financiero entre ingresos y gastos», afirmaba. «Un problema estructural», según sus palabras, tanto por el lado financiero como el de las perspectivas demográficas.
Sobran las palabras.
1.- Déficit, incluso con crecimiento económico
2.- El impacto del envejecimiento
3.- Las previsiones demográficas más optimistas…
4.- Y el ahorro privado para la jubilación
5.- El coste electoral de las reformas