Para la sostenibilidad del sistema, se propone el milagro de los panes y los peces. A la “trampa Yolanda” de los fijos discontinuos, se suma ahora la “trampa Escrivá” de las cotizaciones inservibles.
La coalición de PSOE, Unidas Podemos y los sindicatos de clase (UGT y CCOO) falsifican su chapuza como un pacto de Estado (¿qué Estado?). La Comisión Europea ha optado por un “allá ustedes”. Ante las medidas de gobierno basadas en el permanente engaño, debemos fijarnos, más que en las propias mentiras, en para qué se miente: el objetivo es que la mentira pueda pasar por verdad. En realidad estamos ante un panfleto electoral
El plan de Escrivá nada tiene que ver con el objetivo de hacer sostenible su financiación, sino con unir la coalición sanchista. Ese es el programa electoral del PSOE. Lleva la marca de la peor de las hipocresías, la de hacer creer a la gente que lo difícil es fácil. Puro sanchismo
Los expertos economistas que ponen el acento en dos aspectos fundamentales: por un lado, un aumento de recaudación, debido al incremento de las cotizaciones sociales, aumento que, eso sí, será exiguo -apenas 8.000 millones de euros, y no los 15.000 que prevé el Gobierno- y, por otra parte, de aquí a 2050, y gradualmente, se prevé también un repunte significativo del déficit público hasta dejar un agujero de 4,4% de PIB, alrededor de 55.000 millones de euros.
La reforma de pensiones del Gobierno de Pedro Sánchez condena al componente contributivo del sistema de pensiones a un déficit básico (antes de las transferencias) elevado y rápidamente creciente durante las próximas décadas, que habrá que cubrir con ingresos generales (o deuda). De aquí a 2050 tendremos que inyectar cada año a la Seguridad Social recursos extra por valor de unos 4,5% puntos del PIB, lo que viene a ser el 60% de la recaudación por IRPF. Y tal presión dejará poco margen para financiar un mayor gasto en casi cualquier otra cosa, incluyendo la sanidad y dependencia, con necesidades rápidamente crecientes debido al rápido envejecimiento de la población
A propósito de la luz verde de Bruselas, como ha afirmado el Gobierno, para a cambio recibir la última partida de los fondos Next Generation, el Ejecutivo ha presentado esta reforma a la Unión Europea bajo la hipótesis de que, con los incrementos de las cotizaciones, cubrirán el desfase del sistema, pero realmente incrementa el gasto paralelamente y, además, no parece lo más probable que vaya a mantenerse la recaudación pretendida si dichas medidas provocan un freno en la actividad y el empleo
Pero la reforma de las pensiones no sólo será “insuficiente” para equilibrar el sistema y acabar con su déficit, sino que tendrá un efecto negativo en el empleo a largo plazo. El aumento gradual de las cotizaciones sociales hasta el 1,2% en 2029 acabará reduciendo la actividad y el empleo en la misma medida, ya que cada punto de PIB de aumento de cotizaciones sociales significa un punto menos de empleo y estaríamos hablando del orden de 200.000 empleos a largo plazo. Pero el aumento de las cotizaciones es gradual, se va produciendo poco a poco, por lo que este lastre al crecimiento del empleo acumulado a largo plazo, no es una respuesta instantánea y la mentira tardará en descubrirse
Es preciso recordar que el propio Escrivá esgrimía en abril de 2019, cuando era presidente de la AIReF justo antes de ser ministro, que las cotizaciones sociales en España superan “en seis puntos la media de la OCDE” y que no había que subirlas en ningún caso.
