NUEVAS “MALDADES” DE ALGUNOS: DESDE LA “NO JUBILACIÓN” A LA “DESJUBILACIÓN”

LA RENUNCIA A LA JUBILACIÓN

 El Tribunal Supremo avala renunciar a la jubilación para seguir cotizando y cobrar una cuantía más alta

 

Aunque “tal posibilidad no está expresamente prevista en la norma, tampoco está expresamente prohibida”, argumenta

Además, la solicitud de jubilación no es obligatoria para quienes cumplan la edad ordinaria

 

 

El Tribunal Supremo ha avalado la decisión del beneficiario de una pensión de jubilación de la Seguridad Social que renunció a ella para seguir cotizando y conseguir una cuantía más elevada, al entender que no se trata de una situación irreversible ni una renuncia al derecho a la jubilación.

 

En una sentencia fechada el pasado 26 de abril de 2023, el Supremo revoca una decisión del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV), que dio la razón a la Seguridad Social.

Lo que ha aclarado la Sala es si es posible dejar sin efecto por voluntad del beneficiario una prestación de jubilación reconocida, inmediatamente después de su notificación, para poder solicitarla más adelante, en un momento posterior que le pueda resultar más favorable al aumentar su período de cotización.

 

El TSJCV revocó un fallo de instancia al estimar el recurso presentado por la Seguridad Social, con el argumento de que no es posible la renuncia a una pensión de jubilación una vez que ésta ha sido reconocida. La única causa de extinción de la pensión de jubilación, señalaba el TSJCV –además de la sanción de pérdida por causa de incompatibilidad– es, en consonancia con su carácter vitalicio, el fallecimiento del pensionista, sin que esté prevista legal o reglamentariamente la posibilidad de renuncia.

 

El Tribunal Supremo, por su parte, considera que si bien es cierto que “tal posibilidad no está expresamente prevista en la norma, tampoco está expresamente prohibida, porque la situación descrita no implica, en modo alguno, una renuncia al derecho a la prestación de jubilación, sino la manifestación de no querer disfrutarla en la cuantía reconocida para solicitarla más adelante”. Es decir, cuando el beneficiario “lo estime más conveniente para sus intereses, y se den otras circunstancias (de carencia y cotización) que puedan suponerle una prestación mayor”.

 

No se trata de una operativa ilegal, añade el Supremo, ni puede entenderse que implica renunciar a una prestación pública de la Seguridad Social que, por otro lado, podría no disfrutarse con el simple hecho de no solicitarse nunca; no se renuncia a los derechos, añade.

 

Además, la solicitud de jubilación no es obligatoria para quienes cumplan la edad ordinaria de jubilación, y el sistema permite e incluso incentiva la prolongación de la vida activa.

 

 

 

LA “DESJUBILACIÓN”

 

Toda una vida esperando retirarse y cobrar la pensión y resulta que el panorama está cambiando

 

Es preciso abordar la tendencia de alargar la vida laboral cuando llega el momento de jubilarse. Incluso el paso que dan algunos de volver al puesto de trabajo una vez retirados. La desjubilación. “Un sorprendente 20% de los ya jubilados están reconsiderando su estatus y sopesando volver a la carga”, detalla un estudio de Randstad.

 

Desde una perspectiva empresarial, este fenómeno podría inyectar una diversidad generacional valiosa en el tejido laboral y la Harvard Business Review destaca cómo equipos compuestos por miembros de distintas generaciones pueden fusionar habilidades y experiencias complementarias para fomentar una colaboración más productiva y mejorar el rendimiento general.

 

Los guarismos son tan mágicos que tienen prevalencia legal: educarnos, ser ciudadanos de pleno derecho y jubilarnos y hay ciertos guarismos relacionado con la edad que conforman una especie de trinidad que los hace mágicos: 6 – 18 – 65. A los 6 años es cuando, sí o sí, tenemos que ir al colegio; a los 18, cuando podemos votar, conducir, solemos acudir a la universidad o tener presencia en el mundo laboral, es cuando nos presentamos en sociedad como adultos y a los 65… cuando empezamos a despedirnos.

 

En algún momento esos hitos quizás tuvieron sentido, pero con el tiempo son estereotipos, que lo único que tienen de real es la cronología, que no responde ya ni a la biología (la salud, las facultades físicas) ni a la experiencia emocional de las personas, la edad sentida que es la que de verdad da sentido y que es difícil de establecer con ella una categoría legal.

 

¿Realmente son los 65 años de ahora idénticos a los de 1919 cuando se estableció ese guarismo mágico? Evidentemente no, nadie se lo cree. El esfuerzo físico realizado, la falta de higiene y salud de 1919 nada tienen que ver con la realidad de 2024. Hace 100 años, con 65 años eras un anciano, resignado a sentarte a la puerta del hogar, abrazado a un bastón, con la boina bien calada y a esperar. Ahora, con esa misma edad, faltan horas en el día para realizar todas aquellas actividades que apetece hacer, pues se tiene salud, dinero y amor, como para andar desperdiciando la vida sentado a la puerta de tu casa esperando a la parca. Hay que armarse de paciencia, porque la esperanza de vida en España está en los 85 años

 

Todos sabemos que la ley es lenta y siempre va por detrás de las demandas de la sociedad. A partir de cierta edad, no se pide opinión, se van restando responsabilidades y así, de manera ineluctable, el hecho cronológico, no biológico o emocional, triunfa.

 

Sin embargo, cuando viajamos, asistimos al cine, al teatro o a una exposición, cuando corremos por un parque o hacemos ejercicio en un gimnasio, si dejamos caer la vista a nuestro alrededor nos damos cuenta de que son muchas las personas de esa edad que están compartiendo con nosotros la actividad, que tienen una conversación interesante y un juicio bien formado sobre temas de actualidad. Es preciso valorar a las personas por lo que son y no por lo que su partida de nacimiento presupone que son.

 

Paulatinamente tenemos que incorporar un neologismo a nuestro léxico, DESJUBILACIÓN: muchos seniors pretenden convivir más que sobreviviry seguir siendo, hasta donde les dejan, útiles y productivos a la sociedad.

Se dice, se comenta, se justifica que el trabajo de los seniors va contra el trabajo de los jóvenes, pero esta banda serán un tercio de la población española en 2050, y tendrán más salud, conocimientos y energía que ahora.

 

Nos encaminamos, querámoslo o no, hacia una sociedad de desjubilados, donde surgirán nuevas formas de trabajo y convivencia, amparadas en esta nueva realidad y en el desarrollo tecnológico y la inteligencia artificial.

 

HAY TODO UN MUNDO DE POSIBILIDADES POR EXPLORAR

 

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