Logra la mejor ratio desde la Gran Recesión pero lejos de su mínimo histórico
Los datos aún son peores que los de antes de la burbuja inmobiliaria
La reforma del mercado de trabajo aprobada a finales de 2021 ha disparado el empleo indefinido y esto ha tenido un impacto directo en la rotación laboral, aunque los datos siguen dando vértigo: en 2023, un total de 6,8 millones de personas se repartieron 15,4 millones de contratos. Una media de 2,26 contratos por cabeza. Se trata de una mejora notable respecto a los niveles registrados antes de la pandemia, pero superan los de antes del estallido de la Gran Recesión. Aunque entonces solo un 9% de los contratos firmados eran indefinidos y ahora rozan el 43%.
Los datos del Informe del Mercado de Trabajo Estatal que elabora el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) reflejan una evolución a lo largo de los últimos 23 años que cabría tachar de ‘decepcionante‘ de este indicador, que se puede considerar como una de las claves para entender la precariedad laboral. Y que sirve para poner el contexto el verdadero alcance del desplome de la tasa de temporalidad en los dos últimos años.
El informe insiste en que el índice de 2023 es el más bajo de los últimos diez años, aunque el mínimo anterior se remonta a 2009, cuando se situó en el 2,2, en un contexto de intensa recesión económica y destrucción de empleo. Eso sí: los diez años que toma como referencia el SEPE estuvieron marcados por la reforma laboral aprobada por el Gobierno del PP, y la recuperación del mercado laboral tras la crisis.
Diferencias por sectores y puestos de responsabilidad
Hay que tener en cuenta que la referencia de 2,26 contratos por persona es una media y no se reparte igual ni por sectores ni por puestos de actividad. Así, por ejemplo, los contratos para un puesto directivo tienen una rotación de 1,09, mientras que un trabajador de ocupaciones elementales firma 2,19 contrato de media al año. Aunque el factor diferencial es el sector de actividad.
Seis de las secciones de actividad económica superan el umbral de los dos contratos por persona: las actividades agrarias (2,57), la industria manufacturera (2,04), logística (2,01), el sector TIC (2,18), sanidad y servicios sociales (2,17) y las actividades artísticas y recreativas (2,21). Estos últimos son uno de los pocos profesionales cuya rotación repunta respecto a 2022 (desde un índice de rotación de 2,18) tendencia que coincide con la creación de un nuevo contrato específico para el sector. Por contra, la hostelería sale de ese grupo tras bajar de 2,01 a 1,92.
El índice de rotación de los contratos sigue lejos del mínimo de la serie histórica. Descontando los años de la crisis financiera, en los que la ‘mejora’ se debió a que menos personas encontraban trabajo y firmaban contratos, los niveles de 2023 se equiparan con los de 2004, en pleno epicentro de la ‘burbuja inmobiliaria’. Un año en el que solo un 8,7% de los contratos eran indefinidos. Un porcentaje casi cinco veces inferior al que anotaba en 2023.
En todo caso, el índice de rotación más bajo registrado sigue siendo el primero de la serie histórica: el del año 2000, cuando la tasa de temporalidad llegaba al 91% pero la ratio de contratos por trabajador llegó al 2,1. Nunca se ha bajado de una media de dos contratos por persona al año. ¿Pero por qué no ocurre cuando se firman más contratos que nunca?
La paradoja de las personas contratadas
La clave es que, aunque el número de contratos se ha reducido sustancialmente, el número de personas que los firman ha retrocedido mucho menos. Así, en 2023 se realizaron 6,8 millones de contratos menos que el 2019 (máximo se la serie histórica), pero el número de personas que los firman se redujo seis veces menos, en 905.423.
Para el Gobierno este dato es positivo: que el número de personas descienda menos que los contratos implica que no se produce destrucción de empleo y la brecha entre unos y otros, la rotación laboral, se reduce. Pero este análisis no deja de ser paradójico: en un país que aún afronta un escenario de intensa creación de empleo como el del pasado año (incluso con algunos sectores hablando de falta mano de obra), las personas que firman contratos no aumentan o, cuando menos, se mantengan. Sobre todo, cuando la tasa de paro aún orbita en el 12%.
Dicho de otra forma: aunque el número de contratos caiga el de personas que los firman deberían aumentar porque significa que encuentran trabajo. Esto reduciría sustancialmente no solo la rotación de la contratación, sino el desempleo, como ocurre en otros países europeos. Algunos, como Holanda, incluso con mucho mayor peso de la contratación temporal que España.
Esta comparativa resulta especialmente preocupante si recordamos que nuestro país sigue teniendo la mayor ratio de entradas y salidas de la ocupación de la Unión Europea, junto a la mayor tasa de paro de los 27. Esto apunta a que, aunque la reforma laboral ha revertido el auge de la rotación laboral acumulado desde la crisis financiera, hay otros factores que explican la volatilidad del mercado laboral más allá del tipo de contratos. Y están lastrando la creación de empleo estable.
Fuente: El Economista La volatilidad aún lastra al empleo: se firman 2,26 contratos por persona pese a la reforma laboral (eleconomista.es)